El Vodka Bar de Nandu Jubany en Andorra.
La casita de piedra a pie de pista en Andorra donde Nandu Jubany sirve unas tapas de altura
El chef catalán 'ha desplazado' su cocina hasta la estación de Grau Roig. Además de su Vodka Bar, Piolet es otro de los restaurantes donde se puede comer de maravilla un día de ski.
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Algo diferente 'se está cociendo' en la montaña esta temporada, siguiendo la tendencia de las estaciones de esquí de apostar por una mejor gastronomía, de calidad, diversa y accesible. En la de Grau Roig, Grandvalira (Andorra), entre pinos y nieve impoluta, se esconde un auténtico refugio de lo más recomendable.
El Vodka Bar, es uno de los nuevo conceptos de Nandu Jubany en 'el país de la nieve'. Un exclusivo espacio, ubicado en una casa de piedra frente al célebre restaurante Piolet -también con una cuidada propuesta del chef catalán-, que promete elevar la experiencia de la cocina de montaña a las alturas después de un gratificante día esquiando por ellas.
El cocinero catalán, que cuenta con más de 10 restaurantes, ha sido uno de los que han sumado al catálogo gastronómico que ofrecen los sectores de Encamp, Grau Roig y Pas de la Casa y que ya cuenta con otras figuras de renombre como Francis Paniego, que dirige el restaurante Ibaya, con estrella Michelin, en el Sport Hotel Hermitage & Spa, donde también el chef Hideki Matsuhisa está presente en Koy Hermitage.
La mesa que preside el salón del Vodka Bar.
Un refugio gastronómico con sello de autor
Diseñado por el prestigioso interiorista Lázaro Rosa-Violán, el Vodka Bar es un oasis de calidez en medio del paisaje nevado. La madera, la piedra y la iluminación tenue crean un ambiente acogedor que invita a relajarse tras una intensa jornada en las pistas.
Un rincón de película en el país de la nieve.
Pero lo que realmente marca la diferencia esta temporada es la propuesta gastronómica de Jubany, que rinde homenaje a la cocina andorrana y de alta montaña con un toque innovador y la frescura que caracteriza al chef catalán.
En la carta destacan las tapas invernales para compartir, platos reconfortantes que combinan productos de proximidad con técnicas algo más refinadas. Desde clásicos de la cocina andorrana hasta elaboraciones más creativas. Se puede comenzar probando sus quesos, como el singular Tou del Lluçanes con el que cuentan, o su terrina de foie, que acompañan con mermelada y encurtidos.
La oferta gastronómica del Vodka Bar se basa en un picoteo de excepción.
Hay caldo de pollo, para entrar en calor. No pueden faltar sus famosas croquetas, las prepararn de pollo y de boletus. En este picoteo también puede haber un poco de laterío si apetecen anchoas, en versión matrimonio también, o incluso caviar, si te quieres dar un homenaje y no eres de ostras. Si se buscan opciones más contundentes, también las hay: su carta cuenta también con un par de hamburguesas.
Après-ski con sabor y cenas bajo las estrellas
El Vodka Bar no solo es un punto de encuentro para reponer fuerzas durante el día (con servicio de comidas de 12:00 a 17:00 h), sino que, al caer la noche, se transforma en un escenario exclusivo para cenas privadas. Grupos de entre 16 y 24 personas pueden reservar este espacio para una velada única, donde la gastronomía se combina con actividades como mushing, motos de nieve o excursiones con raquetas.
Las vistas de la nieve desde el retract que te lleva hasta el restaurante.
El acceso hasta llegar a este pintoresco rincon es tan especial como el lugar en sí: esquiando, con raquetas o en oruga retrac, una experiencia que añade un toque de aventura a una experiencia dificil de superar.
