“Quien no ha visto toros en El Puerto, no sabe lo que es un día de toros”, dijo Joselito. Y la frase del torero se quedó para siempre grabada en un azulejo en la plaza de El Puerto de Santa María.

Pensé en esta frase de Joselito mientras veía la tercera temporada de Shtisel, en Netflix. La serie trata de una familia ultraortodoxa de Israel que nada tiene que ver con toros, ni con El Puerto, ni con Joselito, pero me conectó con todo esto cuando Shulem, el patriarca de los Shtisel, hizo un amago de ponerse igual de sentencioso diciendo lo siguiente:

“Quien no ha comido la tarta de queso de Brizel, nunca ha probado la tarta de queso de Brizel”. Tacatá. Y ahí nos puso a todos los impíos a salivar.

Shulem disfrutando de la tarta de queso de Brizel

Shulem disfrutando de la tarta de queso de Brizel

Para quien no haya visto la serie, Shulem es un señor mayor, viudo y muy glotón. En este personaje o en las escenas donde él aparece se dan la mayoría de las referencias gastronómicas que tiene la serie, que no son pocas. Y aunque los alimentos lácteos no están muy presentes en la comida kosher, por la regla que existe de no poder mezclarlos con carne o tener que dejar pasar una hora desde que tomas leche hasta que comes carne o seis desde que has comido carne hasta que puedas tomar leche, en esta tercera temporada, la tarta de queso de Brizel se menciona con entusiasmo dos veces hasta que finalmente la muestran.

La tarta de queso de Brizel es el dulce con el que Shulem quiere agasajar a una amiga con la que le gustaría casarse. Cuando menciona este pastel, disfruta tanto de cada palabra que parece que lo está paladeando. De hecho, no descarto que la cita sea la excusa para comerse la tarta, porque muestra más pasión por el postre que por su amiga.

Tarta de queso de Brizel

Tarta de queso de Brizel

Los guionistas de la serie no lo saben, pero cada vez que Shulem mencionaba este pastel, me sacaban de la historia y me ponía a hacer mis cábalas de a qué sabe. Shulem no da detalles del sabor, ni de la textura, ni de por qué le vuelve loco, solo dice que es un manjar, así que ahí estaba yo pensando: “Los pasteles de queso en Israel no son como los cheesecake estilo neoyorkino (que son los que conocemos en España). Son algo menos dulces, están aromatizados con vainilla, y tienen la masa más ligera, ya que están hechos con queso crema israelí (gvinah lavanah) que podemos sustituir por un quark, uno de los quesos menos grasos que hay. Por el tipo de queso que utilizan los israelís, imagino que sus cheesecakes tendrán un toque ácido”. Así que sabiendo esto, me fui haciendo una idea del sabor que le ponía a Shulem el brillito en los ojos.

Fachada de la pastelería Brizel. Foto: Google Maps

Fachada de la pastelería Brizel. Foto: Google Maps

Pero ¿qué es Brizel? Brizel es una panadería tradicional del barrio Mea Shearim, un barrio ultraortodoxo de Jerusalén muy cercano a Geula, el barrio de los Shtisel. Así que panadería y pastel existen en realidad. En el diario israelí Israel Hayom tuvieron tanta curiosidad como yo por esta tarta, así que fueron a probarla y en su artículo dicen que en la misma calle, Mea Shearim, hay tres panaderías Brizel y que hacen dos tipos de tartas de queso: una más mazacote y la otra más ligera, con miga de galleta de base y de cobertura. Y ésta, ésta última es la que me interesa. Ésta es la que sale en Shtisel.

Como pasa con muchas otras experiencias vitales, en lo referente a la gastronomía y los sabores a veces las expectativas son tan altas que no se cumplen. O también puede ser que, como cada uno de nosotros es historia y memoria y cada uno tiene las suyas, lo que para un paladar acostumbrado a la comida israelí y los dulces tradicionales es gloria, para otros puede no estar tan bueno. Así que, por lo que cuentan quienes hicieron la cata para el diario israelí, me temo que la decepción es lo que nos espera si comiésemos la tarta de queso de Brizel: “No está sabrosa, las migas de galleta dejaban mucho que desear y si no eres un fanático de los sabores de antaño, posiblemente no te diga nada”, dicen en el artículo.

No obstante, estoy deseando poder viajar a Israel y visitar Geula y el número 68 de Mea Shearim para comprarme una tarta de queso de Brizel. Qué ilusión me haría encontrar en la puerta del establecimiento un azulejo grabado que diga: “Quien no ha comido la tarta de queso de Brizel, nunca ha probado la tarta de queso de Brizel” (Shulem Shtisel).

Mientras tanto, hasta que pueda probar la auténtica tarta de queso de Brizel, voy a hacer la receta de esta web, que me da que se tiene que parecer bastante.