El chef Ferrán Adrià.
Ferran Adrià, chef: "Desde el cierre de El Bulli soy una persona sin sueldo y que casi no tiene ingresos"
El chef confiesa cómo es su vida tras esos 25 años trabajando al frente de el Bulli: "No tengo coche y mi mujer me obliga a comprarme ropa".
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Ferran Adrià es uno de los chefs más influyentes del mundo y todo un referente indiscutible por transformar la gastronomía contemporánea a través de su mítico restaurante el Bulli. Un auténtico paraíso de la innovación gastronómica que lideró junto a su hermano Albert Adrià hasta su cierre en 2011, sin embargo, su impacto como el mejor restaurante del mundo está lejos de haberse apagado.
Desde su cierre, Ferran Adrià se ha convertido en figura clave de la Fundación elBulli, un auténtico laboratorio de ideas que busca preservar ese legado creativo y formar a su vez a nuevas generaciones. Una fundación que tiene como misión salvaguardar el conocimiento y la experiencia de el Bulli como centro de investigación culinaria, compartir su modelo de gestión e innovación y generar contenido de calidad para la formación en alta cocina.
El Bulli fue entre 1984 y 2011, toda una meca de la revolución gastronómica mundial bajo el liderazgo de Ferran Adrià. Un espacio ubicado en Cala Montjoi al que miles de personas soñaban con acercarse y que fue durante 25 años el epicentro de la vida del chef. Sin embargo, lejos de los lujos que puedan asociarse a su persona, asegura que es alguien normal.
"Ahora soy una persona que no tiene ningún sueldo y que casi no tiene ingresos", contaba hace unos meses y sin rodeos en el podcast de Uri Sabat, dejando claro que no saca nada de su fundación. Lo dice simplemente dejando claro que su dinero actual es fruto de todas esas horas de trabajo y sin descanso que dedicó años atrás.
"Soy hijo de una familia trabajadora, tengo un hermano que es Albert Adrià y que es un crack mundial que hizo el Bulli conmigo", empieza contando el chef, de 63 años. Su camino en la cocina asegura que no fue vocacional: "Empecé siendo friegaplatos, me quedé chef de El Bulli con 22 años". A partir de ahí, el trabajo duro fue su día a día: "Trabajé como un cabrón durante 25 años con mi socio, 16 horas cada día y 330 días al año", confiesa.
Una vida alejada de lo excéntrico
Tanto esfuerzo tenía un objetivo claro: "A los 35 años decidí que a los 50 me quería retirar, no quería que el dinero fuera algo por lo que yo me moviera. Pero comprendí que sin dinero no tienes las necesidades cubiertas", explica. Y cumplió su palabra: cerró el restaurante y se volcó de lleno en la fundación: "Una parte de mi patrimonio ya lo doné a la Fundación cuando cerramos el restaurante y ahora procuro pasármelo bien y disfrutar".
Lejos del mito, Adrià insiste en que lleva una vida como la de cualquiera: "Me cuido mucho y me gustan mucho los restaurantes, no tengo coche, mi mujer me obliga a comprar ropa cada dos o tres años. Llevo una vida normal", asegura. Y añade con honestidad que no es una persona excéntrica como algunos pueden pensar: "Me dedico a la innovación y la vanguardia pero soy una persona normal".
La Historia Completa de Ferrán Adrià
Su influencia, sin embargo, va mucho más allá de la cocina de El Bulli. "He sido asesor más de 20 multinacionales, contrataba a el Bulli que era el mejor equipo creativo de alta cocina", cuenta. En paralelo, se atrevió con nuevas ideas:
"Creé un catering, un sitio de eventos para bodas, bautizos, para empresas en 1994, que fue el primero que se creaba en cocina creativa. Después también entramos en el mundo de los hoteles y lanzamos una posible cadena de lujo que se llamaba el Bulli Hotel que después de la crisis paramos".
Y si hay algo que repite como mantra es el valor del trabajo. "Yo no conozco a nadie que haya llegado lejos trabajando y sin dedicarle muchas horas", dice sin rodeos.