Image: Las visiones incompletas de Din Matamoro

Image: Las visiones incompletas de Din Matamoro

Exposiciones

Las visiones incompletas de Din Matamoro

Imágenes mentales

14 julio, 2005 02:00

Fotografía de la serie Espuma, 2004

Comisario: José Jiménez. CGAC. Valle Inclán, s/n. Santiago de Compostela. Hasta el 25 de septiembre

Tal vez esta exposición debería comenzar por su final o, cuando menos, funcionar como un palíndromo cegado en su centro. La última de las salas entiendo que es la que mejor condensa la trayectoria de Din Matamoro, sus intenciones, pero sobre todo funciona como ese umbral en forma de destello capaz de adelgazarlo todo, de tornar la figura frágil a partir de una luz fragmentaria que guarda, definitivamente, cualquier imagen en la retina. Así, mudaría la película mental de cada espectador que, al coquetear con ese abismo con forma de exagerada expresión lumínica, entendería que básicamente las intenciones de Matamoro no son otras que las de condensar la vida en un encuadre desvaneciendo cada contorno, moverse en ese preciso instante donde el tiempo se pliega.

En la última de las salas un suelo blanco nos tienta a andar descalzos; emite cierto sosiego. Me resulta inevitable pensar, entonces, en una sencilla fotografía que dio pie al tarjetón de presentación de una exposición de Din Matamoro en la galería VGO. Se trataba de una de las hijas del artista que caminaba descalza por el límite que separaba su propia casa de la fantástica evasión que supone el estudio de su padre. Un viaje onírico que funcionaba del mismo modo que la más eficiente de sus cegadoras obras: los colores se anulan y evaporan a partir de esa fisura capaz de fracturar desde la saturación ingrávida.

De haber partido de esa sala de radiografías lumínicas, el misterio habría funcionado de un modo sensiblemente diferente. Se enfatizaría así el sentido de viaje y esa máxima de Giacometti de "construir eliminando". Aunque seguramente ese destello cinematográfico condicionaría demasiado nuestra mirada y nos veríamos avasallados por una luz que disfrazaría la realidad posteriormente dibujada. En todo caso, a uno le funciona la pintura de Matamoro cuando consigue entrar en ese abismo. Porque sus imágenes son instintivas, de pocos trazos, adelgazadas. En Matamoro el vacío es expansión indeterminada, como un Sugimoto capaz de recrear escenas donde aparentemente no hay nada que ver.

En Matamoro domina lo sutil, la veladura que extenúa la figura, la viscosidad del gesto pictórico. En su obra se demanda un mundo lleno de umbrales capaces de dibujar distintas realidades que, aunque enlazadas y dialogantes, funcionen sin límites determinados; como la retro-proyección de un "cinema paradiso". De ahí que también se justifique esa mirada nostálgica que suponemos han querido rescatar en complicidad el artista y su comisario, José Jiménez, para abrir la muestra con un conjunto de autorretratos -el encuentro azaroso del yo- que avisan de distintos pliegues en la trayectoria de Matamoro. Así, es el futuro el que se carga de incertidumbre, el que se emborracha de luz.

Valiente también es la actitud que lleva a Matamoro a mostrar obra del presente y no envenenarse con una actitud retrospectiva donde no hay espacio para tal cosa, como le ha pasado a muchos artistas gallegos a la hora de exponer en el CGAC. Así, destacan una serie de dibujos realizados a partir de instantáneas experiencias cinematográficas, sus fotografías realizadas a partir de espuma blanca de figuras debilitadas, las citadas pinturas donde la luz o el color se utiliza indistintamente como forma de síntesis, y las bolsas y cintas de plástico que imaginan figuras que no son más que imágenes mentales, casi perdidas.

Como principal novedad, un vídeo que da vida al imaginario de Matamoro para desquebrajar nuestro sentido estático de las cosas, realizado por Diego Santomé. Y siempre desde la pintura, desde ese recuerdo de lo casi perdido, desde esa construcción sensible que transforma al soñador en poeta. Todo para preguntarse: ¿Quién soy yo? La respuesta, nos la señala Jiménez en su texto, contradiciendo a Bob Dylan: la respuesta está en la luz.