Estos tigres son un aperitivo que siempre ha triunfado en mi familia. Tienen la cremosidad de la bechamel y ese sabor a mar que nos dan los mejillones y los langostinos. Hay multitud de variantes, y hoy os traigo la receta de mi madre, a quien siempre he oído decir que no le gusta cocinar, pero que hace unos platos sabrosísimos 😉
En realidad, no deja de ser como comerse una rica croqueta de mejillones, pero como va presentada sobre su propia concha, pues tiene su gracia. Los podemos hacer picantitos o no, pero a mí me parece que el picante, en su justa medida, le da un toque muy especial, aunque si no os gusta o hay niños pequeños podéis prescindir de él.
Preparación de los Tigres, receta de mejillones rellenos
- Limpiamos muy bien los mejillones con un cuchillo, raspando bien las cáscaras y retirando las barbas. Los abrimos en una cazuela con el vino blanco y una hojita de laurel. Retiramos los mejillones de las conchas y reservamos tanto los mejillones como las medias conchas más hermosas. Reservamos también el agua de los mejillones y la colamos.
- Picamos finamente la cebolla y el diente de ajo y los ponemos a rehogar en una cazuela con un poco de aceite. Añadimos también un poco de sal y el trozo de cayena bien picadito.
- Mientras, picamos los langostinos crudos y los añadimos al sofrito. Removemos. Picamos también los mejillones y el huevo cocido, y los incorporamos a la mezcla.
- Añadimos la harina y rehogamos brevemente para que se tueste. Añadimos medio vaso del agua de cocción de los mejillones, que le dará un sabor estupendo.
- Seguimos cocinando, e iremos añadiendo la leche poco a poco sin dejar de remover, hasta que lleguemos al espesor conveniente. Según mi madre, la mezcla “te va pidiendo”, y os aseguro que a mí al principio no me pedía nada, pero ahora, con la práctica, os puedo decir que la masa estará lista cuando al pasar la espátula por la sartén quede un “surco limpio” y le cueste un poquito cerrarse. Ponemos a punto de sal y retiramos del fuego.
- Dejamos templar un poquito la masa y rellenamos cada concha del mejillón con la mezcla. Dejamos enfriar para que se endurezca la masa.
- Los pasamos por harina, huevo y pan rallado. He utilizado pan rallado de ajo y perejil, que le da un sabor muy rico. En este punto podemos congelarlos, y estarán igual de estupendos.
- Los freímos en abundante aceite hasta que se dore el exterior. Primero lo haremos por la parte del relleno, para que queden bien sellados, porque si no se abrirán y la presentación quedará muy desmejorada.
Resultado
Con estas cantidades han salido 30 tigres.
Una forma de restar calorías a esta receta es hacer los tigres al horno. Para ello, dejaremos la bechamel algo más líquida que para freír, espolvorearemos pan rallado de ajo y perejil, y pondremos una gota de aceite por encima. Los hornearemos unos 5 minutos a 200º, o hasta que los veamos tostaditos. Personalmente me gustan más fritos, pero a veces ¡toca cuidarse!
Merece la pena trabajar un poco más y hacer tigres de sobra y congelarlos, para así poder disponer de este riquísimo aperitivo en cualquier momento, ¡aunque no sea fiesta! 😉