Jon Fosse. Foto: Agnete Brun / Samlaget

Jon Fosse. Foto: Agnete Brun / Samlaget

Letras

Jon Fosse, el flamante Nobel de Literatura, aterriza en España con una novela sobre la verdad humana

En 'Mañana y tarde' destaca la actitud serena con que el narrador y el protagonista abordan dos momentos como el nacimiento y la muerte.

23 octubre, 2023 01:10

El hueco existente entre los lectores y la gente interesada en la cultura en general, el arte, la música, y los desafectos, parece crecer. Sin embargo, aumenta la esperanza de que la situación esté cambiando. Hallamos una prueba en el comportamiento de las instituciones. Incluso las que no gozan de la mejor prensa, como la Academia del Nobel, sumida ha poco en escándalos sexuales, vuelven a dar alegrías. Parece que la literatura que explora la verdad humana regresa triunfante, dejando atrás la ganga de la literatura que se alimenta de la literatura y no de las vivencias del escritor.

Mañana y tarde

Jon Fosse

Traducción de Cristina Gómez-Baggethun y Kirsti Baggethun. Nórdica Libros/De Conatus, 2023. 112 páginas. 18 €

El año pasado el premio Nobel otorgado a Annie Ernaux (1940) alentó el interés por una vida complicada, vertida por la escritora en una estupenda obra. Su autobiografía, El acontecimiento (2000), que cuenta con una excelente versión cinematográfica, dramatiza una existencia auténtica, vivida en profundidad consciente y con inteligencia, que gira en torno al aborto sufrido cuando era estudiante en la universidad de Ruan.

La obra de Jon Fosse, galardonado este año, representa una búsqueda de equilibrio del ser humano ante los dilemas de la vida radicalmente distinta a la de su predecesora, como confirma Mañana y tarde, en la que destaca la actitud serena con que el narrador y el protagonista abordan dos momentos que marcan nuestros límites existenciales, el nacimiento y la muerte.

Con Fosse (1959) llega al escenario literario español la literatura noruega, y quizás la reivindicación de escritores importantes de la anterior generación a Fosse, como el narrador y dramaturgo Dag Solstad (1941). La característica poética de los noruegos, su tendencia a novelar el efecto que los actos de la persona individual ejercen sobre la conciencia, se acerca a la de los rusos.

Su narrativa parece más descarnada que la española, pues toca enseguida fibra, nervio, porque le falta ese escudo que las culturas mediterráneas podemos anteponer, como la religión. Nosotros tenemos un protocolo religioso, marcado por la tradición, que encauza nuestras preocupaciones en ritos y convenciones. De hecho, Cristo murió en la cruz para redimirnos. Los escritores nórdicos se enfrentan solos con su conciencia individual, la fuente de la inspiración, mientras nosotros podemos remitir nuestras preocupaciones a la conciencia del bien o del mal, una especie de estanque colectivo donde reposan juntos.

[El escritor noruego Jon Fosse gana el Premio Nobel de Literatura 2023]

Fosse establece una interesante dicotomía entre las artes que ficcionalizan el mundo, dramas, poesía y novelas, pintura y demás, y la única que trata del otro lado, del infinito, la música.

Johannes, el protagonista de Mañana y tarde, resulta un hombre sencillo, que vive en una isla noruega y lleva una vida común. Ejerce el oficio de pescador, igual que su padre, se casa con un amor de juventud, Erna, y tiene varios hijos. Cultiva unos pocos amigos, y su vida se circunscribirá a la pequeña isla donde vive. Este resumen cuenta los hechos de su biografía, los aprendemos junto al relato del narrador que trasmite la noche en que Johannes ya mayor, jubilado y viudo, tumbado en su cama, se está muriendo. Y esa noche Johannes sueña o recuerda, en un duermevela, que Peter el pescador, su mejor amigo, le lleva en su barca.

El lector experimenta la muerte unida a la esperanza de una jornada de tránsito llena de sensaciones agradables

Aquí la sintaxis de Fosse cumple un papel interesante. Nunca usa el punto, solo comas, es decir, nunca existe un momento de final en el texto. Hay huecos, pero no momentos de cierre. Y así experimentamos la mezcla de secuencias vividas y recordadas en eso que denominé duermevela y ahora llamo tránsito a la muerte. Es sabido que la experiencia cercana a la muerte (ECM), vivida por las personas que mueren y fueron rescatadas por un masaje al corazón, resulta grata. La mayoría de cuantos regresan cuentan que ya no temen a la muerte, pues vieron una luz blanca y sintieron gran tranquilidad.

Ese parece ser el espacio en que transcurre la novela. Leamos un momento. Y “se lleva las manos a los ojos y se frota los ojos y ve que todo desprende un brillo, el cielo a lo lejos, cada pared, cada piedra, cada barco, desprende un brillo que lo alcanza, y ya no entiende nada, porque hoy nada está como de costumbre, algo tiene que hacer ocurrido, pero ¿qué?” (pág. 57). Johannes vive, pues, perplejo, porque todo es lo mismo, si bien tiene algo diferente.

[Jon Fosse, del infierno del alcohol a la gloria del Premio Nobel: sus editores descifran a "un autor hipnótico"]

Poco a poco, sabemos que Johannes está muerto, que Peter es el barquero que le guía a la otra orilla, y que durante ese viaje recordará su vida. Cualquier lector de literatura castellana recordará las páginas de Pedro Páramo (1955), de Juan Rulfo, y el momento inicial del relato en que Juan Preciado va a Comala a buscar a su padre, cumpliendo una promesa hecha a su madre en el lecho de muerte. En realidad es un viaje a los infiernos, pues resulta difícil distinguir a los vivos de los muertos. Y Pedro Páramo, el padre, resulta un rencor vivo, mientras Johannes es un hombre sencillo.

La novela de Fosse, como la de Rulfo, nace en ese espacio descrito por Freud donde el consciente y el subconsciente se mezclan y los escritores utilizan esa superficie de la conciencia de espacio-espejo donde se reflejan la vida palpable y la anímica. Johannes sabemos que recuerda en su lecho de muerte, donde le encontrará Signe –la hija que lo visita a diario–, quien observa al entrar en la casa el tabaco y cerillas y que el padre no había bajado a desayunar.

El lector de la novela experimenta, pues, esta llegada de la muerte como una ocurrencia natural, la arribada del final del cuerpo unida a la esperanza de una jornada de tránsito llena de sensaciones agradables, como que tu guía sea tu mejor amigo. A Johannes le espera el infinito, tan diferente de nuestros cielos e infiernos.