Una imagen promocional de la película 'Políticamente incorrectos', dirigida por Arantxa Echevarría

Una imagen promocional de la película 'Políticamente incorrectos', dirigida por Arantxa Echevarría

Cine

'Políticamente incorrectos': ¿Qué pasaría si Irene Montero se lía con Borja Sémper?

Arantxa Echevarría dirige una comedia sobre la polarización política en la que una joven de izquierdas se enamora de un cachorro del PP.

23 febrero, 2024 01:33

En tiempos en que parece que las posiciones ideológicas están más alejadas que nunca, llega Políticamente incorrectos para reírse de la política y proponer la pax romana a base de romance. El enredo arranca en la inauguración de un pantano por parte de la presidenta, de derechas y creada a imagen y semejanza de Esperanza Aguirre (interpretada por Elena Irureta, triunfando de nuevo en su papel de señorona bien tras Ocho apellidos marroquís).

Tras un despiste, se quedan colgados en medio de la nada dos jóvenes de partidos antagónicos. Por una parte, Pablo (Juanlu González), con su “fachaleco” y su polo con la bandera de España. Por la otra, Laura (Adriana Torrebejano), de izquierdas, feminista, ecologista y todos los ista. No tendrán más remedio que pasar casi dos días en el bosque, y claro, el roce hace el cariño. Aunque cuando aparezcan para rescatarlos, se imponga la suciedad de la política y las campañas electorales.

Con un tono que recuerda a las películas políticas con “buenos sentimientos” de Frank Capra, Arantxa Echevarría regresa a la comedia tras otra como La familia perfecta (2021), escrita también por Olatz Arroyo, en la que la confrontación sentimental surgía entre un pijo del Barrio de Salamanca y una chica de barrio. “Me apetecía mucho hacer comedia política”, cuenta la directora. Y añade: "Hace mucho tiempo que no se hacía, recuerdo un gran título como El disputado voto del señor Cayo (Antonio Giménez-Rico, 1986), pero no mucho más".

"En televisión hay muchos programas que hacen humor de la política pero no películas. En Estados Unidos sin embargo es muy común, me gusta Capra pero también Su distinguida señoría (Jonathan Lynn, 1992). También hay muchas en Francia o Inglaterra", continúa Echevarría.

Conocida por cintas de tipo más autoral como la premiada en los Goya Carmen y Lola (2018) o la reciente Chinas (2023), Echevarría rueda estos días La infiltrada, un thriller sobre los años de plomo de ETA. A medio camino entre el cine más comercial y más personal, asegura: “En Chinas o Carmen y Lola yo he escrito el guion y son películas que me salen más de las entrañas", mientras que La familia perfecta y Políticamente incorrectos corresponden a la parte mas práctica y cerebral. Aunque al final, claro, las acabas haciendo tuyas. Además, en ambas he tenido mucha libertad”.

Divertirse hasta morir

Con formato de screwball comedy o “disparatada”, entre chanza y chanza, Políticamente incorrectos también lanza una andanada contra una política más pendiente del espectáculo y el golpe de efecto que de solucionar los problemas de la gente. “Ayuso podría tener su propio show, Feijóo es pasto de meme como Yolanda Díaz… Veo políticos con una dialéctica beligerante que no solucionan los problemas, echo de menos los grandes políticos. No nos representan”, dice la directora.

Frente a la consabida polarización, Echevarría cree que es más una cuestión de formas que de contenido: “Vemos que izquierda y derecha nunca se dan el voto cuando en realidad son mas parecidas de lo que quieren aparentar. La palabra libertad ahora la usa todo el mundo, ya no sabes muy bien qué es una cosa y qué es otra. Los políticos se vuelven insultones y cortoplacistas, ya solo se trata del solventar el marrón inmediato”.

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La mayor parte de la película transcurre en una campaña electoral en la que vemos a ese remedo de Esperanza Aguirre vestida de sevillana o de fallera valenciana y al sufrido candidato de izquierdas (Gonzalo de Castro) sudar la gota gorda cuando visita una carpintería y le ponen una sierra delante. Los políticos "disfrazados" son siempre cómicos.

Ya expuso Neil Postman en su clásico de 1990 eso de “divertirse hasta morir” para censurar la conversión de la política en espectáculo. Echevarría abunda en sus ideas: “Lo preocupante del asunto es que sea un show business cuando al final es una cosa muy seria porque crean las leyes que marcan nuestra vida. La ley te puede cambiar desde el sueldo a la protección que tengas frente a la violencia de género. La óptica partidista en la que estamos es terrible, siendo la política muy seria da la impresión de que ellos mismos se la toman a cachondeo. Es una cuestión de llegar al poder y luego ya veremos qué hacemos”.

Frente a ese estado de beligerancia constante en el que viven izquierda y derecha, en Políticamente incorrectos, el consenso llega a través del amor. Película ácida aunque optimista, el “mensaje” parece ser que, por lo menos en cuestiones de corazón, el consenso es posible. “Tanto Pablo como Laura me parecen personas limpias, son dos jóvenes que quieren trabajar en política por el bien común. Al final se parecen porque aunque sea desde ideologías distintas, eso lo comparten. Son los únicos puros de toda esta maraña”.