Paula Babiano durante la entrevista en Tómatelo con vino

Paula Babiano durante la entrevista en "Tómatelo con vino" Tómatelo con vino

Reportajes gastronómicos

Paula Babiano, repostera con 8 tiendas: "Pedí 3.000 € a mis padres porque no podía pagar el alquiler de casa ni la compra"

Paula Babiano, propietaria de Balbisiana, es una de las empresarias más exitosas dentro del panorama gastronómico. La suya es una historia de éxito y superación con unos comienzos nada fáciles.

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Se licenció en Derecho, durante años fue opositora a Registros, trabajó durante cuatro años y medio en un prestigioso bufete de abogados, durante un tiempo fue abogada de día y repostera de noche y, finalmente, ha conseguido un éxito aplastante con , una pastelería en la que los dulces son un auténtico sueño.

Paula Babiano, la pastelera que ha conquistado Madrid con sus tartas y sus trufitas, cuenta ya con 8 puntos de venta entre tiendas-cafeterías y corners en establecimientos como Zara Home o la Terminal 4 del Aeropuerto Internacional Adolfo Suárez - Madrid Barajas y casi 200 empleados, y es la persona detrás de tan apasionante historia.

Una historia que también ha estado marcada por el sacrificio, la renuncia y muchos momentos en los que pensó que todo se derrumbaba. De todos ellos estuvo hablando la propia Paula con Rocío Irisarri y María Fernández-Rubíes en el pódcast Tómatelo con vino.

De opositora a pastelera

Paula Babiano en Tómatelo con vino

Paula nació en el seno de una familia de abogados del Estado y desde pequeña, el derecho fue el destino que le marcaron. "Yo recuerdo que, de pequeña, cuando íbamos en coche y veíamos un accidente, mi padre me decía: '¿Y a quién demandaríais?'", cuenta.

Estudió Derecho, aunque quería hacer Empresariales, y opositó durante cinco años a Registros. "Estudiaba 16 horas al día, descansaba una tarde. Lloraba todos los días", recuerda. Esa disciplina brutal le dio herramientas, pero también la certeza de que no era su camino.

Cuando dejó las oposiciones, vendió su coche y se fue a viajar tres meses. A la vuelta, entró en Cuatrecasas, uno de los despachos más prestigiosos de España. Allí trabajó cuatro años y medio, pero nunca dejó de hacer repostería.

"Durante la oposición, por no dejar de hacer algo con las manos, hacía también repostería. Y seguí haciéndolo cuando estuve en Cuatrecasas", explica. Los lunes, sus compañeros bajaban a ver qué había traído. "El jefe de la oficina de Madrid bajaba a ver qué había hecho. Hoy, ¿qué traes?", recuerda.

Abogada de día, repostera de noche

En diciembre de 2016, en una comida de amigos, los dueños del grupo Larrumba probaron su banoffee y le propusieron venderlo en sus locales. Ahí empezó todo. "Me levantaba a la una de la mañana, vestida de traje de chaqueta, cogía la moto, me iba al obrador, hacía las tartas y luego volvía al despacho", relata.

Compaginaba jornadas interminables en el bufete con noches en el obrador. Cuando en marzo de 2017 decidió dejar Cuatrecasas, el jefe de la oficina le dijo algo que siempre ha tenido presente: "Mira, Paula, abogados hay muchos, emprendedores muy pocos. Mucha suerte".

Pero emprender sin un capital que la respaldara fue durísimo. "Yo llegué a un momento en el que no pude pagar el alquiler ni la compra. Pedí 3.000 euros a mis padres y me dijeron: 'Paula, ha sido tu elección y tú te apañas con lo que puedas'", cuenta.

Lejos de echarse atrás, para salir adelante, Paula realquilaba su casa con Airbnb de forma ilegal para pagar su propio alquiler, trabajaba como freelance, daba clases de inglés, redactaba contratos.

"Fue un año muy duro. Además, no tenía el apoyo familiar. Mis padres me quitaron el coche de la familia para intentar disuadirme", explica. Llegó a coger prestado el coche de una amiga de madrugada para ir al obrador.

En 2019, Balbisiana entró en Lanzadera, la aceleradora de Juan Roig. Allí recibió su primer préstamo y formación en planes de negocio y marketing digital. Con ese dinero montó su primer obrador en Móstoles. Lo inauguró en febrero de 2020.

"Sale mi primer palé y cierra todo. Se declara el COVID y los clientes me devuelven los productos. Pensé que hasta ahí habíamos llegado en Balbisiana'", recuerda.

Pero tampoco se rindió. Estudió la ley y, como no cerraban el obrador, decidió hacer la primera tienda online de venta de tartas a nivel nacional. "En 2020 era impensable que tú compraras una tarta online", dice. Su equipo, entonces de 12 personas, trabajó a destajo.

"Todo el mundo vino a trabajar. Había un virus mortal que nadie sabía lo que era y la gente no se lo pensó", relata. Compraban packaging en Portugal porque las fábricas estaban cerradas. La competencia no estaba digitalizada. "Lo petamos. En el COVID nos conoció muchísima gente", afirma.

Uno de los peores momentos llegó un 6 de enero. La empresa de transportes entregó los roscones a deshora. "El teléfono empezó a sonar. Estaba yo sola, llorando al teléfono, buscando a los repartidores con los roscones para repartir yo misma".

8 puntos de venta en 4 años

En 2021 abrió su primera tienda física en Velázquez. Fue un éxito. Decidió abrir tres locales más y concursar para entrar en la T4 del aeropuerto. "Pensé que no nos lo iban a dar. En el aeropuerto el 99,9 % va a través de un máster franquicia. Somos como el 1 % que abre por su cuenta", explica.

Pero entonces falleció su madre. "Entré en un shock postraumático. Estuve tres o cuatro meses en una niebla mental", cuenta. Las aperturas se retrasaron, los préstamos empezaron a cobrarse, las obras fueron más caras de lo previsto. "Fue el acabose. Tuvimos una tensión de caja brutal. Nunca había dejado de dormir por Balbisiana", reconoce.

No empezó a dormir hasta diciembre de 2023 y hoy, por fin, la empresa es un éxito rotundo. Pero Babiano insiste en que no es solo profesional. "El éxito también es haber superado ciertas cosas a nivel personal, haber trabajado en mi yo interior, haber sido capaz de tomar una decisión de no hacer lo que esperaban de mí", reflexiona.

Confiesa que lleva 12 años en terapia. "He cambiado muchísimo. He hecho más amistades en los últimos siete años que en toda mi vida junta", asegura. Y ha aprendido a planificar su vida personal.

Babiano, que recientemente ha sido madre, también ha aprendido a relativizar. Cuando ve a alguien de su equipo agobiado, le dice: "Tía, que vendemos tartas, no salvamos vidas". La muerte de su madre le hizo consciente de su propia mortalidad. "Eso me ha hecho cambiar de perspectiva. Me ha abierto otra vida", reconoce.

Y en el presente, entre apertura y apertura -la última hace tan solo unos días en Aravaca-, Paula también quiere disfrutar.

"Brindo por estar viva y tener a la gente que quiero contenta y bien. Creo que hay que darle más importancia a lo que realmente la tiene", concluye. Balbisiana es hoy un referente en repostería, pero detrás hay una historia de sacrificio, renuncia y resiliencia que es pura inspiración.