Lo reconozco, he caído. Llevo toda la vida presumiendo de que no me gusta el dulce, pero he de admitir que durante los últimos años mi paladar ha evolucionado y ahora aprecia cosas que antes hubiese descartado desde el minuto uno.

Una de las recetas que he visto en casa bastantes veces y ni probaba porque estaba convencida de que no me iba a gustar, es la que os traigo hoy: el Tiramisú. Todo un clásico de la cocina italiana que ha conquistado a grandes y pequeños, y que no puede faltar en ninguna carta de restaurante de esta región.

Fue el año pasado, durante los meses que estuve viviendo en Inglaterra, cuando me enamoré de este maravilloso dulce. Me volví prácticamente adicta, para que os hagáis una idea, cenaba Tiramisú dos o tres veces por semana durante muchos meses… ¡Una locura!

Preparación

En primer lugar advertiros que esta no es la clásica receta italiana, sino una adapatación de la misma para poder elaborarla en casa de manera más rápida y fácil con un resultado excelente, al más puro estilo cocinillas.

Lo primero de todo es preparar el café, ya que necesitaremos que se enfríe para poder empezar a trabajar con él. Quizás lo más importante de todo esto es que se haga en cafetera italiana, la de fuego de toda la vida. Las americanas (jarra grande de cristal) preparan un café demasiado flojo y más aguado, por lo que no nos servirá.

Por otro lado cascamos los huevos, separando las yemas de las claras con ayuda de la cáscara. Batimos las claras enérgicamente en un bol grande hasta llegar al punto de nieve y reservamos. En otro recipiente similar, mezclamos el queso mascarpone, con las yemas y el azúcar (reservando un cucharadita o dos) hasta que quede una masa lo más homogénea posible y sin grumos apenas. Una vez tengamos estas dos fases terminadas, juntamos todo en un bol y mezclamos bien.

Como último paso antes de preparar “la tarta”, servimos el café en un recipiente pequeño y añadimos el amaretto (2-3 cucharadas soperas) y el azúcar que nos había sobrado. Removemos bien la mezcla intentando que se disuelva un poco el azucar y se termine de enfriar.

Para que el resultado del Tiramisú sea óptimo, os recomiendo recurrir a un fuente alta de base grande. En mi caso he utilizado un tupper gigante de cristal para que podáis ver mejor la distribución de los ingredientes en las distintas capas.

Esto es tan sencillo como realizar 3 veces los siguientes pasos:

  • Disponer una base de bizcocho (soletillas) que cubra toda la superficie, con la parte plana hacia arriba para que empape mejor.
  • Empapar con el cáfe+amaretto poco a poco, con la ayuda de una cuchara, de manera que quede bien repartido pero sin pasarnos, ya que se desharía la base.
  • Espolvorear cacao en polvo por encima
  • Cubrir con la mezcla de queso + huevo

Sonbre la última capa de mascarpone, que intentaremos que sea un poco más alta, espolvoreamos cacao en polvo y chocolate negro rallado (con la ayuda de un cuchillo de sierra bastará), de manera que la superficie quede completamente oscura y cubierta. Tapamos el recipiente con papel film transparente o tapa e introducimos en la nevera durante 12 horas al menos para que repose y coja consistencia.

Resultado

¡El tiramisú está listo para tomar! Sé que puede parecer un poco pesada de hacer la receta, pero de verdad os aseguro que es muy fácil, sólo que hay que seguir los pasos y su orden cuidadosamente para que salga tan rico como este que Cocinillas os trae hoy.

Ideal para poner el broche final a una cena con amigos y metéroslos en el bolsillo con un postre diferente y buenísimo. ¿Cómo hacer que sea perfecto del todo? Acompañadlo de un buen café italiano 😉

Tiempo: 30-40 minutos +reposo

Dificultad: 3/5

Digestión: 4/5

Precio: 10-12 €

Noticias relacionadas