El secretario de Estado de Agenda 2030 y secretario general del Partido Comunista de España, Enrique Santiago.

El secretario de Estado de Agenda 2030 y secretario general del Partido Comunista de España, Enrique Santiago.

Política CUMBRE DE LA OTAN

Enrique Santiago, el más inaudito ‘junior minister’ de Occidente: haría al Rey lo que Lenin al Zar

Número dos de Belarra, jefe de Yolanda Díaz en el PCE y alma ideológica de Iglesias, monta la manifestación contra la OTAN sin dejar el Gobierno.

24 junio, 2022 02:36

Enrique Santiago (Madrid, 1964) es secretario de Estado para la Agenda 2030. Y es secretario general del Partido Comunista de España. En ese sentido, es el número dos de la ministra Ione Belarra, líder de Podemos, y jefe de la vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, militante del PCE, partido que fleta autobuses para llenar la marcha contra la OTAN del domingo en Madrid. En todo caso, es una de las almas ideológicas de Pablo Iglesias, de quien es amigo personal. 

Santiago, en puridad, no es miembro del Gobierno. Porque según la ley, en España, sólo lo son los ministros, los vicepresidentes y el presidente del Ejecutivo. Pero su puesto en el escalafón del departamento de Derechos Sociales lo convierte en una de las personas más cercanas al poder.

Además, su condición de abogado y experto en derecho internacional lo convierte en un asesor privilegiado para el ala morada del Gobierno. Es más, no sería la primera vez que Pedro Sánchez recurriera a sus conocimientos si, en esta ocasión, lo hubiera hecho para preparar la cumbre de la OTAN.

Aunque, claro, no lo ha hecho. Porque Enrique Santiago es un furibundo opositor al militarismo, a las relaciones euroatlánticas y a la misma Alianza.

Según defiende, la invasión que Vladímir Putin ordenó en Ucrania el pasado 24 de febrero "es responsabilidad de la OTAN, de su expansionismo hacia el este". Poco menos que a Occidente lo que le tocaría es retirarse de la región -es decir, de la Europa del Este que una vez fue área de influencia soviética- y pedir perdón por "no respetar las aspiraciones" de Moscú.

La mezcla de todo este cóctel lo convierte en el junior minister más extraño de la Europa Occidental.

Su currículum

Porque desde su posición de casiministro -en otros países de nuestro entorno, la ley sí lo consideraría miembro del Gobierno- alienta las protestas contra el mayor evento que ha organizado su Gobierno, la cumbre de la OTAN que definirá el Concepto Estratégico para la defensa de su país y sus aliados durante la próxima década.

Porque como líder nacional del PCE fleta autobuses desde todos los puntos cardinales del país para llenar las calles de Madrid de opositores al Ejecutivo que lo emplea como cargo de confianza. Y porque ni dimite ni Pedro Sánchez tiene el poder de echarlo.

Y es que, en ese caso, con él deberían irse los cinco ministros de Unidas Podemos. Y eso es impensable: hay que ser "un Gobierno estable para que te encarguen la organización de un evento como éste", repiten los líderes socialistas. Pero para que este Gobierno sea estable, necesita 'neutralizar' la inestabilidad en su propio seno.

A pesar de ser el líder del PCE desde 2018, Santiago está considerado un dirigente muy próximo a Iglesias. No en vano, él ha sido el "jurista de cámara" del exvicepresidente y del grupo parlamentario en estos meses. Dada su formación en leyes y su militancia comunista, también ha trabajado codo a codo con Yolanda Díaz.

Enrique Santiago ha sido muchas cosas antes que número dos de un ministerio: secretario general de la Comisión Española de Ayuda al refugiado (CEAR) durante casi una década, abogado en las causas contra las dictaduras argentina y chilena -ejerció en las acusaciones contra Adolfo Scilingo y Augusto Pinochet-, vicepresidente de la Federación Española de Derechos Humanos... pero su nombre se hizo famoso primero en Colombia y luego en España cuando empezó a ejercer como asesor jurídico de las FARC durante las conversaciones de paz con el Gobierno de Juan Manuel Santos.

"Al rey como al Zar"

A pesar de liderar uno de los partidos que trajeron la democracia a la España de la Transición, no era muy conocido, ensombrecido por los liderazgos de Alberto Garzón en IU y el del todopoderoso Iglesias en Podemos. Pero en los últimos años -lleva en el Ejecutivo desde que el exvicepresidente dejó la política en mayo de 2021, e hizo correr el escalafón sucesorio- su figura ha crecido. 

En parte, por sus salidas de tono. Por ejemplo, en plena campaña electoral de la repetición electoral del 10-N de 2019, Santiago concedió una entrevista a la revista satírica Mongolia. Y en ella aseguró que si en España se dieran "las mismas condiciones" que en la Rusia de 1917, "indudablemente" él mismo iría al Palacio de la Zarzuela y haría lo que Lenin le hizo al zar.

Santiago es un hombre encantador en la distancia corta, hace bromas, dice inconveniencias no habituales en un político. Y quien lo conoce, sabe que es un hombre de fácil acceso al humor socarrón y desenfadado.

Por eso el entrevistador quiso aclarar, preguntando expresamente por si eso significaba que Santiago "liquidaría a Felipe VI". A lo que contestó: "Eso ya depende de cómo se pusiera y lo que surgiera. Todos los procesos revolucionarios no los haces para matar a un zar, evidentemente. Eso es bastante anecdótico en el devenir de la historia. En su momento histórico estaba claramente justificado"

Bárcenas (PP) y Couso (EEUU)

Como abogado, el líder del PCE ha ejercido también la acusación popular en casos como el de Bárcenas -contra el Partido Popular- o el de la muerte a tiros de un tanque estadounidense del periodista José Couso en Irak -contra Estados Unidos-. Tal vez ésta sea a la vez causa y consecuencia de su responsabilidad en la organización de la marcha de este domingo en Madrid.

No la convoca Unidas Podemos, ni Podemos, ni el PCE, ni IU... pero la apoyan. Y entre los manifestantes estarán algunos de sus dirigentes, sin importar sus responsabilidades en el Gobierno.

No se esperan ministros, ya que las fuentes consultadas en la dirección morada reconocen que deben "mantener un perfil bajo". Que una cosa es ser coherente hasta el extremo y otra provocar la ruptura del Ejecutivo.

No en vano, el ala socialista está siendo poco beligerante en público con la actitud de sus socios, rechazando el cumplimiento de compromisos como el del envío de armas a Ucrania o el de la subida del gasto en Defensa. "Esto no es un juego, no estamos para tonterías", es lo más duro que contesta el entorno de Sánchez... y siempre bajo condición de anonimato.

Y quizá de los conocimientos adquiridos en el caso Bárcenas, tamizados por su ideología y sazonados por el carácter combativo del PCE, sacó Santiago sus lecciones de democracia que le dicta al partido más atlantista del arco parlamentario español, el PP, siempre que puede.

En una conversación que mantuvo con este diario hace ahora tres años, se le preguntó por sus posibles dilemas morales al representar a la narcoguerrilla colombiana: "Es lamentable, pero en una guerra es lícito matar, lo que no es lícito es matar de cualquier manera, según el código de la guerra".

Este domingo, marchando por las calles de Madrid, tendrá tiempo de saber a quién le aplica esa reflexión. Si al agresor ruso, a la resistencia ucraniana, o a la OTAN, Alianza defensiva y disuasoria que, de momento, ha evitado que el conflicto se extienda y, de nuevo, Europa sea un escenario donde sea lícito matar.