Image: El incógnito Rafael Sánchez Ferlosio

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Ensayo

El incógnito Rafael Sánchez Ferlosio

J. Benito Fernández

15 diciembre, 2017 01:00

Rafael Sánchez Ferlosio de joven

Ardora. Madrid, 2017. 640 páginas. 22€

La principal ventaja -si no la única- de escribir la biografía de un vivo es la posibilidad de confirmar o desmentir con él los comprensibles malentendidos a que da lugar una vida expuesta a la luz mediática. En el prólogo de El incógnito Rafael Sánchez Ferlosio confiesa el biógrafo que ni siquiera ha contado con eso, pues el autor de El Jarama, reacio a toda intromisión en su vida privada, se negó desde el principio a participar en el proyecto. Según ha dicho después, tampoco leerá el resultado.

Pese a este escollo la biografía parece "completa" por el celo con que el autor -experimentado biógrafo de Eduardo Haro Ibars y de Leopoldo María Panero- reconstruye los hilos de una vida perfectamente anudada en su principio y su final. La precisión de Fernández, su gusto por el detalle agradaría al mismo Ferlosio, famoso por la minuciosidad con que ha escrito siempre, por su célebre estilo hipotáctico, sinuoso, en el que la frase da vueltas sobre sí misma, corrigiéndose y enmendándose, hasta cubrir todos los ángulos de su argumento o todas las dimensiones de la descripción en curso. El trato de Fernández es impecable y sostenido: desde la fascinante historia de Sánchez Mazas a los momentos más fúnebres de la vida de Sánchez Ferlosio, todo esta contado con respeto a la verdad. Y de lo que no sabe, calla. Que falte la voz de Ferlosio obliga al lector a esforzarse. ¿Qué importancia tuvo en su vida Roma, Italia, esa infancia de juegos en las inmediaciones de la Piazza Santa Maria sopra Minerva? ¿Qué huella dejó en él Coria, en donde estudió tantos años?

Son preguntas a las que Fernández no responde, pero para las que aporta muchos datos. Esto conecta con otra característica del libro, que no es un ensayo para especialistas, ni siquiera para la excelsa "ferlosía", pues el contexto, el cuidado con que Fernández reconstruye toda una época, es de interés en sí mismo. Es también un recurso del biógrafo para llenar los huecos que faltan: ante la imposibilidad de ver la Roma de los años treinta a través de los ojos de Ferlosio, nos es dado contemplarla con cámara panorámica, como ocurre con el gris, poblado de mezquindades, siglo XX español.