Pescado y marisco

Sardinillas picantes con tomate, hechas en casa saben mejor

Son un clásico de las latas de conservas, pero las sardinillas picantes con tomate si se hacen en casa están aún más ricas.

12 junio, 2017 12:34

0 votos

Dicen en mi tierra que, “por San Juan, la sardina moja el pan”, queriendo decir que al estar en su mejor momento, están tan jugosas que “mojan” el pan. Por eso este mes es el mejor del año para disfrutar de todo tipo de elaboraciones con sardinas que el resto del año no nos queda más remedio que consumir enlatadas.

Ingredientes

  • Sardinillas frescas limpias -sin tripas y sin cabeza-, 1 kg
  • Tomate triturado sin pieles ni semillas, 800 g
  • Aceite de oliva virgen extra, 100 ml
  • Laurel, 1 hoja
  • Ajos, 3 dientes
  • Guindillas, 2 o 3
  • Sal, al gusto
  • Azúcar, 1/2 cucharadita

Y si las sardinas están ricas, las sardinillas – o xoubiñas, como las llamamos en mi tierra- ya ni os cuento. Además, aunque al hablar de sardinas frescas lo primero que pensemos es en comerlas a la brasa, la verdad es que en casa se pueden preparar de muchas más formas, especialmente las sardinillas que son muy fáciles de cocinar, en aceite, en escabeche o con tomate, como estas sardinillas picantes con tomate que están para chuparse los dedos.

Preparación de las sardinillas picantes con tomate

1: Preparar la salsa

En una cazuela ancha ponemos a calentar el aceite con los ajos cortados en un par de trozos, las guindillas -si queréis que piquen mucho, podéis cortar las guindillas en un par de trozos- y la hoja de laurel.

Cuando empiecen a soltar el aroma, nos aseguramos de que el aceite no esté hirviendo y añadimos el tomate triturado. Damos unas vueltas y dejamos que se fría el tomate durante unos 30 minutos a fuego medio-bajo y removiendo de vez en cuando para que no se agarre.

2: Cocinar las sardinas

Cuando el tomate esté listo, salamos ligeramente las sardinillas, las echamos en la salsa, y las dejamos al fuego un par de minutos. Apagamos el fuego, y las dejamos un par de minutos más en la cazuela para que se terminen de hacer con el calor residual.

Pasado ese tiempo, las pasamos a la fuente en la que las vayamos a presentar.

3: Conservarlas en la nevera

Si las vamos a guardar en la nevera para consumirlas en los días siguientes, esperamos a que se enfríen las sardinas y el resto de la salsa y, cuando estén frías, cubrimos las sardinillas con el resto de la salsa. No conviene echarlo todo a la fuente en caliente, porque las sardinillas se nos pasarían mucho de cocción con el calor residual.

4: Servir

Son muy versátiles, si las servimos en caliente las sardinillas picantes con tomatepodemos acompañarlas de patatas hervidas o arroz blanco y, con un poco de ensalada, tendremos un menú genial. Si lo que buscamos es un aperitivo, tanto en frío como en caliente, servirlas sobre una rebanada de pan de maíz –broa o brona– nunca falla. Y, por supuesto, serán un éxito dentro de una barra de pan en un mítico bocata de sardinas al que le podéis dar un toque de color con unas hojas de lechuga.

Notas

Muchos os estáis preguntando qué pasa con las espinas. Si sois muy tiquismiquis podéis quitárselas como a los boquerones y cocinar las sardinillas sin espinas, ahora bien, a no ser que el pescadero se enrolle mucho será un trabajo que os tocará hacer a vosotros en casa. Yo prefiero dejar las espinas, tal cual las sardinillas de lata, porque se pueden comer perfectamente con la espina que solo da un ligero toque crujiente.

Además, consumir los pescados así de pequeños con sus espinas, es beneficioso para nuestra salud, ya que las espinas suponen un aporte de Calcio de gran calidad, aunque por supuesto el decidir consumirlas con o sin espinas es exclusivamente cosa vuestra.