Jordi Cruz (47), chef Michelin, en un montaje de El Español

Jordi Cruz (47), chef Michelin, en un montaje de El Español iStock

Aprende a cocinar

Jordi Cruz (47), chef Michelin, sobre las galletas: "Para que no se pongan blandas, las guardo con 2 trozos de pan"

Da igual si son caseras o compradas, cuando una galleta deja de estar crujiente es como si hubiera perdido su razón de ser. Jordi Cruz tiene el mejor truco para evitarlo.

Más información: Ni huevo ni leche: la receta de galletas para los que nunca han hecho galletas con solo 3 ingredientes

Publicada

"¡Madre mía, qué disgusto cuando te apetece una galletita bien crujiente, abres el bote y está blandurria!" Así arranca el chef Jordi Cruz un vídeo subido a su perfil de Instagram en el que cuenta el truco más sencillo para que las galletas aguanten crujientes más tiempo.

El cocinero, con varias estrellas Michelin y una larga trayectoria en la alta cocina, comparte en la grabación un método sencillo y al alcance de cualquiera para decirle adiós para siempre a las galletas blandas.

Es algo fácil como poner un par de trocitos de pan sobre las galletas en el bote en el que las guardamos. Así, al cerrar el frasco, el pan se convierte en una barrera natural contra la humedad.

Según explica el chef, este alimento absorbe con rapidez la humedad presente en el aire del interior del recipiente, actuando como un desecante improvisado y protegiendo así la textura crujiente original.

¿Por qué se ponen blandas las galletas?

Las galletas pierden su firmeza por un fenómeno bien conocido. Su composición, rica en almidones y azúcares, las hace muy sensibles a la humedad ambiental.

Cuando se almacenan en recipientes que no son herméticos o se exponen al aire con frecuencia -cuando estamos abriendo y cerrando el bote constantemente-, tienden a captar moléculas de agua que reblandecen su estructura.

El truco que muestra Jordi Cruz se basa precisamente en alterar el equilibrio interno de humedad del envase. El pan absorbe antes que la galleta el exceso de vapor de agua. De este modo, actúa como un "imán" higroscópico que retiene la humedad y evita que las galletas la asimilen.

Este sencillo método también permite reducir el desperdicio alimentario, ya que evita que un lote de galletas pierda calidad en pocos días. Además, no altera su sabor, no añade aromas extraños y no requiere invertir en accesorios adicionales.

Otros trucos para conservar las galletas

Más allá del truco del pan, existen otras prácticas igualmente efectivas para conservar la textura crujiente. Una de ellas es emplear recipientes verdaderamente herméticos, que limiten el intercambio de aire. Estas soluciones funcionan especialmente bien en zonas con elevada humedad ambiental.

También es útil introducir en el bote pequeñas bolsitas de gel de sílice aptas para uso alimentario -las mismas que acompañan algunos productos comerciales-, cuyo poder absorbente contribuye a mantener el entorno seco.

Otra alternativa frecuente consiste en guardar las galletas en un lugar fresco y alejado de fuentes de vapor, como la zona opuesta a la cocina o un armario alto.