Un trozo de tarta.

Un trozo de tarta.

Actualidad gastronómica

Va a un bar de Ibiza, lleva una tarta para soplar las velas en su cumpleaños y no da crédito a la cuenta: "Me parece muy triste"

Paga más de 600 euros por celebrar su cumpleaños en un restaurante de Ibiza y alucina con este detalle en la cuenta.

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Los bares y restaurantes ubicados en zonas turísticas en España, como es el caso de Ibiza, no han dejado de acumular titulares y publicaciones en redes sociales en los últimos años, precisamente por sus elevados precios o por polémicos extras difíciles de justificar en la cuenta. Esta vez, uno de los últimos casos más polémicos lo ha vuelto a sacar a la luz el creador de contenido Jesús Soriano, más conocido en redes sociales como Soy Camarero.

En este caso, en la publicación se puede ver un ticket que ha compartido un cliente que celebró su cumpleaños en un establecimiento de Ibiza y se encontró con un cobro inédito: un total de 27,50 euros por cortar la tarta que él mismo había llevado.

La cuenta total asciende a 697 euros, repartida en consumiciones que incluyen 11 menús de residente (440 euros), 6 caipiriñas de maracuyá (78 euros), bebidas varias y el citado "extra" por cortar la tarta. Una indignación que en este caso no surgió por el precio del menú o las bebidas, esperable en un destino como Ibiza, sino por ese recargo adicional no comunicado previamente.

Un tipo de prácticas que, aunque legales, si están reflejadas en la carta o advertidas con antelación, no dejan de generar rechazo entre la gran mayoría de clientes sobre todo cuando no se informa de ellas de forma transparente. Un coste por cortar la tarta que en este caso no se habría avisado previamente, un detalle que ha desatado la polémica también en redes.

Una polémica que ha reabierto un debate real sobre lo que es y no es un servicio justificado. Uno de los comentarios es el de un extrabajador del sector: "Yo he sido camarero y me parece muy triste cobrarle a alguien casi 30 euros por cortar la tarta, no me parece mal cobrar un pequeño recargo, pero ese restaurante es una estafa", asegura.

Otro destaca el desglose más que el corte: "Es más preocupante los 5 euros por la Coca Cola y los 4 euros por el agua, pues después de haber pagado 11 menús y 30 bebidas me parece un abuso". Y la sensación generalizada es que se está perdiendo el sentido común en algunos locales de zonas turísticas: "Ya estamos llegando a unos límites que da asco salir por ahí. Nos van a acabar cobrando por sentarnos en una silla".

Aún así, también hay quien defiende la posición del restaurante en este caso por la venta de postre perdida y el tiempo invertido: "Muy bien, estoy seguro de que la tuvieron que guardar, cortar, emplatar, servir, recoger, fregar los platos y cubiertos usados y encima perder la venta de postre. Totalmente justo cobrar ese servicio". Una minoría que recuerda que todo servicio tiene un coste, aunque el verdadero problema, como coinciden muchos, es no haberlo avisado de antemano.