Diseño: Rubén Vique

Diseño: Rubén Vique

Arte

El calor del dinero y el frío del mercado: la paradoja del arte en 2025

El sector ha vivido este año una dualidad desconcertante: mientras el volumen global de ventas se contrae, la cúspide del mercado alcanza hitos históricos, como lo demuestran las últimas ventas de Gustav Klimt y Frida Kahlo.

Más información: La pintura de Klimt 'Retrato de Elisabeth Lederer' se vende por 236 millones y bate récords en las subastas

Publicada

Dicen los científicos que las consecuencias más visibles del cambio climático desembocan en una desestabilización profunda de los sistemas atmosféricos que rigen nuestro clima.

Las intensas perturbaciones que estamos experimentando en los últimos años crean un escenario de contrastes radicales: desde asfixiantes domos de calor, como una tapa de olla a presión que atrapa el aire caliente cerca del suelo y lo comprime, aumentando aún más su temperatura, hasta olas de frío polar en latitudes inesperadas, lenguas de aire ártico que antes estaban confinadas en el polo por el vórtice polar y que ahora son empujadas por el calor excesivo en el norte hacia regiones no preparadas para esas temperaturas.

Danas, sequías, incendios devastadores, tormentas invernales en Texas, circunstancias adversas y contradictorias que dificultan nuestra adaptación al ecosistema en el que vivimos.

Al igual que la atmósfera terrestre, el mercado del arte está experimentando su propio sistema de "temperaturas extremas". Según los informes del mercado del arte de 2025, en concreto el informe anual que la Dra. Clare McAndrew y Arts Economics realizan para Art Basel & UBS, el sector vive una dualidad desconcertante: mientras el volumen global de ventas ha sufrido una contracción sostenida desde 2023, la cúspide del mercado está alcanzando hitos históricos de calor financiero.

¿Es esta polarización una respuesta al caos global o simplemente el reflejo de una economía que, al igual que nuestro clima, ha perdido su centro?

Mientras el mercado general se enfría debido a la incertidumbre geopolítica y los tipos de interés, los activos de refugio —obras maestras de valor garantizado— funcionan como un domo de calor financiero, efecto que hemos podido volver a apreciar este año.

En noviembre de 2025, el Retrato de Elisabeth Lederer, la joven hija de los mecenas de Gustav Klimt, se vendió por la astronómica cifra de 236,3 millones de dólares, convirtiéndose en la segunda obra más cara de la historia.

Una importante colección

La razón principal de la atracción generada por este retrato es su raridad, su importancia histórica, su pertenencia a una familia judía a la que fue confiscada por los nazis, y recuperado años después por Erich Lederer, hermano de la retratada, que lo conservó hasta poco antes de su muerte.

El renacimiento del interés por Klimt se une al reconocimiento del prestigio del coleccionista, Leonard Lauder, fallecido en junio de este año y propietario de otras obras emblemáticas que salieron a la venta en la misma subasta de Sotheby’s.

Lauder es considerado como uno de los mayores coleccionistas norteamericanos de las últimas décadas, cuya extensa y brillante colección de arte cubista fue cedida al Metropolitan Museum de Nueva York donde se puede contemplar desde 2013.

Heinrich Thyssen-Bornemisza hablaba de su motivación al adquirir obras procedentes de grandes colecciones del pasado, obras que no sólo estaban legitimadas por su valor artístico e histórico, sino por haber pertenecido a grandes coleccionistas.

La atracción provocada por la venta de la colección de Lauder justifica la elevada temperatura a la que se vendió el retrato de Lederer y el resto de obras que lo acompañaban aquella noche. Este fenómeno demuestra que, ante la inestabilidad climática y económica, el capital se "estaciona" en valores seguros, creando microclimas de precios récord que no reflejan la realidad del resto del mercado.

Conciencia de género

También en noviembre, la obra El sueño (La cama) de la pintora mexicana Frida Kahlo alcanzó los 55 millones de dólares, marcando un nuevo techo para el arte latinoamericano.

En este caso, el interés por la trayectoria de Kahlo, por su arte en la frontera entre realidad y sueño, entre el dolor físico y emocional, es paralelo al aumento de la demanda de obras de mujeres artistas por parte de museos y colecciones públicas y privadas en todo el mundo, que con ello buscan completar la falta de presencia de la mujer entre sus artistas, especialmente de mujeres clave para comprender la historia del arte.

Kahlo superó así los récords conseguidos años antes por Georgia O’Keeffe, Louise Bourgeois y Tamara de Lempicka, y el del Propped de Jenny Saville, la obra más cara vendida por una artista contemporánea en 2018.

Un momento de la subasta de 'El sueño (La cama)', de Frida Kahlo, en Sotheby's. Foto: Cortesía de Sotheby’s

Un momento de la subasta de 'El sueño (La cama)', de Frida Kahlo, en Sotheby's. Foto: Cortesía de Sotheby’s

La conciencia de género está permitiendo un aumento significativo de la cotización de las obras de mujeres artistas, aunque sus precios siguen siendo sensiblemente más bajos que los de los hombres.

También el Huevo de Invierno del joyero ruso Fabergé, creado en 1913 por encargo del zar Nicolás II de Rusia, provocó recientemente una ola de calor siendo vendido en una subasta en Londres por 26 millones de euros. Las piezas de orfebrería histórica han resurgido como activos de "valor absoluto", batiendo estimaciones en subastas de lujo.

Más allá de los récords

Fuera de este olimpo de récords, el informe de 2025 revela un enfriamiento del 12 % en las ventas globales durante el último año. Las galerías pequeñas y medianas enfrentan una crisis de sostenibilidad, similar a cómo el vórtice polar afecta a las regiones más vulnerables.

El interés se ha desplazado hacia la discreción: las ventas privadas han crecido un 14 %, mientras que las subastas públicas de arte contemporáneo han caído casi un 30 % desde su pico post-pandemia. Aunque en términos generales el número de obras vendidas sigue siendo alto, el reducido valor total de las ventas nos habla de coleccionistas que compran a precios más bajos, adquiriendo obras menos especulativas.

El cambio climático no solo es una metáfora; está alterando la logística del sector. El informe del Gallery Climate Coalition (GCC) de 2025 destaca que las instituciones están bajo presión para reducir las emisiones de fletes y viajes, que representan el 70 % de su huella y que resultan inevitables en la habitual dinámica de participación en ferias internacionales.

Arte y sostenibilidad

Esta "inclemencia" regulatoria y ética está provocando, por una parte, que las galerías se replanteen si este modelo es sostenible, y si es más razonable volverse hacia mercados locales y digitales, como respuesta a la necesidad de reducir el transporte físico.

Por otra parte, los y las coleccionistas de hoy están también buscando darle un propósito a la compra de arte, aumentando el valor de obras que denuncian los problemas de nuestro tiempo, como la crisis ambiental, convirtiendo la emergencia climática en un tema central de colección.

En conclusión, repasar los informes sobre el mercado del arte no difiere mucho de lo que nos depara la previsión meteorológica habitual: un sistema de extremos donde la riqueza se concentra en "puntos calientes" de récords históricos, mientras el tejido base del mercado, artistas, galerías, ferias de arte, lucha por adaptarse a un entorno cada vez más hostil, precario e impredecible.