Hoy os traigo una receta que es un desfase: ¡Lasaña de albóndigas!

Aunque puede sonar de lo mas bestia, en realidad no es ni mejor ni peor que una lasaña normal porque lleva los mismos ingredientes.

Podemos hacerla de dos maneras: Haciendo las albóndigas específicamente para la lasaña, como yo he hecho hoy, o para aprovechar albóndigas que os hayan sobrado de otro día.

Además en la versión de hoy os voy a enseñar una manera de hacer la lasaña sin bechamel. ¡Y da muy buen resultado!

Preparación

Primero hacemos las albóndigas. Si vamos a usar albóndigas que nos hayan sobrado nos saltamos este paso por completo pero las cortamos en trozos si son demasiado grandes. Si no, para hacerlas empezamos triturando en un picador de verduras dos dientes de ajo, un poco mas de media cebolla y las especias. A falta de un picador lo hacemos a mano lo mas pequeño que podamos. Echamos la mezcla resultante en un bol junto con la carne, yemas de huevo, sal, y dos puñados de pan rallado.Una vez mezclado, hacemos bolitas con ello hasta que acabemos con todo. Tienen que ser albóndigas pequeñitas.

Freímos las albondiguitas en una sartén con un chorro de aceite y vamos apartando la grasa que sueltan. Cuando estén bien marrones las apartamos.

Freímos el resto de la cebolla picada en cuadraditos y un diente de ajo picado. Cuando la cebolla esté casi transparente subimos el fuego y añadimos medio vas de vino tinto. Reducimos hasta que deje de oler a alcohol y añadimos el tomate, azúcar y albahaca fresca. Podemos echar también opcionalmente unos tomates cherry. Reducimos la salsa 5 minutos o hasta que tena la consistencia deseada y salamos al gusto. Por utimo añadimos las albóndigas que teníamos apartadas.

Llega el momento de montar la lasaña. Cortamos las bolas de mozarella en rodajas muy finas. En la base del recipiente echamos una fina capa de la salsa de tomate y sobre ella vamos colocando capa por capa (pasta, salsa, mozarella). Hacemos dos o tres pisos y terminamos cubriendo con láminas de lasaña.

Ahora cubrimos con la mozzarella rallada y podemos colocar rodajas que nos hayan sobrado. Por último cubrimos con queso parmesano y metemos en el horno 1 hora a 180º.

Resultado

Pues riquísima. La verdad es que la mozarella da muy buen resultado, y entre capa y capa salen tiras super elásticas. Sin duda volveré a usar este truco en el futuro.

Además, al igual que la lasaña de toda la vida, se puede congelar una vez cocinado y queda estupendamente para después sólo calentarlo en el micro.