Image: Andrew Jarecki

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Cine

Andrew Jarecki

“Los abusos a menores se han instrumentalizado”

26 febrero, 2004 01:00

Andrew Jarecki

Se ha escrito y se ha hablado mucho sobre los abusos a menores. Sin embargo, muy pocas veces hemos tenido ocasión de conocer de primera mano cómo transforman la vida de sus verdaderos protagonistas. El extraordinario documental de Andrew Jarecki, Capturing the Friedman"s nos permite adentrarnos en la intimidad de una familia neoyorquina de clase media-alta cuyo hijo menor y padre recibieron durante los años ochenta esta ominosa acusación sin pruebas concluyentes. El caso hubiera pasado como otro episodio truculento de corrupción sexual de no ser porque el realizador Andrew Jarecki se cruzó en el camino de los Friedman (y de sus supuestas víctimas) para relatarnos, con pulso de cirujano y sin moralismos, la destrucción de unas personas que hasta entonces nos habían parecido absolutamente corrientes.

-¿Cómo llegó a trabajar en este proyecto sobre pederastia?
-Estaba rodando un documental sobre los payasos que actúan en fiestas infantiles de Nueva York. Así llegué a conocer a David Friedman, que está considerado uno de los mejores en su gremio. Preguntándole en una ocasión por su familia se le cambió el semblante y me dijo que prefería no entrar en detalles. A medida que fuimos ganando confianza, me acabó revelando que tanto su padre Arnold (que había muerto) como su hermano menor Jess habían sido acusados, juzgados y encarcelados por abusar sexualmente de menores. Supuestamente los crímenes se habrían producido en el sótano de su propia casa, en el transcurso de unas clases de informática que ambos daban los fines de semana a los niños del barrio.

Tres años y medio le ha dedicado Andrew Jarecki al rodaje de su película. Tiempo inusualmente largo que ha podido financiarse gracias a la millonada que cobró con la venta a AOL Time Warner de la página por Internet sobre estrenos cinematográficos Moviefone. En cualquier caso, ha visto premiado su esfuerzo con creces. Además de ganar el Gran Premio del Jurado en Sundance y estar nominada al Oscar, no son pocas las críticas que han considerado Capturing the Friedman"s una obra maestra. Probablemente lo sea. Una de sus grandes ventajas es que la propia familia había grabado en vídeo hasta cincuenta horas de su propia intimidad. Muchísimo material entre el que además de cumpleaños, barbacoas y hanukas, también queda documentado ampliamente su desmoronamiento tras conocerse las acusaciones.

Tratar de ser justos
-¿Fue difícil convencer a los Friedman de que le dejaran utilizar sus vídeos caseros?
-Al principio no estaban seguros de que quisieran que el proyecto saliera adelante. Después de hablar con Jesse en prisión él presionó a los demás para que aceptaran colaborar. Nunca les dijimos que haríamos una película para apoyar su punto de vista pero sí les aseguramos que trataríamos de ser justos. En realidad los Friedman creían que habían sido convertidos en monstruos por los medios de comunicación. Y que si nos permitían mostrar la historia por dentro la gente estaría más dispuesta a verlos como seres humanos.

-El documental también analiza con lupa la investigación policial...
-Tuve muy claro que al margen de mi propia interpretación de los hechos debía de ser el público el que sacara sus propias conclusiones. Era crucial conocer muy de cerca todas las esferas. Es una película muy íntima. Tratamos de eliminar la distancia que muchas veces se produce en el cine entre la audiencia y los personajes.

-¿Cree que se trató de un caso de histeria colectiva y de manipulación política de la indignación? En este sentido, ¿podrían establecerse paralelismos con lo que ha hecho Bush con el 11 de septiembre?
-Claramente los abusos a menores son un asunto que sacude a la opinión pública con especial virulencia. Genera actitudes irracionales que he mostrado en la película. Se trata de un fenómeno que ha pasado en numerosas ocasiones y que puede aplicarse a diversas situaciones. Respecto al 11-S, es evidente que hemos visto una instrumentalización de la tragedia muy parecida.

-¿Cree que le hubiera sido más sencillo abordar una historia semejante desde la ficción?
-Con un caso real puedes sentir todo el rato que las emociones son muy fuertes. Por muy brillante que sea la interpretación de un actor, en un momento la escena termina y vuelve a ser él mismo. Esto te obliga a ser más cuidadoso. Lo cual no quita que la película siga una estrategia dramática regida por unas reglas que son más o menos las mismas que las de cualquier filme de ficción.