Para presentar como irreprochable la promoción de José Manuel Soria en el directorio del Banco Mundial, el presidente y el ministro de Economía han recurrido a falacias y falsedades que sólo pueden agravar un escándalo de consecuencias aún por dirimirse.

A propuesta del Gobierno, el exministro de Industria y Energía que tuvo que dimitir por participar en sociedades en paraísos fiscales -y por mentir descaradamente a la opinión pública durante toda una semana- será el máximo representante español en la institución financiera internacional, puesto por el que cobrará la friolera de 226.500 euros anuales libres de impuestos.

El retiro dorado de José Manuel Soria en Washington se hizo público dos minutos después de que acabara el Pleno de investidura del viernes, cuando la propuesta ya no podía ocultarse por más tiempo, lo que demuestra que el Gobierno actuó con nocturnidad y alevosía a sabiendas del escándalo que iba a provocar.

'Indignados'

Rajoy y De Guindos, responsables directos del enchufe, han intentado este domingo acallar las críticas haciéndose los indignados y un poco también los tontos. Y lo que es peor, lo han hecho desde el escaparate de la cumbre del G-20 que se celebra en China. Rajoy ha presentado como inexcusable la promoción de Soria: "¿Qué se va a hacer? -ha preguntado retóricamente- ¿Se le echa de España? ¿Te vas del Gobierno y no puedes volver a la función pública?". Luego ha intentado desvincularse de la decisión señalando que "ni siquiera sabía que existía" ese cargo.

En términos similares se ha pronunciado Luis de Guindos, quien ha recordado además que el exministro "no está imputado ni inhabilitado". También se ha lavado las manos aduciendo que éste nombramiento habrá de ser aprobado por un tribunal en noviembre, aunque todo el mundo sabe que se trata de un trámite.

Cuento chino

El cuento chino de Rajoy y Guindos para defender que el mismo ministro que no era apto para estar en el Gobierno es ahora el mejor candidato para representar a España en el Banco Mundial resulta insultante. Criticar la prebenda concedida a Soria -sobre todo cuando había otro candidato sin mácula, como es el secretario de Estado Alberto Nadal- no significa querer expatriarle, ni pretender impedir que desarrolle su carrera, sino estar en contra de la utilización de los puestos de representación de España en el extranjero como meras canonjías con las que el Gobierno paga los servicios prestados.

Este caso es aún más llamativo que el de los embajadores Trillo y Wert, pues resulta incomprensible desde el punto de vista de la estrategia política del PP. Si el pacto entre el PP y Ciudadanos caducaba formalmente con la investidura fallida de Rajoy, la promoción de Soria en el Banco Mundial complica su reactivación en el caso de que el presidente en funciones vuelva a presentar su candidatura. También carga de razón a Pedro Sánchez al darle argumentos para defender el 'no' pese a la presión de los barones.

Pero a Rajoy le da igual todo esto porque considera más importante dejar claro ante los propios que él siempre estará dispuesto a premiar con cargos suculentos a quienes le tributen obediencia y eventuales sacrificios. La lógica política que prevalece en el rajoyismo como sistema de poder es la del clientelismo político sin reparar en costes. Por eso hay que sustituirle al frente del Gobierno.