Fuet cortado

Fuet cortado a-lesa iStock

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Ni arrancar la piel en mil trocitos ni rascarla: el sencillo truco de un chef para pelar el fuet sin esfuerzo

Muchos prefieren consumirlo sin piel, pero no es tarea fácil retirarla.

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El fuet es un famoso embutido curado, típico de la cocina catalana, muy apreciado y ampliamente consumido en toda España.

Se elabora con carne magra de cerdo a la que se añade grasa, sal y especias como pimienta negra. Es fácilmente reconocible por la densa capa de polvo blanco que recubre su piel.

Este fino polvo, de aspecto similar a la harina es, en realidad, un moho del género Penicillium, que, por extraño que suene, desempeña un papel clave en la calidad y seguridad del fuet de cara a su consumo. Sus funciones son:

  • Protección. Actúa como una barrera natural que impide el desarrollo de otros microorganismos potencialmente dañinos, preservando el embutido de forma natural.
  • Maduración. Contribuye al proceso de maduración, ayudando a desarrollar los aromas y el sabor característicos del fuet.
  • Hidratación. Ayuda a mantener la humedad interna del embutido, mejorando su textura y evitando que se reseque en exceso.

¿Es comestible la piel del fuet?

El consumo de esta capa blanca no representa ningún riesgo para la salud; al contrario, su presencia indica que el fuet ha seguido un proceso de curado adecuado y está en óptimas condiciones para el consumo.

Tanto la tripa natural como la artificial, así como el propio moho, son aptos para comer. Incluso las personas celíacas o intolerantes al gluten pueden comerla, que es una duda muy habitual debido al parecido de este moho con la harina.

Así influye la piel en el sabor del fuet

Cada productor de fuet suele tener su propia cepa de este moho blanco y esto hace que exista diversidad entre los que nos encontramos en el mercado. El moho es como la "firma" del fabricante que dota de personalidad propia a sus embutidos.

Cada cepa de Penicillium nalgiovense, al crecer sobre la superficie, libera compuestos aromáticos que se transfieren a la carne, alterando su composición y generando matices propios.

Por eso, dos fuets elaborados con la misma receta, pero curados en secaderos con distintas cepas, no tendrán el mismo sabor ni aroma, porque cada uno habrá desarrollado matices distintos.

Aunque los expertos aconsejan consumir el fuet con piel, la decisión de retirarla o no es puramente una cuestión de preferencia personal, ya que algunas personas disfrutan de la textura y el sabor que aporta, mientras que otras no.

El truco para pelar el fuet sin esfuerzo

Al ir secándose el fuet durante el proceso de curado, la tripa en la que está embutido, es decir, la piel, se va pegando con fuerza, hasta el punto de que, si se intenta retirar, es fácil que se arranquen trozos de la carne.

Por eso, algunas personas optan por rascarla para intentar limpiarla y retirar el moho, pero hay un truco mucho más eficaz con el que la piel sale en una sola pieza.

Lo ha compartido en su perfil de Instagram el chef de la cuenta @tallertapasbcn. Según explican, basta con sumergir el fuet en agua durante un rato. Eso hidratará la piel reseca haciendo que se despegue fácilmente de la carne.

Este truco es efectivo cuando se necesite pelar una pieza entera, ya que no nos valdría para pelar un trozo y dejar el resto con la piel húmeda, algo que aceleraría el deterioro del embutido. Tampoco es aconsejable cuando el fuet está empezado.

Pero, en esos casos, en vez de sumergirlo, podemos mojar el trozo que necesitamos con el chorro de agua del grifo, teniendo cuidado de proteger el corte en caso de que el embutido no esté entero.