Interior del Restaurante El Infantado en el Hotel Guadalajara & Conference Center Affiliated by Meliá

Interior del Restaurante El Infantado en el Hotel Guadalajara & Conference Center Affiliated by Meliá EE

Restaurantes

El restaurante de Guadalajara donde comer sano no está reñido con precio ni cantidad: menú con maridaje por 40€

La propuesta, centrada en la cocina alcarreña, cuenta con tres entrantes, un primero y un segundo a elegir, postre y café.

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Comer saludable no tiene por qué ser aburrido, caro o quedarse en un plato instagrammeable y diminuto.

El Hotel Guadalajara & Conference Center Affiliated by Meliá quiere demostrarlo y para ello ha organizado unas jornadas gastronómicas que apuestan por producto fresco, cocina de temporada y mucho sabor alcarreño.

Del 5 al 9 de noviembre, el restaurante El Infantado, situado en el hotel más grande de la provincia de Guadalajara, a 40 minutos del centro de Madrid, se viste de largo.

Las jornadas se engloban bajo el eslogan La suerte de comer sano. La esencia del producto, y presentan un menú especial pensado para disfrutar sin remordimientos.

Eliminan los fritos, las masas excesivas y se quedan con el producto fresco trabajado "como siempre" pero con la perspectiva gastronómica del ahora. Una forma de comer sano, pero sin que eso signifique comer 'poco' o insípido.

Pase de tres aperitivos: gilda de siempre, bomba de carrillera y milhojas de patata.

Pase de tres aperitivos: gilda de siempre, bomba de carrillera y milhojas de patata. EE

Al frente de este proyecto está el chef Bernardo Sánchez-Morago, que firma un menú donde manda la cocina alcarreña, el recetario tradicional y el producto de proximidad.

Aquí no hay fuegos artificiales. Pero sí hay fuegos, concretamente, mucho puchero. Hay caldos bien hechos, guisos con horas de chup-chup y verduras de temporada que no necesitan más maquillaje que un caldo concentrado.

La idea es sencilla: comer bien, sin culpas y con buen precio. El menú completo, maridado y sin letra pequeña, cuesta 40 euros, IVA incluido.

Por este precio, el comensal disfruta de tres entrantes para abrir boca, seguidos de un primero, segundo y postre. Todos ellos a elegir.

Puchero de carillas con perdiz.

Puchero de carillas con perdiz. EE

Entre los entrantes, destaca una gilda tradicional, una milhojas de patata con alioli de membrillo, en temporada ahora, y una bomba de carrillera con cebolla morada.

Este último es el bocado a destacar. Una croqueta melosa por dentro y crujiente por fuera con muchas horas de guiso detrás.

En los primeros hay todas las opciones: verduras en forma de menestra de temporada acompañadas con un caldo de setas, rissotto de chipirones, para el que prefiera tocar el mar desde lejos; y para los que viajan a la Alcarria con ganas de cuchara, un guiso.

Concretamente, un puchero de carillas con perdiz. Una receta de cuchara que se sirve en mesa directamente desde el cuenco de barro en el que se ha cocinado. Una ración más que contundente con zanahoria y patata hervida y grandes trozos de perdiz.

Cordero a la alcarreña con patatas panadera.

Cordero a la alcarreña con patatas panadera. EE

En los segundos, la cosa se pone más seria y, estando en la Alcarria la apuesta era clara:

Pero el que prefiera salir de la carne, puede decantarse por la ventresca de atún en escabeche de Jerez. Una pieza de grandes proporciones cocinada a la plancha y terminada con un escabeche de verduras.

Si todavía queda hambre para el postre, hay tres propuestas: fruta, en forma de pera asada con miel, un pan de calatrava con espuma de miel de las colmenas de Guadalajara y, por último, crêpes a la naranja con crema pastelera y Grand Marnier.

Ventresca de atún en escabeche de Jerez.

Ventresca de atún en escabeche de Jerez. EE

Todo ello maridado con vino blanco Orube DO Ca Rioja y tinto Valdubón Roble 9 meses DO Ribera del Duero, dos aliados perfectos para acompañar desde los entrantes hasta el guiso.

Para los aperitivos y el postre, algo más especial, un cava Aria Brut Nature y un Licor Prince Saint Aubín, para cerrar el plan. Y, si queda el último hueco: un buen café.

Para bajar la comida, siempre queda la oportunidad de conocer Guadalajara: su Palacio del Infantado, su salón chino (el único de toda Europa decorado con auténtico papel de arroz traído de China en el siglo XVII) o el panteón de los Mendoza situado en la iglesia del Convento del San Francisco, realizado a semejanza del panteón de los Reyes de El Escorial.