
Un grupo de personas pagando la cuenta en un restaurante iStock
Se acabó pagar cada uno lo suyo, los bares se plantan porque están hartos de cobrar por separado: "No es un derecho"
Ir a pachas, pagar a escote o que cada uno se pague lo suyo cuando se va a comer en grupo a un bar o restaurante es algo que podría acabar desapareciendo si se tiene en cuenta el deseo de algunos hosteleros.
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Existe una escena muy habitual en bares y restaurantes de toda España, grupos de amigos o compañeros que, al finalizar su comida o cena, piden dividir la cuenta para que cada uno pague solo lo que ha consumido.
Aunque a primera vista pueda parecer una solución práctica y justa para los comensales, se trata de una costumbre que genera malestar entre los hosteleros, hasta el punto de que muchos locales han comenzado a rechazarla.
Ciudades como Málaga, según ha informado La Sexta, han visto cómo bares y restaurantes colocan carteles visibles donde se informa que "no se dividen cuentas".
Se trata de una medida preventiva para evitar situaciones incómodas con los clientes y, sobre todo, para no entorpecer el funcionamiento del servicio.
Tal como explican numerosos camareros, atender una mesa grande ya implica una carga de trabajo considerable, pero cuando cada comensal exige pagar por separado, la complejidad se multiplica.
No están obligados a cobrar por separado
No existe, desde un punto de vista legal, una norma que obligue a los restaurantes a ofrecer el fraccionamiento de la cuenta.
Así lo confirmaba a La Sexta Enrique García, portavoz de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), quien insiste en que en estos casos lo que debe prevalecer es el sentido común.
En sus palabras, "lo lógico es que la empresa que presta el servicio informe de antemano y que los clientes se atengan a estas circunstancias". De este modo, se evitarían muchos malentendidos y momentos incómodos.
Los hosteleros se quejan principalmente de que esta práctica ralentiza enormemente el servicio.
Cuando una mesa de 15 o 20 personas pide dividir el total, cada uno suele querer pagar a su manera, algunos en efectivo, otros con tarjeta, algunos más con tickets restaurante o incluso con aplicaciones móviles.
Esta variedad de métodos, lejos de facilitar la tarea, provoca errores, desajustes en la caja y un uso excesivo del tiempo del personal que puede derivar en una peor atención al resto de la clientela.
Por otra parte, también existe un argumento de tipo moral entre los clientes. Algunas personas consideran injusto tener que pagar parte de lo que han consumido otros.
Aunque es un razonamiento comprensible, no exime de organizarse previamente o respetar las normas del establecimiento.
En definitiva, la práctica de dividir la cuenta individualmente en grupos grandes se ha convertido en un foco de conflicto entre clientes y hosteleros y la falta de regulación específica deja el asunto en manos del sentido común, tanto de quienes prestan el servicio como de quienes lo reciben.
La solución pasa por una comunicación clara y por el compromiso mutuo de facilitar el proceso para todos. Al fin y al cabo, disfrutar de una comida en grupo debería ser una experiencia placentera, no una fuente de estrés para nadie.
Cómo dividir la cuenta de un restaurante sin perjudicar a nadie
Existen diversas soluciones que pueden permitir la división de forma más eficiente, sin generar tensiones entre los comensales ni complicar en exceso el trabajo del personal del restaurante.
La clave está en la planificación, el uso de la tecnología y la buena voluntad por parte de todos.
Una de las alternativas más sencillas y funcionales es que un solo comensal pague la cuenta completa y, previamente, el grupo se haya organizado entre sí para abonarle su parte a través de plataformas de pago instantáneo como Bizum, Revolut o similares.
Este método evitará la carga de trabajo extra para los camareros y permite que cada persona abone exactamente lo que ha consumido, sin retrasar el servicio.
Otra opción puede ser dividir el total de la factura entre todos los integrantes del grupo a partes iguales, siempre y cuando las consumiciones hayan sido similares. Lo que en muchos sitios se llama "pagar a escote".
Aunque no es una solución perfecta en todos los casos, sí es muy útil para comidas informales en las que nadie ha pedido algo significativamente más caro que el resto.
Una variante sería el "bote común" en el que todos los que se reúnen ponen por adelantado una cantidad que gestiona una persona que es la que se encarga de ir pagando las cuentas con el dinero de todos.
Por parte de los restaurantes, también existe la opción de implementar sistemas digitales para pedidos individualizados, como aplicaciones móviles propias o plataformas de terceros que permiten que cada comensal haga su pedido desde su móvil y pague directamente en el momento.
Este tipo de herramientas, aunque requieren una inversión inicial por parte del negocio, son cada vez más valoradas, ya que permiten una gestión más ágil y evitan el momento incómodo de dividir la cuenta al final.
Finalmente, la comunicación previa entre ambas partes es fundamental. Si un grupo sabe que va a solicitar un pago por separado, lo ideal es avisar al personal al inicio del servicio.
Esto en algunos casos podría permitir que el camarero tome las comandas teniendo en cuenta la división desde el principio, lo que puede facilitar el proceso al final.
Del mismo modo, los establecimientos deberían informar con claridad, mediante carteles visibles o en la carta, sobre su política respecto a la división de cuentas, para evitar sorpresas de última hora.