Una vez acudí a un conocido restaurante de comida italiana y americana que francamente estaba muy bien. Uno de sus platos era una Pizza Calzone, pero no de esa que dice serlo de Casa Tarradellas, una de verdad. Una masa de pizza doblada como una empanadilla con un relleno de pollo, pimientos, tomate y queso.

A mi pareja y a mí nos encantó por lo que tenía que intentar hacerlo en casa, solo que con otros ingredientes que nos gustan más.

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Preparación

Antes de empezar os recomiendo que la masa de la pizza no la saquéis de la nevera para que no pierda la temperatura, pues será más difícil trabajar con ella. Dicho esto vayamos al lío.

Comenzamos por cocinar el relleno cortando en tiras no muy largas el pimiento rojo y el verde. Ponemos a fuego medio una sartén con un chorrito de aceite y añadimos los pimientos. Mientras se fríen cortamos los tomates en cuadraditos, no echéis el tomate enseguida ya que los pimientos necesitan más tiempo para pocharse. Esperados unos minutos agregamos los tomates manteniendo la misma temperatura del fuego y removiendo de vez en cuando.

Pasamos a cortar en cuadraditos ,o lo más parecido que podáis, la pechuga de pollo y la añadimos a la sartén. Agregamos una pizca de sal y removemos para que se cocine todo a partes iguales. No es necesario que el pollo se dore, por lo que en cuanto el pollo esté blanco podemos retirar la sartén del fuego, que nos habrá llevado no más de 15 minutos.

Reservamos el contenido de la sartén y encendemos el horno a 220º C con las resistencias de arriba y abajo. Cortamos unas rodajas de medio centímetro de grosor, aunque el grosor como veáis, pero este queso da mucho sabor.

Sacamos la masa de la pizza, la desenrollamos con cuidado y colocaremos el sofrito en una de las mitades dejando uno o dos dedos de margen con el borde. No importa la altura que coja el sofrito lo importante es que se cierre bien la masa para que no salga el interior. Para colocar el relleno os aconsejo que uséis una espumadera para no echar el jugo que saldrá de freír los pimientos, tomates y el agua del pollo.

Añadimos por encima las rodajas de queso de cabra y encima de esta echamos la cebolla caramelizada, que podéis comprarla hecha o bien hacerla de diferentes formas que ya hemos explicado en otras recetas.

Con la ayuda del papel que viene en la masa cerramos la pizza y los bordes tirando desde abajo hacia arriba. Introducimos la calzone a una altura por debajo de la mitad del horno, para que cocine bien la masa.

Transcurridos unos 15 minutos, aunque echarle un ojo de vez en cuando, tendremos la masa dorada y la pizza calzone lista para servir.

Resultado

Un plato riquísimo, para ponerse las botas y caerse de culo de la mezcla del sabor del queso de cabra y el dulce de la cebolla caramelizada.

Tiempo: 40 minutos

Dificultad: 3/5

Digestión: 4/5

Precio: 10€

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