Carlos Herrera junto con Gonzalo, del Mesón Gonzalo (Salamanca).
El restaurante que ha visitado Carlos Herrera en el corazón de Salamanca: "Sus callos son los mejores del mundo"
Mesón Gonzalo resiste al paso del tiempo como un templo donde se celebran los clásicos. Asados, guisos y carnes conviven en la carta con la cocina contemporánea.
Más información: Carlos Herrera, enamorado de este restaurante en la playa de un pueblo de Alicante: "Sus arroces son perfectos"
En pleno corazón de Salamanca, a escasos metros de la Plaza Mayor, se ubica El Mesón de Gonzalo. Fundado en 1947, este espacio con más de siete décadas de historia se ha convertido en una parada imprescindible para quienes buscan autenticidad en la mesa.
Y recientemente, uno de sus comensales más ilustres ha sido Carlos Herrera, periodista y voz reconocida de la radio española, quien no dudó en rendirse ante unos buenos callos, uno de los platos estrella de la casa.
“Sus callos son los mejores del mundo”, escribió Herrera en sus redes sociales tras su visita, acompañando el elogio con un guiño al carismático Gonzalo Sendín, actual alma mater del restaurante e intérprete de un legado culinario familiar que ha sabido reinventarse sin traicionar sus raíces.
El interior del Mesón Gonzalo.
La herencia de un mesón con solera
Desde sus orígenes, El Mesón de Gonzalo ha hecho del respeto por el producto su sello de identidad. La filosofía es clara: partir de la materia prima más cuidada y elevarla con una cocina honesta que sabe moverse entre la tradición charra y una modernidad amable.
Este veterano de la hostelería, "desde los 16 compaginaba mis estudios de Ciencias Empresariales con ayudar a mi padre en el negocio familiar. Podría decir que me crié entre bambalinas, pero en realidad lo hice entre mesas, cubiertos y clientes, aprendiendo valores como empatía, respeto, cariño y hospitalidad" comparte.
El interior del Mesón Gonzalo.
Fue su abuelo quien abrió el Mesón de Gonzalo en 1947, "mi padre lo engrandeció durante más de cinco décadas y hoy, en la tercera generación, sentimos que vivimos quizá el mejor momento de nuestra historia".
Sendín ha entendido que la memoria gastronómica también puede actualizarse. Por eso, en su carta conviven recetas de siempre con otros platos de cocina contemporánea. Empezando por sus célebres callos, servidos en ración completa (24 €) o media (13 €) con los que fueron campeones del mundo en 2018.
Los míticos callos de Mesón Gonzalo.
Otros clásicos son "la croqueta de jamón finalista en Madrid Fusión, el canelón de carrillera con salsa Périgord y puré estilo Robuchon, el rabo de toro a baja temperatura, los asados de siempre o nuestra icónica torrija de brioche con helado de yogur" comenta Sendín..
"A todo esto se suman los platos fuera de carta que surgen porque Jesús Colorado, nuestro jefe de cocina, recorre a diario el Mercado Central y trae lo mejor de allí a nuestras mesas .Estos platos fuera de carta hace que nuestro cliente habitual no se canse de visitarnos y nunca sepa con qué le vamos a sorprender" añade.
El local mantiene un carácter propio y diferenciador, dividido en dos espacios con personalidad: el Restaurante, en la planta baja, donde la atmósfera taurina remite a los orígenes del mesón; y La Barra, en la planta superior, que ofrece un ambiente más informal pero igualmente cuidado.
Ambos espacios invitan al visitante a detenerse y disfrutar sin prisas, con una propuesta que combina el respeto a la estacionalidad, la calidez en el servicio y una ubicación privilegiada que lo convierte en uno de los referentes imprescindibles de la gastronomía salmantina.
Carlos Herrera, siempre atento a los placeres de la mesa, convirtió su visita en una declaración de amor no solo al restaurante, sino a toda la ciudad. “El resto de las cosas también. Y Salamanca, sus toros, su campo charro, qué decir…”, añadía en su mensaje.
Otro cliente satisfecho tras su visita al Mesón de Gonzalo, por el que ya han pasado otras personalidades, desde la Reina Sofía, hasta Elsa Pataky, Manu Carrasco, Carlos Sobera o Andrés Roca Rey, entre muchos otros en los últimos doce meses.