Ningún ministro del Gobierno de Mariano Rajoy ha acompañado a los reyes en la entrega de los Premios de la Fundación Princesa de Girona. Se trata de un hecho insólito, ya que la norma establece que el ministro de jornada, responsabilidad que ejerce Jorge Fernández Díaz, participe en los viajes realizados por los monarcas.

En sustitución de Fernández Díaz, el Ejecutivo ha decidido mandar a este desplazamiento al secretario de Estado de Educación, Marcial Marín, una representación claramente insuficiente, más allá de la trascendencia del acto, porque era de sobra conocido el ambiente hostil con el que los independentistas iban a recibir a Felipe VI.

Insuficiente justificación

La justificación de Fernández Díaz para no participar en la comitiva es que tenía un compromiso familiar. El ministro debería concretar esos motivos y, en cualquier caso,  el Gobierno tendría que explicar por qué no lo sustituyó por otro miembro del gabinete, como hubiera sido lo lógico.

Las razones por las que ningún ministro acompañó al rey este viernes deben  esclarecerse cuanto antes. A pesar de que Zazuela ha negado haber vetado a Fernández Díaz por el escándalo de las grabaciones en su despacho, no se puede negar que su presencia hubiese resultado embarazosa para el rey en esta visita. El ministro del Interior ha sido la diana de los partidos independentistas desde que se hicieron públicas las grabaciones en las que instaba al jefe de Antifraude de la Generalitat a actuar contra políticos catalanes.

El episodio de Girona, en cualquier caso, vuelve a poner en evidencia la tensión que se respira desde hace meses entre el PP y la Casa Real. El Gobierno de Rajoy no olvida que el monarca dio la oportunidad a Pedro Sánchez de intentar la investidura, una iniciativa que puso al descubierto la pasividad de Rajoy y que retrasó su estrategia de ir a nuevas elecciones.

Distanciamiento

El distanciamiento ya se puso de manifiesto con ocasión de la final de la Copa del Rey disputada entre el Barcelona y el Sevilla en el Calderón. Entonces Rajoy ya dejó solo a Felipe VI ante la exhibición independentista de miles de aficionados del Barça y la pitada a los símbolos nacionales.

Que el Gobierno del PP haya abandonado al Jefe de Estado en uno de los focos del secesionismo agranda la crisis institucional. No era, además, una visita cualquiera. Felipe VI daba su primer discurso tras las elecciones y en vísperas de ofrecer seguramente a Rajoy que intente formar gobierno.

Resulta paradójico que el partido que alardea de ser el máximo defensor de la Corona y de la integridad territorial no haya arropado al rey en un acto en el que hizo un llamamiento a la unidad nacional, al afirmar que el mundo de hoy "exige aprender a convivir y a respetarse”.