Si lees esto, dependiendo de tu estado anímico, puedes darle una entonación y otra incluso y una emoción. Y, al menos, una de ellas puede que se escape del debate de si es real o no; o puede que genere otro…. Pero tengo claro que lo que hoy entendemos como restaurante, no se quedará así dentro de 5 a 10 años. ¡5 a 10 años!, piensa que en menos tiempo cambiamos de tener móviles con teclas a pulsar pantallas, de partidos en el gobierno, o incluso de coche.

La etapa de restauración tal y como aprendimos ya es diferente, y está en continuo cambio hacia el futuro. La pandemia aceleró todo un proceso que venía empezando y ahora se ha quedado: tener motor propio de reservas digital; tu propio crm; tu web vinculada a las web sociales; los pedidos automatizados; programas que te avisan cuando hay subida de precios o te facilitan la realización de escandallos ahorrándote un 90% del tiempo que empleamos para gestionar nuestros negocios. Al igual que para el cliente: la posibilidad de reservar en un restaurante como si de una obra de teatro se tratara, eligiendo mesa, experiencia, hora, y pagando por adelantado, pudiendo adaptar su experiencia casi a la medida, teniendo a su alcance una lista sin fin de establecimientos con especialidades para elegir la forma de disfrutar de esa cena o comida.

Algunos piensan que la IA está llegando y realmente se está utilizando desde hace años para dar cabida a multitud de servicios que usamos en los restaurantes: geolocalización; sugerencia o notificación interesada; elección de tipo de servicio; creación de robótica inteligente para crear cócteles; servir la mesa o cocinar sin la mano del ser humano. Es decir, vamos bastante tarde. No es el futuro sino el presente.

Y, ¿qué vendrá dentro de 5 a10 años? No lo sabemos (quiero creer que nadie). Sin embargo, sí es cierto que dentro de la gastronomía hay una tendencia a tener un pensamiento crítico con la propia profesión en sí, chascarrillos entre colegas, de estar etapas de la vida más en la búsqueda del tiempo que del dinero, huir de los dolores de cabeza, que ancestralmente persiguen a esta profesión, de respirar y vivir más, de ser más consciente y vivir el presente.

Ahí creo que está la clave: la consciencia, la presencia, el ahora. El sentido que para muchos profesionales empieza a pesar tanto, que influencia en la toma de decisiones, de nuevas, aperturas, equipos, ritmos de vida. Ahora tener en cuenta todo eso, apuntala una nueva forma de entender los negocios de la hostelería, la forma de mostrar atención a los clientes, servir, y hacer todo esto desde otro lugar, desde una energía diferente a la que hasta ahora nos ha movido. Así que el cambio se atisba a lo lejos, como se veía el de la IA, el mundo digital y la mismísima revolución industrial.

Y otras cosas no, pero esto tengo claro que no va a quedar así.