Oliver Laxe y algunas vistas de Navia de Suarna

Oliver Laxe y algunas vistas de Navia de Suarna Wikimedia Commons

Actualidad gastronómica

El pueblo gallego de cuento donde Óliver Laxe tiene su casa: así de bien se come en las montañas lucenses

El cineasta, hijo de padres gallegos, acaba de recibir el Premio del Jurado en el Festival de Cannes por su película Sirat.

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Después de recoger su premio, otro más, en el Festival de Cannes, el director gallego volaba rumbo a Santiago de Compostela para desde ahí viajar al pueblo de las montañas lucenses en el que vive desde hace cuatro años.

Tal como hizo en 2019 con O que arde, el cineasta, nacido en París, pero criado en Navia de Suarna, ha celebrado el éxito con sus vecinos, donde ha tenido lugar el preestreno de Sirat, la película con la que ha triunfado en esta ocasión.

En el lugar de Vilela, en la parroquia de Santa María de Son, perteneciente a este municipio lucense de 979 habitantes, se encuentra la casa donde reside actualmente el director.

En pleno corazón de Os Ancares, una de las regiones más salvajes y genuinas de Galicia, esta vivienda, conocida como Casa Quindós, se alza rodeada de frondosos bosques llenos de vida en un entorno natural de gran belleza.

Casa Quindós no es solo un refugio en la montaña, sino también un lugar cargado de memoria y significado personal para Laxe. Fue la casa de sus abuelos y el escenario de sus juegos infantiles.

Años más tarde y con apoyo institucional, el cineasta la rehabilitó para convertirla en su residencia habitual y en la sede de la Asociación Ser, desde donde impulsa proyectos culturales y medioambientales ligados al territorio.

Desde su restauración, la casa del director, considerado un poeta de las imágenes, es también un centro de creación y pensamiento, desde donde se promueven actividades que conectan el arte con la naturaleza.

La gastronomía de las montañas de Lugo

Los pueblos de Os Ancares se asientan en valles profundos y laderas empinadas, rodeados de montañas cubiertas de bosques que parecen sacados de un cuento con robles, castaños y brezos.

Esta geografía abrupta ha condicionado durante siglos la vida de sus habitantes, forjando pequeñas comunidades autosuficientes y muy unidas a su entorno natural.

Todo esto ha influido en la gastronomía local, que se basa en productos de temporada y de proximidad y en una cocina de conservación que es un homenaje a la memoria y a los vínculos con la tierra.

Los embutidos, las castañas secas, la caza, el pan de centeno o empanadas como la de liscos -tocino y embutidos- son los grandes protagonistas de muchas mesas ancaresas.

La matanza sigue siendo una costumbre arraigada. De ella se obtienen embutidos como el botelo, que se elabora con costilla adobada y embutida en el estómago del animal, que se ahúma y se come cocido.

La castaña, fruto emblemático de los bosques de la zona, tiene múltiples usos en la cocina. Se consume sola, en caldos, o como harina para panes y postres. Durante siglos, fue un alimento básico en la dieta de las comunidades de montaña.

Los guisos de caza también son comunes, especialmente de jabalí, corzo y liebre, preparados con paciencia y vino tinto. Son platos contundentes y sustanciosos, ideales para combatir los fríos inviernos de alta montaña.

El caldo gallego, elaborado con patatas, unto y verduras de la huerta como grelos o berzas, es otro plato imprescindible en las cocinas de Os Ancares. Es un plato reconfortante que no falta durante los meses más duros del año.

Su premiada miel, producida en colmenas tradicionales, destaca por su pureza y sabor silvestre. Junto con el queso fresco de cabra o vaca elaborado artesanalmente, constituye una muestra del aprovechamiento sostenible del entorno.

El pan de centeno, cocido en hornos de leña, destaca por su corteza gruesa y su sabor ligeramente ácido, resultado de una fermentación lenta y natural. Es todo un símbolo de identidad cultural en Os Ancares.

Las empanadas de la zona, elaboradas también con masa de centeno o trigo, se rellenan con productos locales como chorizo, zorza y otras partes del cerdo o incluso pescado de río, dependiendo de la temporada.

La rosca es el dulce tradicional de celebraciones y festividades, se elabora con huevos, azúcar, harina y manteca de vaca. Es el reflejo de una repostería humilde y casera, muy ligada a las costumbres familiares.

¿Dónde comer en Navia de Suarna?

En octubre de 2018, el Caserío Meiroi sufrió un incendio que dejó todo calcinado, pero los vecinos se volcaron en su reconstrucción organizando una colecta y apoyando con su trabajo a los propietarios que consiguieron reabrir 15 meses más tarde.

En un entorno idílico, este restaurante que ocupa la primera posición en TripAdvisor, ofrece una carta basada en los productos de la ganadería y el huerto propios en la que todos los platos, incluidos los postres, son caseros.

A Casa do Chao, en la aldea de Villaverde, es un proyecto que empezó por una cocina pensada para dar servicio a las que serían las futuras cabañas, pero desde que abrió, siempre está lleno y no ha parado de recibir buenas críticas.

La Pulpería A Escola se llama así porque se ubica en el antiguo colegio de A Proba. Destacan, aparte del pulpo, las carnes, y son famosas sus croquetas y sus postres caseros. Un sitio perfecto para disfrutar de raciones abundantes a buen precio.