Un racimo de plátanos

Un racimo de plátanos iStock

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Ni en la nevera ni en el frutero: así debes guardar los plátanos en verano para que no se pongan negros enseguida

Con los cuidados adecuados, los plátanos serán un placer dulce, sano y duradero en nuestros hogares, incluso cuando el termómetro se dispara.

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Cuando los termómetros marcan temperaturas que serían capaces de freír huevos sobre el asfalto, conseguir que las frutas que tenemos en casa aguanten varios días en buen estado se convierte casi en una odisea.

Entre todas, hay una que destaca por ser especialmente delicada. Hablamos del plátano.

Presente en muchos de nuestros hogares por su sabor dulce, su riqueza de nutrientes y su versatilidad en la cocina, esta fruta tropical tiene, sin embargo, un talón de Aquiles cuando llega el verano. Se estropea rápidamente.

En cuestión de días, su piel comienza a cubrirse de manchas oscuras y, si no actuamos a tiempo, pueden terminar en la basura.

Esta situación, por la que tantos de nosotros hemos pasado alguna vez, ha dado pie a una multitud de trucos populares que, aunque tienen buenas intenciones, no siempre ofrecen los resultados esperados. 

Guardar los plátanos en la nevera, un error

Uno de los primeros impulsos, sobre todo cuando las temperaturas superan los 25 °C, como está pasando estos días en muchos puntos de España, es guardar los plátanos en la nevera.

A simple vista, parece una decisión sensata. Nos han enseñado que en frío todo se conserva mejor y que ralentiza la maduración de la mayoría de las frutas. Sin embargo, este razonamiento no se aplica bien a los plátanos.

El plátano es una fruta tropical que empieza a sufrir lo que se conoce como daños por frío cuando se expone a temperaturas por debajo de los 12 °C. Esta alteración se manifiesta, en primer lugar, en su piel, que se vuelve negra con rapidez.

Pero los efectos no se acaban ahí. A nivel interno, el proceso de transformación de almidón en azúcares se interrumpe. El resultado es un plátano menos dulce, con una textura harinosa y poco apetecible.

Es importante destacar que la nevera sólo resulta útil cuando el plátano ya ha alcanzado su punto óptimo de maduración y queremos conservarlo uno o dos días más.

En ese caso, el frío sí puede ser una aliada momentánea. Pero si se recurre a esta opción nada más comprar la fruta, lo más probable es que acabemos con un producto con mal aspecto y peor sabor.

¿Por qué no en el frutero?

Ante el fracaso del frigorífico, muchos optan por el frutero, convencidos de que, si se van a comer en pocos días, es el entorno más natural. Una fruta acompañada de otras frutas. Pero en verano, el frutero puede convertirse en una trampa.

En muchas cocinas, los fruteros están situados cerca de ventanas soleadas, placas de cocina u hornos. En estas condiciones, el plátano queda expuesto a una temperatura elevada que acelera su maduración de forma considerable.

Como si esto no fuera suficiente, a menudo comparte espacio con otras frutas como manzanas, peras o tomates, que emiten etileno, un gas que, aunque natural, acelera la maduración y oxidación del plátano.

Así, lo que en los meses fríos podría ser una solución efectiva, en verano no hará nada más que acelerar el desastre.

Los plátanos, mejor a la sombra

Entonces, ¿cómo debemos guardar los plátanos en verano para evitar que se pongan negros enseguida? Fácil, necesitan sombra, buena ventilación y temperatura templada.

El lugar ideal es una zona fresca de la casa, alejada de fuentes de calor y de la luz directa. Puede ser una despensa ventilada, una estantería en un pasillo interior o incluso una encimera que no reciba luz solar ni se encuentre cerca del horno.

Lo importante es que la temperatura se mantenga constante, preferiblemente entre 15 °C y 20 °C, y que haya buena circulación de aire. Un truco adicional que puede ayudar es colgarlos, como se hace en algunos países tropicales.

Además, si hemos comprado varios y pensamos que no los vamos a consumir todos en pocos días, una opción útil es separar los plátanos del racimo principal dividiéndolos en racimos más pequeños y envolver el tallo en un trozo de papel film.

Al mantenerlos unidos, la concentración de etileno en su entorno próximo es mayor. Separarlos reduce esta acumulación y ralentiza su maduración.

¿Qué hacer si se han madurado demasiado?

Incluso con las mejores condiciones, en verano es difícil evitar por completo que algún plátano madure más rápido de lo esperado. Pero eso no significa que haya que tirarlo.

Un plátano muy maduro sigue siendo perfecto para preparar batidos, bizcochos, tortitas o incluso helados caseros. Su dulzor se potencia y su textura, aunque blanda, es ideal para este tipo de preparaciones en las que será un buen sustituto del azúcar.