Carlos Casillas,

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Actualidad gastronómica

Carlos Casillas, responde a las acusaciones contra Barro: “No debo dinero a nadie y jamás se ha retrasado una nómina”

El éxito inicial y la obtención de la estrella Michelin del joven abulense generaron expectativas e impulsó el traslado a un edificio de tres plantas, que ha desembocado en un conflicto con el propietario.

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En noviembre de 2023 Carlos Casillas sorprendía al mundo gastronómico al conseguir la primera estrella Michelin para Ávila, convirtiéndose con ello en el chef más joven en lucir el florón de la Guía Roja.

No solo eso: Barro, su restaurante, recibía también la estrella verde Michelin por su compromiso con la sostenibilidad, todo ello a los siete meses de abrir sus puertas. Un año más tarde, Casillas fue nombrado Mejor Chef Joven de la Guía Michelin .

Barro nació en un espacio de apenas 16 metros cuadrados y, en tiempo récord, se trasladó a un imponente edificio de 1.700 metros cuadrados, una antigua fábrica harinera rehabilitada con vistas privilegiadas a la muralla de Ávila que se ha convertido en objeto de disputa entre el chef y el propietario, Andoni Nieto: “Esto es el casero que se pelea con los inquilinos”, resume Casillas.

Las vistas de Barro desde su terraza.

Las vistas de Barro desde su terraza.

Tras la obtención de la estrella Michelin, el propietario del edificio cambió de postura respecto al proyecto, lo que desencadenó demandas cruzadas y una batalla legal por el control y la viabilidad del restaurante.

Estos hechos se hicieron públicos el pasado domingo con la publicación de un artículo en el periódico en El Confidencial, que sacaba a la luz una demanda de desahucio por parte de Azurea Inicial (propiedad de Nieto y Maribel Jiménez Blázquez) por un importe de 650.000 euros, con juicio fijado para febrero de 2026.

Ante las acusaciones de impagos y conflictos empresariales, Casillas ha accedido a aclarar, en una conversación con Cocinillas El Español: "Es todo mentira. Es la herramienta que tienen para atacarnos. Cuando se orquesta la estrategia para ir contra nosotros porque nuestra vulnerabilidad es pública, es una mierda”, afirma, visiblemente afectado por la situación.

“La persona que es propietario del edificio me ofrece llevar Barro ahí porque no tiene una solución para el inmueble. Al cabo de unas semanas, cambia radicalmente de opinión. Dice que deja de confiar en el proyecto, incumple los acuerdos firmados y desde ese momento su única intención ha sido que abandonemos el edificio. Sus razones, las desconozco”.

El chef insiste en que el arrendador no es socio del restaurante, sino simplemente el propietario del local, y que la disputa es puramente contractual. “La denuncia existe, pero lo que no se cuenta es que nosotros interpusimos denuncias previas porque él incumplió los contratos que teníamos firmados”, puntualiza.

Asegura que ni él ni su socio han incumplido ningún acuerdo económico: “Yo no debo dinero a nadie. A nadie jamás se le ha retrasado ni un solo pago de nóminas”, recalca. En los momentos más difíciles, de "septiembre a octubre" del año pasado priorizó el pago a proveedores y empleados por encima de su propia remuneración: “Yo personalmente, destiné mi dinero y me quité cualquier tipo de remuneración económica por parte de la empresa para priorizar a proveedores y al equipo”.

La sala de Barro.

La sala de Barro.

Casillas se muestra especialmente dolido por las acusaciones de impagos a proveedores y retrasos en nóminas. “Todas las relaciones con proveedores, equipos, clientes están bien. Cuando se incumplen los contratos, nos vimos en la situación de tener que encontrar una vía para financiar todo lo que de repente se había quedado al aire. Hablamos con los proveedores para presentar la situación y ver de qué manera podíamos hacer frente a los pagos lo antes posible”.

Sobre el caso concreto de Pedro Perles, encargado de las ilustraciones, el chef aclara: “Nos ha querido cobrar por cosas que no se habían realizado y decidimos no seguir adelante porque no estábamos satisfechos”. "SVK es la empresa que encargada de los interiores, a Francisco le llamaron para entrevistarle cuando estaba con él, no le debo ningún dinero" explica sobre otra de las acusaciones que se comentan en el texto publicado. "El otro día vino a la apertura de Surco y hace unas semanas celebró la preboda de su hijo en Barro".

Barro, gracias a un "crecimiento orgánico y sostenido", se ha convertido en uno de los referentes gastronómicos de España. “Si de algo estoy orgulloso de Barro es que, a nivel de facturación, en todo momento desde que abrimos ha sido un proyecto rentable. Para mí la parte económica es tan importante como la gastronómica, porque una sin la otra no se entiende”, explica Casillas, reivindicando la importancia de la gestión en la alta cocina.

El chef también destaca la apertura de su nuevo proyecto, Surco, como muestra de la buena salud de su empresa. El restaurante, que ocupa la primera planta del edificio, ha abierto sus puertas la semana pasada con una propuesta más accesible e informal: "Qué casualidad que esa misma semana sale una noticia contra nosotros”.

Ataques personales y presión mediática

Casillas reconoce que la exposición mediática le ha hecho vulnerable y que ha recibido amenazas y presiones. “Me tengo que enfrentar a amenazas de cuentas falsas, las presiones están ahí. Es muy fácil ir contra una persona con 25 años que ha abierto un proyecto mediático en una ciudad pequeñita”, lamenta.

A pesar de todo, el chef se mantiene firme en su compromiso con el equipo y la ciudad: “Pongo todo lo que está en mi mano para que la gente trabaje feliz, para que los proveedores cobren lo que tienen que cobrar. Cuando de repente te ves que da igual lo que hagas, que hay cosas que están en tu contra, es duro”.

Lejos de dejarse abatir, Carlos Casillas mira al futuro con determinación. “Estamos más fuertes que nunca. No tenemos nada que ocultar y sigo con la misma convicción. Esta semana entra un plato nuevo en Barro, la semana que viene va a entrar otro. Lo que nos importa es seguir creando, seguir disfrutando del trabajo, que siga viniendo gente y seguir con la sonrisa”.

El chef concluye con un mensaje de esperanza: “Dentro de un tiempo se podrá hablar con la tranquilidad de saber que todo está resuelto y que hemos hecho las cosas bien. Yo dejaré de hablar de cocina cuando vaya a un congreso, para hablar de esto porque esto es mucho más importante, porque esto es la vida real”.

Mientras tanto, las reservas en Barro y Surco siguen llegando, prueba de que el respaldo de clientes, proveedores y compañeros de profesión permanece intacto. Casillas, el chef que soñó con cambiar la gastronomía de Ávila, sigue defendiendo su proyecto con la misma pasión con la que cocina cada día.