Pablo Martín Coble, autor de 'Música' (El Sastre de Apollinaire). Foto: Cristina López García Franco

Pablo Martín Coble, autor de 'Música' (El Sastre de Apollinaire). Foto: Cristina López García Franco

Letras

El sueño cotidiano de Pablo Martín Coble

'Música', el nuevo libro del poeta, compagina con destreza la sencillez expresiva y el onirismo. Contiene 57 poemas, cuyos últimos versos invitan a la relectura

7 febrero, 2022 02:45

Pablo Martín Coble (Madrid, 1960) ganó algunos premios de poesía y sus textos fueron incluidos en tres obras colectivas. Ha publicado tres libros de versos.

Música. Pablo Martín Coble
El sastre de Apollinaire. 90 páginas. 12 euros

Música, dividido en seis secciones, se compone de cincuenta y siete poemas; treinta y cinco en verso, veintidós en prosa. El escritor desenfunda un cuaderno de apuntes y anota las variaciones que se producen en su memoria y en su herbario. Después observa a los viajeros del metro. La soledad se anuncia en los carteles publicitarios y en los diálogos anodinos. El poeta se define como un ser fragmentado y opina que los autores de grafitis son enfermeros del lenguaje. Nombra cuerdas, espejos o gubias para describir nuestro aislamiento: “Enorme la distancia / de los suburbios de la carne / al centro de la palabra”.

En “Colores sin regreso” y “La noche duplicada”, tercer y cuarto apartados del libro, Pablo Martín Coble asume que no puede descifrar un cuerpo amado; retrata a unos durmientes; intuye que cada pensamiento contiene un patio de luz para la huida. Sus imágenes poéticas encierran elementos humildes: una guija, un vaso de agua, una marca de tiza, los insectos del río. Encontramos casi siempre el rastro de algún pequeño enigma: “He dejado dos sílabas de nieve, / desaparecerán antes de tocarse”.

“Habitación 327” y “Música”, las dos últimas secciones del libro, están redactadas en prosa. Pablo Martín Coble da una vuelta sorprendente a los recuerdos rurales de almanaques, zarzas y rebaños. Se fija en el fogón, la trastienda, el barril, las radios de galena, y extrae la poesía oculta en cualquier objeto. Afirma que el miedo rodea a los hombres y soldados de plástico; también a una niña-loba que desciende del monte. Desfilan obispos, perros, capataces, lavanderas.
Con frecuencia, la última línea de los poemas abre una vía inesperada e invita a la relectura. Al referirse a una reunión musical, el poeta libera su talento surrealista: “Un libro de corderos vegetales levita sobre la mesa, cuelgan sus patas de cárcel”.
Pablo Martín Coble compagina con destreza la sencillez expresiva y el onirismo. Música es un ejemplo acertado de esta combinación.