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Homo Ludens por Borja Vaz

'The Outer Worlds', alegato anticapitalista

El videojuego de Obsidian Entertainmente, sucesor espiritual de 'Fallout: New Vegas', es un juego de rol condensado que sabe premiar la curiosidad y las ganas de explorar

14 noviembre, 2019 08:49

En 1901 Leon Czolgosz, un anarquista de ascendencia polaca, acabó con la vida del vigesimoquinto presidente de los Estados Unidos: William Mckinley. Le sucedió el hasta entonces vicepresidente, Theodore Roosevelt, que terminó siendo uno de los presidentes mejor considerados de la larga historia de la democracia americana. Roosevelt impulsó el Square Deal (el acuerdo justo) para, entre otras cosas, limitar el poder de las corporaciones, regulando su tamaño y el control que podían ejercer sobre sus trabajadores, atajando así también el descontento entre la clase obrera y conteniendo el auge de los sindicatos. En el universo de ficción de The Outer Worlds, Czolgosz no consigue su objetivo en la exposición panamericana de atentar contra Mckinley, y la regulación antitrust de Roosevelt nunca llega a implementarse, lo que da origen a una plutocracia oligárquica con un poder omnímodo.

Los mundos periféricos a los que hace referencia el título del juego son los que orbitan la estrella de Halcyon, a años luz de la Tierra en el siglo XXIV. El protagonista despierta de su estado criogénico gracias a los esfuerzos de un científico que le pone al día de la delicada situación en la que se encuentran. Todos los pasajeros de la enorme nave que les ha llevado hasta Halcyon llevan décadas en animación suspendida, abandonados en los límites del espacio interestelar, olvidados por las corporaciones que controlan el sistema a su antojo. La nave contiene a las mentes más brillantes que la Tierra ha podido enviar, pero la falta de recursos para revertir el proceso de criogenización hace recaer todo la responsabilidad sobre el protagonista, que tiene que adentrarse en el sistema para descubrir las razones por las que las autoridades les han dejado a la deriva.

El nuevo juego de Obsidian Entertainment es un sucesor espiritual de Fallout: New Vegas (2010), y sigue al pie de la letra la filosofía de diseño de aquel juego, con algunas leves pero interesantes modificaciones. En vez de un gigantesco mundo abierto, el juego se divide en niveles más pequeños, pero más intrincados y manejables. Y en vez de ofrecer una experiencia de épica extensión, Obsidian ha puesto mucho énfasis en la libertad de acción, programando muchos enfoques diferentes para acomodarse al estilo de cada uno. El resultado es un juego de rol más condensado, con muy poco relleno, y que admite la posibilidad de saltarse gran parte de su contenido si solo se va a lo esencial. Sabe premiar la curiosidad y las ganas de explorar, con algunas de las mejores historias escondidas en los lugares más recónditas de sus mundos.

Una de las constantes del universo de ficción que ha diseñado Obsidian es la lucha de clases, pero a pesar de que algunas de las consecuencias están imbuidas del dramatismo correspondiente, el tono general es el de una sátira alocada sobre un sistema donde las corporaciones son tan poderosas que funcionan también como los organismos de gobierno. Todo está regulado por contratos, y en algunas localizaciones, como la ciudad de Byzantium, la burocracia ha llegado hasta el paroxismo. En todos lados los trabajadores son explotados de manera sistemática, pero sus tímidos intentos de huelga están siempre condenados al fracaso por las prácticas represivas de las corporaciones y la ausencia de recursos de amparo. Es un panorama ciertamente desolador, con plagas y hambrunas acechando los asentamientos más aislados, cuotas que alcanzar y competiciones estajanovistas vacías de contenido entre empleados, pero el juego combate la desazón de la premisa con una paleta de colores saturados y unas estampas de gran belleza, con una vegetación fantástica yuxtapuesta a cielos evocadores, con planetas visibles en el horizonte. El estado de las cosas es ciertamente deprimente, pero la dirección artística hace un buen trabajo a la hora de aportar una levedad muy necesaria.

Por todas sus virtudes, el juego echa en falta un eje vertebrador más acusado. Es comprensible que, en su intento por alcanzar la mayor sensación de libertad posible, Obsidian haya optado por rehuir cualquier sensación de urgencia. El principal objetivo, sacar de la criogenización a tus compañeros de la nave interestelar, no parece más que una excusa para sumergirse en Halcyon y poder conocer a las docenas de personajes que lo habitan, y la trama no coge ritmo hasta el último acto, cuando se revela el pastel. Por suerte, los personajes, especialmente los que se unen a la tripulación del protagonista durante la aventura, están muy bien caracterizados, con una personalidad definida y sus propios intereses para unirse a la expedición. Entre ellos destaca el vicario Max, en medio de una crisis existencial muy pronunciada, que ha depositado todas sus esperanzas en un elusivo volumen místico prohibido por las corporaciones. Parvati, la ingeniera mecánica que se encarga del mantenimiento de la nave espacial en la que el grupo navega el sistema solar, es uno de los poco ejemplos de personajes asexuales en videojuegos, y la forma en la que los guionistas han tratado su historia de amor demuestra su interés por ofrecer puntos de vista diversos.

The Outer Worlds – E3 2019 - Official Trailer

Hace unos meses Microsoft decidió comprar Obsidian Entertainment como parte de la nueva estrategia de Phil Spencer para aumentar el flujo de títulos exclusivos de calidad. La compañía de Feargus Urquhart ha sido responsable de muchos de los mejores juegos de rol de los últimos quince años, pero en toda su historia ha sufrido las exigencias de editoras que pedían resultados en períodos absurdamente cortos de tiempo, lo que provocaba unos lanzamientos repletos de errores técnicos. The Outer Worlds, a pesar de sus muchas ramificaciones y su gran libertad, ofrece un acabado mucho más pulido, y con el apoyo financiero de los de Redmond, las condiciones son las idóneas para crear una secuela más profunda y más ambiciosa en su trama central, al mismo tiempo que mantiene su enorme libertad de acción. Con un ángulo más original en sus tramas y con la misma calidad en sus diálogos Obsidian puede erigirse por fin en una fuerza a la que temer en la industria.

@borjavserrano

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