Oasis durante su concierto en Edimburgo. Foto: José Miguel Lavao

Oasis durante su concierto en Edimburgo. Foto: José Miguel Lavao

Música

Oasis vuelve a conquistar el Reino Unido con su concierto en Edimburgo

Tras 16 años de tensiones, los hermanos Gallagher regresan a los escenarios con un concierto que ha mezclado fuego, nostalgia e himnos eternos.

Más información: Jeff Buckley, el talento de una estrella fugaz y el documental que desmonta falsas teorías sobre su prematura muerte

Edimburgo
Publicada
Actualizada

Hace casi exactamente 16 años, Liam Gallagher rompía una de las guitarras favoritas de su hermano Noel después de amenazarle con ella. Éste, sin pensárselo dos veces, abandonó la habitación, abandonó el edificio y abandonó Oasis jurando no volver jamás. Esto sucedió escasos segundos antes de que el grupo se fuera a subir al escenario en París durante la gira del último álbum que sacó: Dig Out Your Soul.

Es esa misma volatilidad que mostraron los hermanos hasta su último segundo lo que ha hecho de su concierto en Edimburgo una experiencia irreal incluso antes de que sonara la primera nota.

Al acabar Richard Ashcroft, uno de los muchos gigantes de la era sobre los que los hermanos Gallagher se elevaron, Oasis apenas tardó unos minutos en salir al escenario y fue antecedido por su icónica Fuckin’ in the Bushes: una sintonía abrumadora que parece romper la barrera del sonido en algunos instantes y que nos advierte de una explosión inminente.

Los hermanos salen de entre las llamas ante el público escocés con las manos entrelazadas y en alto, estos los cuales los reciben con un rugido que ahoga la música. Sin más preámbulos y con palabras escasas se lanzan de pleno a Hello, el tema con el que han empezado la mayoría de conciertos desde que sacaron el tema en 1995.

Bonehead, Gem Archer y Andy Bell, miembros originales del grupo, acompañan a los hermanos esta noche y muestran de inmediato que no se han oxidado de ninguna manera.

Con la misma falta de dilación han seguido con algunos de sus temas más explosivos: Acquiesce, Morning Glory y Some Might Say. El primero de estos narra la dependencia y cariño que llegó a haber entre los hermanos. Verles cantar a dúo con sus voces marcadas por la edad bajo un atardecer caledónico era sin duda la mayor garantía de que esto no era un sueño, esto estaba pasando aquí y ahora.

Después de uno de los incoherentes pero más que bienvenidos discursos de Liam, Bring It On Down ha emergido de los altavoces y allana el camino para Cigarettes and Alcohol, himno icónico del grupo. Cigarros y alcohol es lo único que uno necesita y tiene al final del día según el grupo mancuniano y varias generaciones de fans han hecho más que evidente que ellos piensan lo mismo.

Antes de que Noel haya salido solo al escenario con su guitarra acústica y romances en boca, han concluido la primera mitad de la velada con Fade Away, Supersonic y Roll With It. Como al principio del concierto, había tramos de estas que se disipaban completamente y prevalecía el canto unísono de Murrayfield, campo situado a las afueras de la capital escocesa, pero que durante una breve franja horaria se ha convertido en un nodo mundial.

La calma antes de la tormenta

Talk Tonight ha sido la que ha liderado la "trilogía romántica" de Noel, una de las canciones más íntimas que tiene el grupo y durante la cual Noel estaba visiblemente emocionado. Una visión fugaz que se ha visto repetidamente durante esta gira, pero que resultaba impensable durante la trayectoria original del grupo.

Half the World Away la ha precedido y ha supuesto el momento más emotivo del set. Noel, que indiscutiblemente sigue cantando tan bien como antes (o incluso mejor), acompañado de 70.000 personas durante el último verso de esta canción me hizo enamorarme de nuevo por completo de este grupo y representa mejor que ninguna otra la faceta más romántica y tierna del mancuniano.

A esta la ha seguido Little By Little, que ha concluido la "trilogía" y que al acabar ha invocado a Liam de nuevo, quien ya se dirigía hacia el micrófono con una sonrisa que podría rivalizar con la de Lazarillo.

D’You Know What I Mean sea tal vez una de sus canciones más pícaras, canción que inauguraba su tercer álbum Be Here Now, el que muchos consideran que fue la cúspide de su carrera. Tras presenciar esta llamada a la gamberrismo, la han precedido Stand By Me y Cast No Shadow, que dejan más que claro que esta gira es realmente la cúspide de su carrera. Oasis es más importante que nunca. El hecho de que vendan más álbumes hoy en día que en los noventa lo dice todo.

Noel durante una de sus canciones en el concierto. Foto: Jose Miguel Lavao

Noel durante una de sus canciones en el concierto. Foto: Jose Miguel Lavao

El icónico riff inicial de Slide Away aplasta las cenizas de la anterior canción y se sumerge en una sinfonía eléctrica y que a ratos roza lo erótico (aunque muchos no lo reconocerán). La vivaz Whatever construye un puente hacia Live Forever, la que muchos consideran el himno absoluto de Oasis: una oda a la vida y la inmortalidad.

Mientras el público seguía sumido en un caos tras acabar la canción, Liam anuncia que la siguiente será la última de la noche. Rock N’ Roll Star, que se planta cara a cara como himno transcendental del grupo, es otra oda, pero esta vez una al caos absoluto y la vida desenfrenada.

Clímax

Tras una retirada nula, Noel ha vuelto de nuevo al escenario para tocar su magnum opus The Masterplan, una canción que habla de cómo todo lo que ha sucedido y sucederá ya está escrito, incluso el estar a miles de kilómetros de casa viendo a un grupo que prometía no volver a juntarse jamás.

Las tres últimas canciones han sido quizás las tres más esperadas de la velada, y han estado más que a la altura. Don’t Look Back in Anger, la cual Noel recuerda haber escrito durante una noche difusa y larga en el París del 95, ha elevado el canto unísono a niveles que parecían ya imposibles de superar hasta esas alturas. Aunque sean pocos los que en este estadio realmente conozcan a una chica llamada Sally, no le ha impedido a nadie gritar su nombre con todo el peso de una vida sobre él.

Wonderwall ha sido la penúltima de la noche y, a día de hoy, sigue siendo la canción más escuchada y reconocible del grupo. Mientras los hermanos se miraban y reían al cantarla, era imposible no visualizar el icónico videoclip que acompañó a este single hace ya treinta años. Ha llovido tanto y tan poco...

Con el olor a pólvora en el aire (que presagia fuegos artificiales o un complot), todos nos preparamos para la última melodía de la noche, tal vez la más sedante y psicodélica de su catálogo y de la velada. Champagne Supernova inunda el campo de inmediato con sus letras alegóricas y una guitarra que parece abrazar nuestra glándula pineal.

Liam llega con facilidad y un grado de sabiduría adquirido a esas notas tan altas de los coros que nos exigen saber el porqué de nuestras acciones. Cuando la canción se lanzó en octubre del 95 parecía evocar imágenes de alienación juvenil, pero en este concierto evocaba sin ninguna duda una vida llevada al máximo y todo lo bueno y malo que conlleva eso.

Con ese solo que originalmente fue compuesto por Paul Weller, Noel y su hermano se han despedido de Edimburgo mientras salían los fuegos artificiales (no era un complot al final). Se han abrazado y han mirado al público con una mirada que prometía volver, pero no lo sabemos con total certeza, y por eso los queremos tanto.