Muguruza, durante su partido ante Stosur.

Muguruza, durante su partido ante Stosur. EFE

Tenis

Muguruza, de la frustración al autocontrol

En su debut en Brisbane, la española remonta un 2-4 en el tercer set para eliminar a la australiana Stosur (7-5, 6-7 y 7-5) aparcando la frustración, una de sus grandes metas de la temporada.

2 enero, 2017 12:28
Brisbane

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Esta vez no hay palabras malsonantes, raquetas rotas o malas caras. Esta vez la remontada se fabrica sobre tres pilares que no siempre garantizan el éxito, pero sí la tranquilidad de haber hecho todo lo posible para lograrlo. Sufrimiento. Paciencia. Determinación. En la primera ronda del torneo de Brisbane, Garbiñe Muguruza superó un 2-4 en el set decisivo para batir 7-5, 6-7 y 7-5 a Samantha Stosur en 2h45 minutos de tira y afloja, consiguiendo así su primer triunfo de la temporada y estrenándose en el torneo después de no jugar en 2015 (por un esguince de tobillo) y retirarse en 2016 (por una fascia plantar). Por encima de la victoria, que le permite disputarle este martes una plaza en los cuartos de final a la rusa Kasatkina, el novedoso camino para llegar a ella: el autocontrol.

“Antes me podía la frustración”, reconoció Muguruza a EL ESPAÑOL tras el encuentro, mientras fuera empezaba a llover con violencia. “Cometía algunos errores por estar más ansiosa, por ver que el partido se me estaba escapando. Últimamente, no solo hoy, me intento calmar un poco más en esos momentos”, añadió la española. “Es un saque, una derecha, un revés… un golpe lo que marca la diferencia. Y contra Stosur ha ocurrido así: he esperado mi momento calmada, siendo consciente de que yo también estaba jugando bien”.

Muguruza arrancó jugando de dulce y aguantó a ese nivel hasta colocarse 7-5, 3-2 y saque, acercándose al triunfo. Empujada por la grada, con las banderas australianas atadas en la tribuna, Stosur se revolvió tras conectar dos puntos que pusieron en pie a la gente. Poco a poco, la número 21 endureció el partido, ganando el segundo set y tomando ventaja en el tercero. Muguruza, sin embargo, no perdió los nervios. Pese a estar cerca de la derrota, la española siguió peleando, le devolvió la rotura de saque a su contraria (4-4) y le echó el lazo a la victoria al resto en una lección de sangre fría.

“Era imposible que ganase este partido si me hubiese enfadado”, razonó la número siete mundial. “No habría ocurrido nada positivo, al contrario: habría terminado perdiendo 6-2. Y lógicamente no quería perder cuando llevaba tanto tiempo peleando, estando tan cerca”, añadió. “Me he dicho: ‘si me tiene que salir mal, me va a salir mal luchando”, confesó Muguruza. “He ganado el partido, pero podría haberlo perdido también. Es verdad que muchas veces me he enfadado y me ha salido bien, es como dar un golpe encima de la mesa y reaccionar, pero no es bueno enfadarse siempre. Hay que controlarse”, señaló la campeona de un grande, temperamental como muchas otras jugadoras.

“Todo es un drama cuando eres más joven”, reflexionó Garbiñe, que pese a tener 23 años lleva tiempo compitiendo en el circuito. “Parece que es a vida o muerte y con el tiempo te das cuenta de que no es así en absoluto. Por eso, estoy tratando de afrontarlo de esa manera. Cada año confío más en mí y sé como manejarme”.

Así, Muguruza puso en práctica un propósito que debería traerle grandes tardes en 2017: si consigue domar la frustración en los momentos delicados, si mantiene el autocontrol que demostró frente a Stosur en la primera ronda de Brisbane, de tenis va sobrada para ganar a cualquier rival que se le ponga por delante.