Griezmann celebra el gol contra el Rayo.

Griezmann celebra el gol contra el Rayo. Susana Vera Reuters

Fútbol Fútbol

El Atlético ya es de cuartos de final (y goleando)

Los hombres del Cholo sellan el pase a la siguiente fase de la Copa con dos goles de Griezmann y otro de Correa ante el Rayo (3-0).

14 enero, 2016 22:41

El Atlético, ya se ha dicho por activa y por pasiva, tiene muchas virtudes. De hecho, si no fuera así no sería ni líder de la Liga española ni estaría en cuartos de la Copa del Rey tras la correspondiente goleada ante el Rayo (3-0). Pero, entre todas esas cosas que hace bien, en muchas ocasiones, pasa desapercibida una bastante evidente: cuando se atasca siempre encuentra alguien que acuda al rescate. De ahí, por ejemplo, que haya un total de 13 jugadores que hayan visto puerta esta temporada. En este último ensayo, en la primera mitad apareció Correa, que puso por delante a los colchoneros al borde del descanso. Y ya en la segunda mitad, selló el pase a la siguiente fase Griezmann con dos tantos de bandera.


Pudo ser la sanción. O el frío que hacía a la orilla del Manzanares. O la dichosa costumbre de que las eliminatorias de Copa del Rey sean a doble partido. O vaya usted a saber el qué. Lo cierto es que el Calderón recibió al Rayo templado, con algo más de media entrada, y poco fútbol en el arranque. No lo hubo por parte del Atlético y tampoco por parte del conjunto de Paco Jémez. Eso sí, los locales pusieron algo más (tres disparos entre los tres palos por uno de los vallecanos en toda la primera parte). Pero, dejando las estadísticas a un lado, si algo sabe el aficionado colchonero es que su equipo, por muy replegado que esté o por mucho que le cueste, siempre acaba encontrando un momento para agarrar a la señora victoria y llevársela a su terreno. O, en este caso puntual, para que alguien aparezca por el flanco de ataque y la líe, cono hizo el propio Correa al borde del descanso, con un cañonazo desde fuera del área que golpeó en el palo, lo bendijo y se fue a dormir con el gol.


Ocurre, también, que el Atlético ha dejado de ser un equipo previsible. En este invierno, tras fichar a Kranevitter -titular contra el Rayo- y Augusto, su fútbol ha dejado de ser rutinario. Las piezas cambian, los jugadores rotan y la solidez no se pierde. Unos pueden tener más calidad que otros -eso nadie lo descarta-, pero lo cierto es que ninguno desaprovecha sus minutos. Incluso, otros, como Thomas, crecen cada partido. O Correa, que anotó el gol. Y hasta Jackson, que no tuvo la bendición de marcar, pero mejoró en su particular puesta de largo en el conjunto colchonero. Peleó, dio alguna buena asistencia y se ganó el aplauso de la grada. Algo es algo.


El Rayo, incluso, tuvo la mala suerte de encontrarse con Griezmann al final. El francés saltó al terreno de juego en la segunda parte y sentenció la eliminatoria: primero con una medio chilena y luego en una contra en la que se llevó al portero y remató a placer a portería. Y fin de la historia. El Atlético sigue creciendo. Quizás, esta vez, sin hacer su mejor partido, espeso durante largos ratos y con escasas oportunidades en ataque. Pero, aún así, goleando y, en cualquier caso, sumando gente a un proyecto sólido y creíble, con resultados y muchos, muchos argumentos. Cada vez más.