Crítica de 'HLM Pussy'

Crítica de 'HLM Pussy'

Cine

'HLM Pussy', los efectos catastróficos de ayudar a quien no lo ha pedido

La ópera prima de Nora El Hourch acaba por devolver la palabra a quien ya la tenía, algo que entierra una película valiosa.

12 abril, 2024 02:09

La joven Djeneba (Médina Diarra), criada entre bloques de la banlieue, se apropia del argot HLM (habitation à loyer modéré, tipo de vivienda social francesa) para recriminar la impertinencia de una compañera de clase que se burla de su vida sexual (le espeta algo así como “que visite mi coño barriobajero”).

El insulto tiene su gracia, aunque el debut de la francesa Nora El Hourch (1988), presentado en Toronto, no se detenga un segundo en clarificarlo ni aun llevándolo por título. El HLM Pussy es como el ‘písame la cara’: cuando lo explicamos, en parte también renunciamos a él.

Amina (Leah Aubert), de piel más clara y padres abogados, encuentra la expresión “superpandillera”, por lo que nombra así un perfil en Instagram desde el que compartir un vídeo que prueba una agresión sexual sobre la tímida tercera pata de su pequeña pandilla, Zineb (Salma Takaline).

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El clip se viraliza y comienza una cadena de dominó fatal: el tipo que acosa a Zineb, Zak (Oscar Al Hafiane), se destapa como un macho invasivo que no tarda en atosigar verbal y físicamente a sus amigas, mientras Amina, lejos de la polvareda, llora sin entender por qué Djeneba y Zineb no quieren saber nada de su acto de denuncia.

Siguiendo el civismo preocupado de Los peores (Lise Akoka, 2022), El Hourch da un paso atrás para contemplar los efectos catastróficos que los pequeños resbalones pueden tener sobre quienes no han pedido ayuda. La directora, coguionista con Éléonore Gurrey y Sara Wikler, reparte las voces narrativas entre chicas y registros, abriéndose para superar su propia condición de historia contada.

El agresor Zak invade la normalidad de Djeneba en clave de neonoir sucio, realismo de calle, alternándose con pasajes poéticos de un onirismo inocentón que sólo puede dialogar con la experiencia disociada de Zineb, la chiquilla agredida. Pero la película renuncia a posicionarse.

En la práctica, y desde un humanismo también buenista, El Hourch trata de entender a su personaje más cuestionable: Amina. Con ello, acaba por devolver la palabra a quien ya la tenía. Lo cual no es sólo algo decepcionante desde lo cultural, también entierra una película valiosa… Quizás demasiado volátil y libre para ser distribuida en los circuitos institucionales que la misma HLM Pussy delega simbólicamente en los padres de Amina.

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Pero existe una película, detrás del debut de El Hourch, que apunta ideas buenísimas: la presencia silenciosa de Zineb, introvertida y agotada, nos reta a preguntarnos si el concepto de “batería social” –tan de moda hoy– es aplicable a vidas condenadas al espacio público perpetuo (¿se pueden tener habitaciones propias cuando oímos el televisor de nuestros vecinos?). El diseño de vestuario, coordinado por Aimeric Bonello, acaba cuestionando el heroísmo inculcado por Amina.

Incluso descosida, HLM Pussy se negocia como lo hacemos con las amistades de verdad. Paso a paso, porque nos importan.

HLM Pussy

Dirección: Nora El Hourch.

Guion: Nora El Hourch, Éléonore Gurrey, Sara Wikler.

Intérpretes: Bérénice Bejo, Médina Diarra, Leah Aubert, Salma Takaline, Oscar Al Hafiane.

Año: 2023.

Estreno: 12 de abril