Granos de café.

Granos de café.

Actualidad gastronómica

El año en el que el café alcanzó su precio más alto: así es cómo los productores hacen frente a un mercado en crisis

Este año el precio del café alcanzó los 7,23 euros por kilogramo, el nivel más alto registrado en las bolsas internacionales desde hace décadas.

Más información: Cómo hacer en casa un café de especialidad como si fueras un barista

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Cada mañana, más de 3.000 millones de tazas de café se sirven en todo el mundo. En oficinas, cocinas y cafeterías, el aroma inconfundible del grano tostado sigue siendo un ritual global. Pero detrás de ese gesto cotidiano hay un cierto regusto a preocupación porque el café nunca había sido tan caro.

En febrero de este año, el precio del café como materia prima alcanzó los 7,23 euros por kilogramo, el nivel más alto registrado en las bolsas internacionales desde hace décadas. Aunque el valor ha bajado desde entonces (5,32 euros/kg en julio), sigue muy por encima del precio de hace apenas un año (3,52 €/kg).

La taza diaria cuesta ahora más, y el motivo no se limita al capricho de los mercados: el planeta mismo está cambiando las reglas del juego.

Café torrefacto quemado.

Café torrefacto quemado.

El café crece en lo que los expertos llaman el 'cinturón del café', una franja comprendida entre los trópicos de Cáncer y Capricornio. Allí, unos 25 millones de agricultores cultivan el grano que mueve el segundo producto más comercializado del mundo, después del petróleo.

Sin embargo, las condiciones que hicieron de estas tierras el paraíso del cafeto están en crisis. Brasil, responsable de casi un tercio del suministro mundial, ha sufrido la sequía más severa en 70 años, con cosechas devastadas por la escasez de agua.

En Vietnam, segundo productor global, la situación se ha invertido: tras un periodo de sequía, el país se enfrentó a inundaciones que arrasaron plantaciones enteras. Entre ambos, estos gigantes abastecen el 56% del café mundial.

“Con el cambio climático, la probabilidad de que haya malas cosechas en todos los países aumenta”, explica Arturo García, de la firma Global Social Impact Investments. “Eso es lo que ha ocurrido este año, y lo que seguirá ocurriendo con más frecuencia”.

Cadenas tensas y conflictos globales

A los problemas meteorológicos se suma un cóctel de factores geopolíticos y logísticos. Las tensiones internacionales y los conflictos armados han encarecido el transporte marítimo, mientras que la subida de aranceles ha llevado a muchos países a acumular reservas, presionando la demanda en un contexto de escasez.

La analista Laleska Moda, de la consultora Hedgepoint, explica que “desde finales de 2024, las grandes empresas han comenzado a trasladar estos costes al consumidor final”. El resultado se nota ya en los lineales de los supermercados y en las cartas de las cafeterías: un espresso que hace dos años costaba 1,20 euros hoy ronda los 1,60.

Una taza de café.

Una taza de café.

El café arábica, el favorito de los consumidores europeos por su aroma delicado y su menor contenido de cafeína, concentra entre el 60% y el 80% de la producción global.

Brasil, Colombia y Etiopía dominan este mercado, pero también son los más vulnerables al aumento de temperaturas y a enfermedades como la roya del cafeto, que devasta las hojas de la planta.

Por su parte, la variedad robusta, más amarga y con mayor concentración de cafeína, resiste mejor el calor y las plagas. Se cultiva principalmente en Vietnam, Indonesia, Uganda e India. No obstante, incluso esta variedad empieza a mostrar límites frente a los extremos climáticos.

Según el Ministerio de Agricultura de Brasil, la producción de arábica caerá un 12,4% este año, lo que confirma una tendencia preocupante: cada vez se produce menos café de calidad premium en las regiones tradicionales.

Paradójicamente, mientras el precio internacional del café sube, los agricultores no ganan más. Los costes de producción, fertilizantes y transporte también han aumentado, reduciendo sus márgenes.

En Brasil, unas 265.000 familias dependen directamente del cultivo del café, mientras que en Etiopía —donde el grano aporta cerca del 5% del PIB nacional— las variaciones del clima están modificando la geografía del cultivo.

Según un estudio de la agrónoma Mathilde Duvallet, alrededor del 15% de las tierras aptas actuales podrían volverse inadecuadas para el café antes de fin de siglo.

“El desafío no es solo mantener la producción, sino adaptarla”, advierte Duvallet. “Sistemas de sombra, riego eficiente y nuevas variedades resistentes al calor podrían ser la clave para sostener el futuro del café”.

El futuro del café que bebemos

En Europa, que representa casi un cuarto del consumo mundial, la preocupación va más allá del precio. Las cafeterías especializadas y las grandes marcas exploran alternativas como cafés de origen único, prácticas sostenibles y mezclas que equilibran calidad con disponibilidad.

Pero la verdadera incógnita es si el café seguirá siendo tan accesible como lo ha sido hasta ahora. El impacto climático, las tensiones globales y la presión sobre los pequeños productores amenazan con cambiar para siempre la economía del grano más querido del planeta.