Joaquín Sabina, 76 años

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Joaquín Sabina, 76 años, sobre sus inversiones: "Pagué una deuda con Hacienda de 2,5 millones porque soy un inútil"

El veterano cantautor recuerda los problemas con la Agencia Tributaria por los derechos de autor de sus canciones.

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A lo largo de su carrera, Joaquín Sabina ha hecho de la franqueza una seña de identidad.

En sus canciones, entrevistas y apariciones públicas, el cantautor de Úbeda nunca ha esquivado los asuntos incómodos y su relación con el dinero y con Hacienda no ha sido una excepción.

Años atrás, el artista habló con naturalidad de uno de los episodios más delicados de su vida económica: el pago de una deuda millonaria con la Agencia Tributaria que marcó su patrimonio reciente.

"Pagué una deuda con Hacienda de 2,5 millones porque soy un inútil", llegó a declarar Sabina, resumiendo con ironía un proceso largo y complejo que terminó con una sentencia firme del Tribunal Supremo.

La resolución obligó al músico a abonar esa cantidad tras considerar incorrecta la forma en la que canalizó los ingresos procedentes de sus derechos de autor durante varios ejercicios fiscales.

Lejos de adoptar un discurso defensivo, Sabina optó por la autocrítica y asumió públicamente su responsabilidad.

Estas declaraciones no sorprendieron a quienes conocen la trayectoria del artista. Desde hace décadas, Sabina ha insistido en que nunca se ha sentido cómodo con la gestión administrativa ni con los números, una distancia que, en este caso, tuvo consecuencias económicas relevantes.

El músico explicó que siempre delegó estos asuntos y que su falta de atención acabó pasándole factura, una confesión que contrastó con el silencio habitual de muchas figuras públicas ante conflictos fiscales.

El episodio reabrió el debate sobre el patrimonio real del cantautor. Aunque Sabina ha generado importantes ingresos a lo largo de su carrera gracias a giras, venta de discos y derechos de autor, él mismo ha relativizado en varias ocasiones el valor del dinero en su vida.

Según distintas estimaciones, su patrimonio empresarial supera los seis millones de euros, una cifra notable pero lejos de la imagen de riqueza desmedida que a menudo se asocia a las grandes estrellas de la música.

El cantautor ha optado por reinvertir buena parte de sus ingresos en activos vinculados a su propio universo creativo, como derechos de autor, proyectos editoriales y colaboraciones culturales. También ha mostrado afinidad por inversiones tradicionales, especialmente en el sector inmobiliario y en el coleccionismo de arte.

"El dinero nunca me ha interesado demasiado", ha repetido en más de una ocasión, subrayando que siempre ha priorizado la libertad creativa, las relaciones personales y el disfrute cotidiano frente a la acumulación de bienes.

Su estilo de vida, discreto para alguien de su fama, refuerza ese mensaje.

Recordar hoy estas palabras de Sabina es también recordar a un artista que ha envejecido sin imposturas.

En un contexto donde las figuras públicas miden cada frase, el cantautor optó por hablar sin rodeos de errores, pagos y responsabilidades.

Más allá de las cifras, sus palabras ofrecen una imagen poco habitual en el panorama cultural: la de alguien que asume sus fallos con humor y sin victimismo.

Así, el episodio con Hacienda queda como un capítulo más en la larga historia de Joaquín Sabina, un creador que, incluso cuando habla de dinero, sigue fiel a su estilo: directo, irónico y profundamente humano.