Letras

Comienzo de Visión desde el fondo del mar

por Rafael Argullol

17 septiembre, 2010 02:00

Portada de Visión desde el fondo del mar

Acantilado

Viaje de múltiples viajes, 'Visión desde el fondo del mar' es compendio y amalgama de muy diversas experiencias centradas en la vida de su autor. Convencido de la íntima verdad oída de labios de un pescador ("Si te atrapa un remolino mientras nadas no te resistas. Déjate engullir. Cuando llegues a su corazón él te expulsará hacia arriba, y así te salvarás"), Rafael Argullol resuelve colocar su foco de observación en el fondo del mar, en lo más hondo del ser, a la búsqueda del fulgor de la existencia. Aventura del espíritu, esta visión, compuesta de fragmentos de un viaje inacabado, toma las múltiples formas de la escritura, en una compleja ramificación que es pregunta y también intuición de su respuesta. Escrito a mano, con la lentitud de quien busca la pulcritud en el impulso, se ofrece al lector desde la conciencia de la nebulosa que aspira a la armonía.

1.
SALIVA


Podría empezar así:
SU MITOGRUPO ES EL U5.

Usted pertenece al mitogrupo u5, el cual forma parte del supermitogrupo u. Todos los miembros del u5 pueden rastrear su adn mitocondrial hasta llegar a una única mujer que, se supone, vivió hace unos cincuenta mil años, probablemente en algún lugar del Próximo Oriente. Esta mujer se incorporó a un colectivo de cazadores nómadas que colonizó Europa y parte de Asia varios milenios antes del inicio de la agricultura, ocurrido hace diez mil años aproximadamente. De acuerdo con muchos científicos el mitogrupo u5 estaba presente entre los primeros seres humanos que se establecieron en Europa.

Recuerde que el adn mitocondrial se hereda solamente de madre a hijo y que a través de él todos los seres humanos se remontan hasta una mujer, a la que se llama Eva Mitocondrial, que vivió en África hace unos ciento noventa mil años.

También podría empezar desde el otro lado:

SU GRUPO-Y ES EL R1B.

Usted pertenece al grupo-y R1b, el cual forma parte del supergrupo-y p. Todos los miembros del grupo-y R1b pueden rastrear sus cromosomas y hasta alcanzar a un hombre que vivió hace unos treinta y cinco mil años. Este hombre estaba integrado en un conjunto de cazadores nómadas que se hallaban entre los primeros en llegar y colonizar Europa. Al parecer se refugiaron en el sur de Francia y el norte de la península Ibérica durante la última Edad de Hielo. Finalizada ésta, hace quince mil años aproximadamente, sus descendientes se repartieron por las regiones de Europa que habían quedado deshabitadas en la época glacial.

Recuerde que el adn cromosoma Y se hereda solamente de padre a hijo y que a través de él todos los seres humanos se remontan hasta un varón, al que se denomina Adán del Cromosoma Y, quien vivió en África hace unos noventa mil años.

O sea que de nuevo tenía a Adán y Eva a mi alcance, y todo gracias a unas poquitas gotas de saliva. No eran, desde luego, los pobres Adán y Eva del tremebundo relato bíblico que me enseñaron en la escuela ni los que había visto aquí y allá, perplejos y avergonzados, en los cuadros de los museos, pero, después de todo, en algo se les parecían, lo que, tras tantos años de escepticismo filial, resultaba excitante.

Miré la foto del doctor Kari Stefansson que aparecía en la pantalla del ordenador, en un pequeño recuadro, junto al texto de los mensajes, y tuve la impresión de que aquel hombre de cabello cano y ojos penetrantes debía de desempeñar un papel muy semejante al de nuestro anónimo redactor del Génesis.

El doctor Kari Stefansson era el director ejecutivo de la empresa islandesa deCODEme, especializada en la investigación genética. Esta empresa, algo inquietante pese a la tranquilizadora mirada del doctor Stefansson, descifraba los códigos genéticos de los clientes que lo solicitaban con la misma lógica con que aquellos tenaces genealogistas de antaño, siempre engrandeciendo un poco tramposamente el pasado, hurgaban en los apellidos en busca de escudos y estirpes. Con la diferencia de que Stefansson y los suyos no te arrastran por los siglos, como los modestos genealogistas, sino por los milenios.

Y con una celeridad casi increíble.

El doctor Stefansson ya está aquí, dentro de mi casa, con noticias de hace cien mil años, mientras hace tan sólo un mes no sabía ni quién era él ni, por supuesto, qué empresa dirigía.

Fue una decisión rápida y un poco alocada la que tomé entonces. Un amigo aficionado a los descubrimientos científicos me trajo la información. Nos desafiamos a que uno de los dos pidiera su código genético, un poco como los niños disputan por la tableta de chocolate. Lo echamos a suertes. Perdí la apuesta. Escribí a deCODEme, en Reykiavik. A los diez días recibí un bonito sobre acolchado con instrucciones, dos espátulas y un envase plano donde debía adherir unas gotitas de saliva. Raspé la mucosa de mi boca, a derecha y a izquierda, con las espátulas, de modo que la saliva extraída quedara pegada en el envase. Reenvié el sobre acolchado a Reykiavik por correo certificado, tal como me solicitaban en las instrucciones. Y casi me olvidé del asunto.

14 de junio de 2008. bcn. Hoy, tres semanas después de expedir las gotitas de saliva, el doctor Kari Stefansson está aquí, con el nuevo Génesis bajo el brazo. Ha empezado a comunicármelo por correo electrónico a las once de la mañana y no ha acabado hasta tres horas más tarde, habiendo intercalado, eso sí, varias pausas que señalaban la irrupción de un nuevo capítulo. Ahí tengo, pues, en mi poder, sin saber muy bien para qué, lo que Stefansson denomina, con cierta embarazosa pomposidad, Linaje Femenino, Linaje Masculino, Geografía de los Ancestros, Características, Patrones de Conducta y, un tanto siniestro, Perfiles de Riesgo, el capítulo más temido, pues no habla del pasado sino del futuro.

¡Me alegro de tener conmigo, otra vez, a Adán y a Eva! Los había extraviado en el vértigo del evolucionismo, entre esas manadas de primates que se esforzaban temerariamente para llegar a ser humanos. Sin embargo, querido doctor Stefansson, en su Génesis hay desajustes sorprendentes, además de alteraciones que llenan, supongo, de ira a los entrañables fanáticos que se toman la Biblia al pie de la letra. En su relato, Stefansson, Eva ya no sólo no nace de la costilla del primer hombre, enviada por Dios para hacer compañía al solitario del Paraíso, sino que además le toma una fenomenal delantera a Adán.