Rubens: 'Adoración de los Reyes Magos', 1609

Rubens: 'Adoración de los Reyes Magos', 1609 Museo del Prado

Arte

Noche de Reyes en los museos: los mejores cuadros sobre la Adoración

En vísperas de la celebración de una de las noches más mágicas repasamos algunas pinturas de las colecciones del Museo del Prado y el Thyssen-Bornemisza que representan este pasaje bíblico

5 enero, 2022 01:42

La noche que va del 5 al 6 de enero es una de esas jornadas en las que los niños, y no tan niños, sienten una emoción y unos nervios especiales. Todos desean que las cartas enviadas a los Reyes Magos hayan llegado bien y que estos, a su vez, entren sigilosos en nuestras casas (incluso nos parece oírles merodear en nuestro salón) para dejarnos los regalos que hemos pedido. 

En el Evangelio de San Mateo encontramos las siguientes palabras: “Habiendo pues nacido Jesús en Belén de Judá, reinando Herodes, he aquí que unos magos vinieron de Oriente”. Estos magos, guiados por una estrella, llegan hasta un Jesús recién nacido que se convertirá en el rey de los judíos para rendirle homenaje y ofrecerle los mejores regalos: oro, incienso y mirra. No fue hasta la Edad Media cuando se les bautizó con los nombres de Melchor, Gaspar y Baltasar pero hasta entonces no eran reyes ni eran tres. Sí eran magos pero entendiendo el término como astrólogos. 

Este pasaje bíblico ha sido ampliamente representado en la Historia del Arte, llegando a su máxima expresión durante el Renacimiento. Artistas como Fra Angelico, Memling, Van der Weyden, El Bosco, Rubens, El Greco, Tiziano o Velázquez han plasmado una escena que se repite: tres reyes, arrodillados en ocasiones, frente al recién nacido al que le ofrecen sus ofrendas. Los escenarios y la cantidad de personajes varían de un pintor a otro.

En vísperas de celebrar uno de los días más mágicos del año, repasamos las obras más destacadas de las colecciones del Museo del Prado y el Museo Thyssen-Bornemisza, pinacoteca que en 2015 dedicó una exposición precisamente a las adoraciones de los reyes con 13 pinturas que iban desde Luca di Tommé a Marc Chagall, que tienen como motivo la adoración de los Reyes Magos.

De Hans Memling a Velázquez

Hans Memling: 'Adoración de los Reyes Magos', 1472-74

Hans Memling: 'Adoración de los Reyes Magos', 1472-74 Museo del Prado

El Museo del Prado cuenta una amplia variedad de artistas que han abordad este tema en su pintura. Entre ellas, nos encontramos con el Tríptico de la Adoración de los Magos, óleo pintado por Hans Memling entre 1470 y 1472 e inspirado en parte en el Tríptico de Santa Columba de Rogier van der Weyden, del que se cree fue alumno. Situado en la sala 58A, la obra de Memling representa tres escenas de la infancia de Jesús, siendo la tabla central en la que se encuentra una de las primeras representaciones de un rey de raza negra en el arte flamenco. 

En 1494 El Bosco, uno de los artistas que más visitas recibe en el museo, pintó su Tríptico Adoración de los Reyes Magos, un trabajo complejo y lleno de detalles aunque algo más sostenido que otros lienzos del artista. En el panel izquierdo sorprende encontrar a San José al fondo de la escena y de cuclillas lavando los pañales del niño Jesús mientras que en el derecho aparece Agneese de Gramme protegida por santa Inés. En el panel central nos topamos con la acción principal, liderada por una casa semiderruida con la Virgen María y un niño delgado al que los reyes ofrecen sus obsequios con un estilo que recuerda a las composiciones de Jan van Eyck. Melchor le obsequia con una escultura de oro que representa el sacrificio de Isaac, Gaspar sostiene la mirra sobre una bandeja de plata semitapada por un paño verde y Baltasar porta el incienso en un recipiente esférico. 

En los trajes de los reyes El Bosco incluye escenas del Antiguo Testamento que ayudan a entender la escena y en las ofrendas demuestra su maestría para los detalles. En este mismo espacio el artista añade al Anticristo, que aparece al lado de la puerta del pesebre con una capa que cubre la mitad de su cuerpo, y para otorgarle un simbolismo aún más claro añade un búho que vemos en una esquina superior de la casa. Los detalles aquí se multiplican e incluye escenas de burdel y dos ejércitos que se han asociado a Herodes, rey por aquel entonces cuyo objetivo era matar a Jesús. 

El Bosco: 'Tríptico de La Adoración de los Magos ', 1494

El Bosco: 'Tríptico de La Adoración de los Magos ', 1494 Museo del Prado

En un salto en el tiempo llegamos a la Adoración de los Reyes Magos de Rubens, realizada en 1609 por encargo de la propia ciudad de Amberes cuyo destino sería el Salón de los Estados del Ayuntamiento, donde tendría lugar la firma de la Tregua de los Doce Años entre España y las Provincias Unidas. En el lienzo de gran tamaño asistimos al momento en el que los reyes ofrecen sus regalos a un niño Jesús que, en brazos de su madre, juega con el incienso que le entrega Gaspar. La escena que representa el maestro es nocturna, la sitúa en el exterior y está repleta de personajes que demuestran lujo en sus capas y adornos de piedras y joyas. La composición diagonal, llena de dinamismo, fue realizada en dos momentos diferentes. La primera en torno a 1608 y 1609 y, más tarde, entre a 1628 y 1629, cuando ya colgaba en el Alcázar de Madrid, la amplió con algunas figuras de la parte derecha superior, donde incluyó un autorretrato.

Tan solo diez años después Velázquez hizo su propia versión de la historia de los reyes magos. Se trata de una obra de la etapa sevillana del artista en la que el rey de mayor edad tiene el rostro del pintor Pacheco, que aparece junto a su mujer y su hija. Se cree que el lienzo pudo ser realizado para el noviciado jesuita de San Luis y aunque se trata de una imagen más simple a la que nos tiene acostumbrados el pintor, el tema es reconocible y se convierte en una de las obras más importantes de la etapa de juventud de Velázquez.

En el último cuarto del siglo XVI Pieter Brueghel el Joven presentó su Adoración de los Reyes Magos, un lienzo en el que Jesús recibe a los reyes en una cabaña en ruinas. Parece que se trata de una copia de la Adoración de Pieter Brueghel el Viejo en la que también se ven influencias del tríptico de El Bosco o los cartones de la Vida de Cristo de Rafael.

No obstante, estas obras maestras no son las únicas que podemos encontrar en el Museo del Prado que dirige Miguel Falomir. Hay varias piezas entre las que destacan las realizadas por Pedro Maíno en 1493, Fray Juan Bautista Maíno entre 1612 y 1614, Eugenio Cajés en 1625, Francesco Rizi en 1663 e incluso algún dibujo de Goya.

Los reyes del Museo Thyssen-Bornemisza

Luca di Tommè: detalle de 'La adoración de los Reyes', 1635

Luca di Tommè: detalle de 'La adoración de los Reyes', 1635 Museo Thyssen-Bornemisza

La atribución de la pintura La Adoración de los Reyes, fechada hacia 1520 y que se encuentra en el MNAC como parte del depósito del Museo Thyssen-Bornemisza, ha sido siempre polémica. En 1967 se atribuyó a un artista al que se bautizó como Maestro de la Adoración de Lugano y en 1991 se le cambió el nombre por Maestro de la Adoración Thyssen

La acción de esta escena invernal transcurre en una iglesia gótica en la que María y el niño Jesús, situados en la parte derecha del lienzo, reciben el cofre con oro, símbolo de la realeza de Cristo, que les ofrece Melchor desde el centro de la composición. En la esquina derecha aparece Gaspar con incienso dentro de una copa mientras que Baltasar entra en escena subiendo unas escaleras desde el centro del lienzo. El reducido tamaño de la pieza, que denota influencias de Wolf Huber y Albrecht Altdorfer, ha hecho pensar que pudo pertenecer a una de las puertas exteriores de un altar.

Luca di Tommè, una de las figuras más destacadas de Siena en el siglo XIV, presentó entre 1630 y 1635 La adoración de los Reyes, una composición en la que la Virgen María aparece sentada sobre un cojín y el niño Jesús bendice a un Melchor que apoya su corona en el suelo. El pesebre parece una gruta en cuya entrada se encuentra san José, que mira detenidamente el regalo de Melchor. En la parte izquierda sitúa a Gaspar y Baltasar junto a sus camellos y sus conductores mientras que dos ángeles observan la escena desde el lado derecho.

No han sido ajenos otros grandes artistas de la historia como Alberto Durero, cuyo cuadro sobre la adoración se encuentra en la Galería Uffizi de Florencia o Giotto, cuya escena se puede ver en la capilla de los Scrovegni en Padúa.