Por mucho de que en Mugaritz se hable de una temporada, en realidad se podría decir que el ciclo del restaurante con dos estrellas Michelin que el cocinero Andoni Luis Aduriz dirige en Errentería (Guipúzcoa), consta de dos: la de creación y la de su posterior ejecución.
Bien es sabido que el restaurante se 'resguarda' durante seis meses en un proceso creativo que antecede al apoteósico arranque de su temporada, que se extiende otros seis meses. Allí donde el plato deja de ser plato para convertirse en espejo, lienzo, acertijo o provocación, sus puertas abrirán gratuitamente para a seis privilegiados —tres afortunados y sus acompañantes— que podrán asistir al exclusivo ensayo general del 25 de abril, un día antes del inicio oficial.
Desde su fundación en 1998, Mugaritz ha dejado de ser simplemente un restaurante para convertirse en una experiencia que pone a prueba los sentidos. Ubicado entre Astigarraga y Errenteria, en un paisaje que parece concebido para la introspección y 'marida' con el restaurante a la perfección, el espacio creado por Aduriz ha revolucionado la forma en que pensamos —y sentimos— la comida. No por nada ha estado catorce años entre los diez mejores del mundo según The World’s 50 Best Restaurants.
El paisaje que rodea Mugaritz.
Este 2025, la temporada gira en torno a un concepto tan simple como desafiante: la transparencia. Pero no se trata de un juego óptico o de técnicas de cocina molecular. Es una apuesta filosófica. La transparencia como forma de mirar más allá del plato, de escarbar en lo intangible. ¿Qué hay detrás de una textura? ¿Qué emociones despierta un gesto? ¿Qué significa comerse un prejuicio?
Comer con la mente, pensar con el cuerpo
Para Aduriz, la mesa es solo el punto de partida. Este año, los comensales serán invitados a romper el hielo, a lamer, tocar, sorber y, sobre todo, a implicar el cuerpo como utensilio y como recipiente. No se trata de una comida o cena: es un ejercicio de introspección colectiva, de juego, de ruptura.
La temporada también incluirá nuevas propuestas enológicas. Vis à Vis es la colección de vinos inéditos creada por el equipo de sumillería e I+D de Mugaritz en colaboración con bodegas cómplices. Una carta líquida que cambia cada año y que solo puede ser descorchada allí, en ese rincón del País Vasco donde el tiempo parece funcionar de otra manera.
La gran novedad es que tres personas podrán vivir todo esto sin pagar un euro. Solo deberán estar inscritas a la newsletter de Mugaritz y cruzar los dedos. Serán seleccionadas para asistir al ensayo general del 25 de abril junto a un acompañante. ¿Los motivos? Desaiíar la nostalgia con creatividad, probar vinos únicos y descubrir el “desalgoritmo”.
Andoni Luis Aduriz lo resume con una metáfora lírica: “Cada temporada es como una primavera entre cerezos en flor: nace, florece y desaparece”. No hay repeticiones, no hay archivo. Solo queda lo vivido. Y en Mugaritz, vivir implica pensar, sentir y, sobre todo, dejarse llevar.