Image: Carlos Agulló

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Cine

Carlos Agulló

"La paz entre países puede depender de si el presidente ha dormido bien"

5 diciembre, 2013 01:00

Carlos Agulló estrena Plot for Peace.

El director madrileño estrena Plot for Peace, un vibrante documental que, a modo de thriller, nos cuenta la intrahistoria de la liberación de Mandela

Pocas historias tan apasionantes como la de Suráfrica, ese país dividido entre una minoría blanca y poderosa y una minoría negra y pobre. La liberación de Mandela en 1990 fue el primer paso para el fin del apartheid, legalmente difunto en 1994 aunque como advierte el director Carlos Agulló (Madrid, 1974) el camino todavía es arduo. Plot for Peace es un vibrante documental rodado en Mozambique, Angola, Namibia, Congo, Estados Unidos, La Habana, Madrid, París, Lisboa y Marrakech que nos cuenta a modo de thriller jamesbondesco la intrahistoria de la liberación de Mandela y el papel crucial que jugó Jean-Yves Ollivier (Argelia, 1944) un pied noir que además de hacer una fortuna en Africa utilizó su carisma y sus contactos para evitar que Sudáfrica acabara con una guerra civil que muchas veces pareció inevitable. Una oportunidad fantástica para conocer la gran historia a partir de esas pequeñas historias mucho más reveladoras que los grandes pactos o ceremonias oficiales.

- ¿Cómo termina un director madrileño dirigiendo una película sobre el fin del apartheid?
- Dos productores sudafricanos se pusieron en contacto con Amenábar, un director con el que he colaborado alguna vez y él me recomendó a mí. Yo estaba muy sorprendido con el interés porque no conocía Sudáfrica y siempre me he movido en el terreno de la ficción. Pero eso era precisamente lo que buscaban porque no querían un documental periodístico y querían que pudiera entenderlo una persona de cualquier nacionalidad. También creían que un director sudafricano estaría demasiado implicado en la historia, les interesaba esa mirada extranjera.

- ¿Qué le sorprendió más del país cuando comenzó a investigar?
- Lo equivocada que era esa imagen que tenía del milagro sudafricano porque el fin del apartheid solo es el primer paso de un largo camino. Sigue habiendo mucho odio, violencia, racismo, desigualdad... Ha habido un cambio político pero no económico, la riqueza continúa en manos de unos pocos. Mandela podría haber hecho lo mismo que en Mozambique y Angola y expulsar a los blancos pero esos países fueron un desastre. Optó por la vía de en medio y por un proceso más paulatino cuyo éxito básicamente depende de la educación.

- Estamos en los 80 y aparece un hombre de negocios llamado Jean-Yves Ollivier. Describe esa época con el contraste absoluto entre la vida opulenta de los blancos y la violencia y pobreza en los guetos.
- Jean-Yves me contaba que cuando llegó allí en el 81 ya se sabía lo que era el apartheid en todo el mundo pero en Sudáfrica los blancos no tenían ni idea de en qué condición vivían los negros porque nunca pisaban los guetos. Su único contacto era el mayordomo y el chófer. La gente necesitaba permisos especiales para entrar en otras zonas de la ciudad y la mayoría de negros tampoco veían cómo vivían los blancos. Jean-Yves me decía que en Argelia cuando los echaron por lo menos tenían pasaporte francés y podían volver pero aquellos holandeses llevaban 400 años allí, ellos se llaman la tribu blanca de África, y ya no tenían dónde ir ni nadie los acogería como refugiados políticos porque el apartheid era un escándalo internacional. Lo que vio muy claro es que el conflicto se solucionaba o los iban a matar a todos.

- Parece más una película de Bourne que un documental político.
- Buscábamos ese espíritu de thriller político y lo más interesante es poder retratar a un personaje. Ahí surge Jean-Yves, que es una persona fascinante. Por eso lo vemos jugando a las cartas (lo cual simboliza en el filme el complicado juego de la política), que es algo que vi que hacía en los aviones para distraerse, o sus reflexiones en off.

- El resultado es plenamente hagiográfico.
- La intención original del proyecto no era ese, queríamos generar algo más de debate utilizando opiniones contrarias entre unos personajes y otros pero no encontramos a gente que hablase mal de él. Incluso Thabo Mbeki (ex presidente de Sudáfrica) que alguna vez lo ha criticado porque se saltó el embargo comercial durante los años duros tampoco quiso criticarlo. Fuimos a verle con esa intención pero no había manera. La única que lo criticaba era una señora de una ONG por motivos más ideológicos que conociendo realmente al personaje y no estaba al mismo nivel que los demás que conocen bien la historia. De una parte a otra del mundo, la realidad es que la gente aprecia a Jean-Yves y lo que hizo.

- Ollivier hace una apasionada defensa de su decisión de saltarse el embargo internacional contra el apartheid.
- El es un hombre de derechas y yo no estoy en su mismo lado pero hablar con él es una lección constante de lucidez sobre cómo funciona el mundo realmente. Como hombre de negocios sabe que lo primero que pone en contacto a distintas culturas y personas es el comercio, la economía. Me contaba que en una comida con Arafat le dijo que el boicot a Israel había sido un error porque no hay nada peor que cortar la comunicación entre dos países enemigos y tiene razón.

- Habla poco de su actividad empresarial.
- Jean Yves llevaba grano donde se necesitaba y colchones donde los pedían, es un business man y trataba con países comunistas cuando eran comunistas o se hizo íntimo amigo de Winnie Mandela. Se forjó una reputación porque mantenía su palabra y tampoco se metió nunca en el tráfico de armas. Estuvo en una empresa que comenzó a dedicarse a eso y la dejó. Es una cuestión de carisma, de confianza y también de discreción. Los políticos sabían que no buscaba la fama y no temían que les quitara protagonismo. Esa reputación la utilizó para liberar a Mandela.

- Como hombre de acción en política juega un papel curioso, se desgañita por un objetivo pero no es un ideólogo, es más bien un posibilista en el mejor sentido.
- Funciona a base de improvisar. Es una mezcla entre intuición, mucho carisma, don de gentes... Eso es muy argelino, vende muy bien, convence bien. Respecto a su motivación él me decía que es lo mismo que si vas por la carretera y ves un coche accidentado: ¿Necesitas alguna motivación para parar y ayudar? Yo también creo que le gusta simplemente negociar y el juego duro. Hay algo de disfrute, de carácter.

- Lo que vemos acaba siendo un éxito apoteósico de la diplomacia desde una altura totalmente humana, la verdad cruda del poder. 
- Dice Jean-Yves que la tecnología no ha cambiado tanto su negocio porque al final sigues tratando con personas, el material ultimo son éstas y su carácter. Te das cuenta de hasta qué punto los países son llevados entre individuos y la paz entre países puede depender en si el presidente ha dormido bien o ha dormido mal. Un conflicto puede terminar un mes antes y evitar la muerte de cien mil personas por cuestiones intrascendentes. En una conversación oficial hay cámaras y grabadoras, hay mucha presión. Por eso es importante que existan esos contactos informales, que los líderes se vayan a dar un paseo por la montaña, que se rían un poco. Puedes ganar con eso muchísimo más que con una reunión del más alto nivel.