Image: Max Bill, forma y fondo

Image: Max Bill, forma y fondo

Exposiciones

Max Bill, forma y fondo

Max Bill

23 octubre, 2015 02:00

Detalle de Cuadrado a partir de nueve rectángulos, 1944

Fundación Juan March. Castelló, 77. Madrid. Hasta el 16 de enero

Es posible que el visitante de esta exposición tenga la impresión de que todo lo que ve ya lo había visto. Es más, que la obra pictórica de Max Bill (1908-1944) le parezca algo así como una serie de versiones de cuadros del arte concreto latinoamericano como las del argentino Tomás Maldonado, del cubano Waldo Balart o del norteamericano Rinaldo Paluzzi (estos dos casi españoles, tras largos años en nuestro país). Pero esto es como creer que fueron Golpes Bajos y no Bertold Brecht quien escribió aquello de "malos tiempos para la lírica". Sí, porque si se comparan fechas y biografías enseguida nos damos cuenta de que el artista suizo fue el antecesor de los latinoamericanos (aunque a partir de cierto momento estos últimos tomarían la delantera).

Lo cierto es que Max Bill es uno de esos creadores polifacéticos cuya actividad se extiende por varios campos y cuya influencia se asimila de tal forma que acaba por ignorarse su origen. En 1980 se mostró en el Museo Español de Arte Contemporáneo y en la Fundación Miró una retrospectiva comisariada por Gloria Moure, y desde entonces hasta ahora sólo ha estado presente en algunas exposiciones colectivas. Se trata, por tanto, de una excelente oportunidad de conocerle, y de acercarnos a un tipo de arte, el arte concreto o la abstracción geométrica, como prefiramos llamarlo, que no goza de popularidad en nuestro país.

Resulta asombroso el carácter polifacético de Bill, que además de pintor fue orfebre, escultor, arquitecto y diseñador gráfico e industrial

Abstracción geométrica es un término descriptivo. Arte concreto fue una tendencia que lanzó Theo van Doesburg en su Manifiesto del arte concreto (1930) pero se asocia a Bill por cuanto éste la desarrolló eficazmente en su obra, y además la promovió y difundió (organizó diversas exposiciones sobre el tema). A diferencia del arte abstracto, que tiene un origen, por remoto que sea, en la realidad física, el arte concreto materializa una construcción mental. Arte concreto porque líneas y planos son asuntos concretos y la pintura no debe ser representación de ninguna otra cosa. Predomina pues la forma sobre el color y se utilizan colores planos. Dicho todo esto podemos entender que se haya querido ver en el arte concreto un precedente del arte minimalista de la década de 1960 e incluso del arte conceptual, por cuanto también este afirma el carácter secundario del objeto frente a su concepción.

La exposición sigue un orden cronológico casi estricto. Max Bill estudió en la Escuela de Artes Aplicadas de Zurich, especializándose en orfebrería. Y con unas delicadas piezas de vajilla en cobre y plata comienza precisamente el recorrido. En 1928 ingresó en la Bauhaus de Dessau, para seguir los cursos de arquitectura y, de forma externa, las clases de pintura de Kandinsky y Klee. Al contemplar sus cuadros de entonces podemos detectar su influencia. En 1929, en Zurich, comienza una actividad profesional en la que se combinan el diseño gráfico y la arquitectura. A ello se añadirán en años sucesivos el diseño de exposiciones y la publicidad. Y naturalmente, la creación artística como pintor y escultor. Entre 1932 y 1936 formó parte del grupo Abstraction-Création, surgido en París como contrapeso de la omnipresencia del Surrealismo.

La limitación pasa por el centro, 1972

Fue en esos años cuando produjo su primera carpeta de obra gráfica, una actividad a la que dedicó una inmensa cantidad de talento a lo largo de toda su vida. En esta exposición se abarcan todas estas facetas: hay una preciosa selección de carteles (de exposiciones, actuaciones y conciertos) y una muestra de su trabajo como diseñador gráfico. Su obra como diseñador industrial se materializa en sus famosos taburetes y relojes (que hoy en día se siguen fabricando). Su labor como arquitecto se muestra mediante una proyección de fotografías de sus edificios. Resulta asombroso el carácter proteico de Bill y su capacidad de trabajo. Fundó editoriales, comisarió exposiciones, fue profesor y luego decano de la Escuela Superior de Diseño de Ulm, escribió con lucidez sobre temas como la forma y la relación de las matemáticas y el arte...

Para entender su biografía conviene saber que pensaba que un artista debe tener un medio con el que ganarse la vida, lo que garantizará su libertad de creación. Quizás esto explique también por qué su madurez artística es tardía, posterior en todo caso sus más logradas creaciones en otros campos. Tardío o no, el resultado es maravilloso: hipnóticos lienzos en que el color vibra de forma casi audible, cintas de Moebius de latón dorado que parece que van a volar, lienzos semivacíos en el que el blanco se convierte en un color. Bill no consideraba la obra de arte inútil, sino un "objeto configurado para el uso espiritual". Le damos la razón.