Bodega Numanthia.

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Vinos

La bodega de Toro que enamoró al gigante del lujo LVMH: "Nuestra fortaleza es apostar por la viticultura en riesgo"

Cómo una vieja granja de ovejas transformada en bodega boutique, a manos de la marca Moët Hennessy, ha conseguido que el verdadero lujo sea la preservación del patrimonio vitivinícola.

Más información: Los cuatro magníficos de Toro: las bodegas que marcan el camino de esta asentada D.O. zamorana

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Ahora que hemos alcanzado el verano, los racimos de uva en Toro comenzarán a brotar bajo las altas temperaturas y largas horas sol. Una nueva vendimia les espera, probablemente, antes de que ponga fin la estación.

Allí una bodega se prepara parará para una nueva cosecha mientras las anteriores envejecen en su interior. Y no importa cuando leas esto, Numanthia, referente en la denominación, seguirá fiel a la tradición preservando el patrimonio vitivinícola que la rodea para asegurar un futuro mejor.

Propiedad del gigante francés del lujo LVMH, es la única bodega española del grupo y un emblema de resistencia, historia y excelencia enológica.

Numanthia se asienta sobre viñedos centenarios, muchos de ellos prefiloxéricos, plantados en pie franco y capaces de sobrevivir a la devastadora plaga de la filoxera que arrasó Europa en el siglo XIX.

La clave de su supervivencia reside en la peculiar forma de plantación: cepas separadas por casi tres metros, en suelos arenosos que impidieron la propagación del insecto.

Jesús Jiménez rodeado de viñedos centenarios.

Jesús Jiménez rodeado de viñedos centenarios.

Hoy, estos viñedos son un "tesoro finito", pues, como explica Jesús Jímenez, director técnico de la bodega, frente a estas viñas centenarias, "la legislación prohíbe nuevas plantaciones sin injertar", y la despoblación rural amenaza su continuidad.

"Se ha perdido más del 20% de la población. La gente joven no quiere saber nada del campo, y lo que queda es gente mayor", cuenta el viticultor toledano sobre esta tierra donde las placas solares son también una amenaza.

"Hay instaladas más de 1.000 hectáreas y se prevé doblarlas en uno o dos años. La comarca no supera los 5.000 ha de viñedo, pero en el municipio de Toro se acerca la extensión de cultivo de uva a la de las 'huertas' solares", comparte.

Cepas centenarias y prefiloxéricas sobreviviendo en Toro.

Cepas centenarias y prefiloxéricas sobreviviendo en Toro.

“Nuestra fortaleza es apostar por el mantenimiento de una viticultura que está en riesgo absoluto. Somos los que podemos preservar ese patrimonio vivo, aunque el rendimiento sea muy bajo, la calidad es extraordinaria.”

De la revolución a la excelencia internacional

La historia reciente de Numanthia es la de una revolución silenciosa. Fundada por la familia Eguren, pioneros en poner a Toro en el mapa de los grandes vinos, la bodega fue adquirida por LVMH en 2008 tras el espaldarazo internacional de los 100 puntos Parker obtenidos por su Termanthia 2004.

Desde entonces, la apuesta ha sido clara: máxima calidad, respeto por el viñedo viejo y una visión global. Numanthia produce tres vinos —Termes, Numanthia y Termanthia— que reflejan la diversidad de los ocho tipos de terruño de la denominación. Además del 100% malvasía, Termes Blanco.

El porfolio de vinos de Bodega Numanthia.

El porfolio de vinos de Bodega Numanthia.

El equipo, liderado por el argentino Julio Rodríguez, ha introducido prácticas de viticultura de precisión, vendimias tempranas, podas dobles y crianzas más largas en botella, logrando vinos de gran fineza y suavidad, con uno de los rendimientos más bajos del mundo (menos de 2.000 kilos por hectárea).

Un modelo de sostenibilidad y biodiversidad

Desde 2015, todo el viñedo se cultiva en ecológico y, en el caso de Venialbo, en biodinámico, aunque sin buscar la certificación comercial.

El objetivo es preservar la microbiología del suelo y la diversidad genética de la Tinta de Toro, rescatando material vegetal de los viñedos más antiguos y manteniendo vivas más de 120 variantes genéticas.

La bodega también ha iniciado proyectos de reforestación y rehabilitación de hábitats autóctonos, plantando miles de árboles como guardianes de este patrimonio único.

Numanthia produce entre 300.000 y 350.000 botellas al año, con una estrategia clara: crecer en valor, no en volumen, a pesar de que en algunas parcelas cueste 20 euros producir un kilo de uva, "todo es manual".

Jesús Jiménez, en el interior de Bodega Numanthia.

Jesús Jiménez, en el interior de Bodega Numanthia.

“No tenemos vinos de parcela”, aclara Jiménez. “Toda nuestra riqueza está en ensamblar las distintas expresiones de la Tinta de Toro”. Es el arte de convertir más de 30 microvinificaciones en tres vinos con alma única.

El coupage final se decide tras pasar por barrica —y, en algunos casos, por hormigón— para pulir la fineza sin perder la identidad ruda de Toro.

El 80% de la producción se destina a la hostelería y el 20% a la distribución, exportando a 70 países. El futuro pasa por consolidar su posición en mercados como México, Brasil, Reino Unido, Alemania, Japón y China, y por mantener la excelencia que la ha convertido en referencia mundial.

“Nadie en el grupo cuestiona el coste del vino, el mandato es hacer el mejor vino que se pueda. El futuro pasa por mantener la producción y crecer en valor. Cada año pensamos que es el mejor año, y al siguiente descubrimos que es aún mejor”.