Del Poble, la pizzería que nació en La Safor y ya conquista media España

Del Poble, la pizzería que nació en La Safor y ya conquista media España

Restaurantes

Del Poble, la pizzería que nació en La Safor y ya conquista media España

Nacieron en un pequeño pueblo de La Safor y casi por impulso. Ocho años más tarde, están presentes en las principales ciudades de España y prevén crecer mucho más. 

1 agosto, 2023 02:00

Todo empezó en un garaje. "Como Steve Jobs, salvando las distancias", recuerda Isabel Fayos. Y es que en fue allí, en una cochera del Real de Gandía donde arrancó Del Poble. Era 2015 y así nacía una de las cadenas de pizzería más prolíficas de nuestro país. Ocho años más tarde, han abierto locales en Madrid, Barcelona, Málaga, Murcia, Alicante...  tiene un brillante porvenir.

¿Su sueño? "Llegar a tener 100 pizzerías". Esta es la historia de Del Poble, la pizzería que nació en un pequeño pueblo de La Safor y que ha conquistado ya buena parte de España. 

Y sus dos cabezas pensantes son Rubén Santos e Isabel Fayos, socios, antes también pareja, que se unieron en esta aventura. Se habían conocido en la terreta y por aquel entonces, Rubén trabajaba en Brasil de comercial. Empezaron a salir y al año siguiente, Isabel se fue allí a vivir también, concretamente a Ipanema. "Estando allí al año las cosas se empezaron a poner complicadas y nos salió una oferta de trabajo desde Valencia", explica Fayos a Cocinillas.

Una idea de negocio que surgió de una necesidad: tomar una pizza un domingo

Volvieron a su casa y se fueron a vivir a Almoines, un pequeño pueblo junto al Real de Gandía. "Estábamos acostumbrados a vivir en una ciudad vibrante, donde todo estaba abierto casi 24 horas. Llegó un domingo y a Rubén le entró mono de pizza. Se fue a dar una vuelta a ver si encontraba algo en el pueblo y para su sorpresa, allí no había nada". ¿La opción? Llamar a alguna cadena, pero se encontró con el hándicap de que para que la trajeran, tenía que hacer un pedido mínimo de más de 20 euros. Era eso o coger el coche e irse a Gandía a recogerla. 

Aquello les dio que pensar. "Rubén se quedó rumiándolo y al día siguiente me dijo, vamos a abrir una pizzería, a lo que le contesté, una no, dos, incrédula", explica. "No teníamos idea de hostelería, pero sí de negocios". Cuarenta días después, abrieron su primera pizzería en el Real de Gandía, con la ayuda de un primo de Rubén que trabajaba en una. Y lo hicieron alquilando un garaje de un amigo y gracias a los materiales de otro amigo constructor.

"Los primeros meses fueron un desastre. Solo funcionaba los fines de semana y era difícil porque había mucha gente mayor, que de normal, no se pide una pizza. Afortunadamente, el boca oreja empezó a funcionar y se decía que en el Real de Gandía había una pizzería que lo hacía muy bien". Empezaron a tener clientes de otros pueblos cercanos y a Isa se le encendió la bombilla y empezó a preguntar por el código postal de dónde venían, tal y como hacen en tiendas como Ikea o Leroy Merlin. 

Se dieron cuenta de que venía mucha gente, especialmente de Rótova. "De allí nos contaban que hacían quedadas y venía uno a por ellas y se llevaban 15 o 20 pizzas." Ese fue su segundo destino y donde abrieron su segunda pizzería. Y de ahí, al resto de los principales pueblos de La Safor. 

Del Real de Gandía a conquistar La Safor, Valencia y hasta Madrid

"Todos eran pizzerías para llevar, aquel era nuestro modelo de negocio entonces, locales pequeños, dos personas trabajando...", recuerda. Pero una pizza tan buena, también merecía que sus clientes pudiesen tomarla emplatada y recién salida del horno. "Abrimos en Gandía nuestro primer restaurante en 2017. A partir de ahí empezamos a envalentonarnos. Nos fuimos a Valencia y abrimos en Benimaclet, donde introdujimos también las pastas para los mediodías".

Al poco llegó el verdadero impulso. "Se pusieron en contacto conmigo a través de Instagram del proyecto Lanzadera. Al principio no le dimos bola, porque no sabíamos muy bien qué era y no nos fiábamos", ríe, pero siguieron insistiendo y finalmente se sentaron con ellos. 

Así empezó su colaboración. "A partir de ahí abrimos también en Blasco Ibáñez y al poco tiempo, también en Torrent. "Cuando abrimos este último fue cuando llegó la pandemia", rememora. "Nos vimos con el agua al cuello, porque nuestro negocio no tenía a nadie detrás, solamente a nosotros. Con tres locales recién abiertos fue una locura. Estábamos atentos a todas las leyes que iban saliendo y decidimos no cerrar, para seguir ofreciendo el delivery".

Si en un principio tenían acuerdo con Deliveroo, luego se abrieron también a otras plataformas. "Cuando entrabas en las apps, no había prácticamente nada. Y aquello, en un momento tan crítico, hizo que Del Poble despegara". Ya en junio de 2020, de la mano de Uber Eats, empezaron a abrirse a más ciudades más allá de la Terreta y la Comunidad Valenciana. Ahora, su plan de expansión va de la mano, en exclusiva, con Glovo. 

Hoy tienen más de 200 trabajadores y un total de 30 locales, con la previsión de abrir otros cuatro más de aquí a final de año, en ciudades como Córdoba o Xàtiva. "Para los próximos años, prevemos un mínimo de cinco aperturas anuales, en otras provincias de España y ciudades en las que ya estamos", indica y termina, "nuestro sueño es llegar a tener 100 pizzerías". 

Pizzas con carácter valenciano

¿El secreto de su éxito? Que son pizzas que están muy buenas y que no tienen más misterio que utilizar una buena materia prima, un horno de leña y rodearse de productores muchos de ellos de la Comunidad Valenciana, apoyando así al comercio local. 

"Cuando empezamos en el Real de Gandía, nuestros proveedores eran la verdulería del pueblo, el carnicero... De alguna manera, eso lo hemos querido blindar y proteger y seguir contando con productores pequeños", explica Isabel. "Por ejemplo tenemos una pizza, la fadrina, que se elabora con quesos de productores locales, con producciones tan pequeñas que muchas veces se quedan sin stock". 

Tiene pizzas clásicas, como la margarita, la cuatro quesos, borromea, reina o cuatro estaciones. Pero también singulares, como la mexicana con carne picada y tabasco o la pizza a la miel, que lleva pollo asado, mostaza, brie y miel de azahar.

Hasta presentan un apartado de 'valencianotas', dedicadas a la cocina de la terreta, con su pizza esmorçaret, en honor de esta tradición, con morcilla, longaniza, alioli y vitet (guindilla) o la carxofeta, que en temporada, incorpora alcachofa de Benicarló.

Y no solamente se alían con productores, sino también con pequeñas empresas o artistas, para decorar sus locales o calzar a sus empleados, como es el caso de las zapatillas Timpers, que producen personas con discapacidad, las lámparas artesanas de Peralta Vidavi, empresa valenciana o los trabajos de Taruga, diseñadores que decoran sus locales.