
Danny Boyle, junto a Aaron Taylor-Johnson, durante el rodaje de '28 años después'
Danny Boyle estrena '28 años después': "El virus de la rabia es más actual que nunca"
El director de 'Trainspotting' y 'Slumdog Millionaire' nos habla de la tercera entrega de su saga de ‘infectados’ (que no zombis), que llega este viernes a las salas.
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Danny Boyle (Radcliffe, Reino Unido, 1956) es una rara avis cinematográfica. Sus películas parecen demasiado comerciales para ser cine de autor y demasiado singulares para ser consideradas blockbusters al uso. Le gustan los golpes de efecto, el montaje frenético y la música a todo trapo, pero no rehúye el sentimentalismo.
Saltó a la fama con la icónica Trainspotting (1996), en donde retrataba a un grupo de jóvenes escoceses adictos a las drogas, y suele fijarse en personajes que se salen de la norma, como los hippies de La playa (2000) o el chaval de los barrios pobres de Bombay de Slumdog Millionaire (2008), Oscar a la mejor película.
Partiendo de un guion de Alex Garland, ahora reputado director de filmes como Civil War (2024) o Warfare: Tiempo de guerra (2025), Boyle obtuvo un gran éxito con 28 días después (2002), en la que Cillian Murphy despertaba tras un largo coma en un mundo devastado por una pandemia en la que los ‘infectados’ se convierten en zombis asesinos.
Por aquel entonces, las películas distópicas no eran frecuentes y el filme abrió una puerta por la que se colaron series como The Walking Dead o The Last of Us y películas como Bienvenidos a Zombieland (2009), Guerra Mundial Z (2013) o Un lugar tranquilo (2018).
Con Garland escribiendo de nuevo el guion, 28 años después nos sitúa en una Inglaterra que ha sobrevivido (mal) al apocalipsis. El protagonista es Spike (Alfie Williams), un niño de 12 años que vive con su padre (Aaron Taylor-Johnson) y su madre (Jodie Comer), enferma de cáncer. Habitan en un rincón remoto cerca de una reserva donde se confinan los peligrosos ‘infectados’.
En su primera parte, la película se adentra en el terreno de la acción y el terror mostrando la caza de esos zombis. La segunda evoluciona a una especie de melodrama familiar con la aparición de la magnética figura de un Doctor Muerte (Ralph Fiennes).
Pregunta. ¿Cómo plantea esta progresión dramática?
Respuesta. Si quieres hacer una película sobre ‘infectados’ necesitas estos ingredientes. En el primer filme el elemento familiar ya era clave. Cillian Murphy pronto forma una especie de familia con los personajes de Naomie Harris y Brendan Gleeson.
»En este caso, queríamos mostrar distintas tipologías: la del joven Spike al inicio, los ‘infectados’ que funcionan como manadas con un líder alfa o los “Jimmy” [una especie de banda de rebeldes que recuerdan a los jóvenes de Trainspotting] del final. Todas estas formas de familia se distorsionan y adaptan según las necesidades del relato.
El reinicio
P. La caza de ‘infectados’ recuerda a las horribles imágenes de Gaza. ¿Ve ese paralelismo?
R. Una de las constantes del apocalipsis es el reinicio. No pensábamos en Gaza durante el rodaje, pero es normal que existan esas lecturas. También se puede interpretar como una reflexión sobre el trato a los inmigrantes. El género de terror permite esa flexibilidad. Por ejemplo, el 11-S cambió completamente la primera parte, pasó a ser una película sobre la vulnerabilidad de las ciudades. Luego llegó la covid y nuestras imágenes se hicieron realidad. Todo cambia de la noche a la mañana. Al principio tienes miedo, pero luego empiezas a asumir riesgos.

Un 'infectado' en '28 años después'
P. ¿Quería hacer una reflexión sobre la muerte?
R. La primera vez que leí el guion, me impactó que durante 20 minutos se detuviera la acción para abordar este tema. Es una reflexión universal: da igual lo que logres, todos terminamos igual. Y es algo que se refleja de forma noble en una película de terror como esta. El personaje de Kelson [Fiennes] construye un monumento con calaveras porque en ese mundo no queda nada más que la supervivencia.
»Durante la covid, en Londres, ocurrió algo parecido: una pared frente al Parlamento se llenó de corazones rosas dibujados con nombres de personas fallecidas. Era una forma de decir que no los hemos olvidado.
P. ¿De qué manera cambió su percepción de esta saga después de la covid?
R. Nos dio puntos de referencia y nos ayudó a creer en la premisa, porque ya no era ciencia ficción. También nos hizo pensar en cómo evolucionan los virus y lo trasladamos al filme. Hay nuevas variantes, incluso hay infectados que se reproducen. Es una idea interesante.
P. Escuchamos una voz en off recitando Boots de Rudyard Kipling como si fuera una marcha militar. ¿Por qué quiso incluirlo?
R. Es una escena en la que Jamie [Aaron Taylor-Johnson] entrena a su hijo. Todos los niños están siendo entrenados. Van al continente a buscar leña y regresan con carros protegidos por arqueros.
»Han renunciado al progreso y han vuelto a los valores del viejo Reino Unido. Los niños aprenden a luchar, las niñas son educadas en una cultura arcaica. En las escuelas enseñan mitología inglesa. Esa versión del poema tiene esa fuerza que refleja cómo se obliga al niño a seguir el camino militar.
Un gesto inútil
P. El protagonista tiene 12 años. ¿Seguirá los pasos de su padre o elegirá otro camino?
R. Esa es la clave. Estos supervivientes han creado una comunidad cerrada, ni siquiera dejan entrar a un médico. Solo el niño actúa y, aunque es un gesto inútil, es profundamente hermoso. Está siendo entrenado para ser como su padre, pero también tiene la influencia de su madre, que está en contra. Tienen incluso una imagen de la Reina Isabel, como parte de otro mito británico. Creen que la familia real y el primer ministro fueron evacuados y están vivos en algún lugar. En definitiva, a veces no puedes salvar a quien amas, solo puedes estar con esa persona hasta el final.

Ralph Fiennes, en '28 años después'
P. Desde la primera película han aflorado muchas películas apocalípticas. ¿Tiene algo que ver cómo está evolucionando el mundo?
R. Totalmente. El mundo es un lugar más aterrador. De hecho, el virus de la rabia parece hoy más real que nunca: la gente estalla en ataques de furia constantemente, estamos al límite. Antes, esto era algo raro. Ahora está en todas partes, sobre todo en las redes sociales. El virus de la rabia es más actual que nunca.