Nadal celebra su victoria final en Abu Dhabi.

Nadal celebra su victoria final en Abu Dhabi. REUTERS

Tenis

Una adaptación a contrarreloj para Nadal

El mallorquín, que debuta este martes en Brisbane tras llegar el lunes de madrugada desde Abu Dhabi, se enfrenta al reto de aclimatar su cuerpo al fuerte cambio horario y a las duras temperaturas.

2 enero, 2017 09:32
Brisbane

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Fiel a la tradición, Rafael Nadal se comió las 12 uvas en el aeropuerto de Dubái junto a su equipo y pasó las primeras horas de 2017 a más de 10.000 metros de altura. Tras ganar el torneo de exhibición de Abu Dhabi, el mallorquín salió disparado hacia Dubái, recorrió en coche los casi 150 kilómetros que separan ambos emiratos y se montó en un avión que le llevó a Singapur para tomar otro hasta Brisbane, donde aterrizó cerca de la una de la madrugada del lunes.

Cuando se marchó a intentar dormir a su habitación del hotel Stamford Plaza, viendo por la ventana el habitual festival de luces del emblemático Story Bridge, el campeón de 14 grandes había iniciado una carrera contra el reloj para adaptarse a las condiciones de Brisbane: Nadal, que debutará el martes contra Alexandr Dolgopolov, llegará al cruce tras un solo entrenamiento en el torneo mientras pelea por adecuar su cuerpo al cambio horario (6 horas más que en Abu Dhabi) y al termómetro (casi 15 grados de diferencia). Todo un reto.

“He intentado adaptarme lo máximo posible”, explicó el mallorquín a este periódico el lunes por la noche. “Mi idea era dormir en el primer vuelo, de Dubái a Singapur y luego estar despierto todo el segundo vuelo hasta Brisbane. Lo intenté, pero se movió muchísimo el avión y me costó. Me asusta un poquito el avión a veces, se movía mucho y casi no conseguí dormir”, continuó el número nueve, enfundado en una gorra de béisbol azul. “En el segundo vuelo, traté de hacer todo lo contrario: no dormir porque llegaba aquí a la una de la mañana y podía irme a la cama y descansar. Lo he hecho, pero aunque duermas el cuerpo necesita un período de adaptación”.

Ese “período de adaptación” del que habla Nadal son varios días, según dicen los expertos. El balear, sin embargo, ha tratado de acelerar el proceso activándose con suavidad. “Me he levantado, he ido al gimnasio a moverme un poco y he entrenado por la tarde”, resumió el español sobre su día. “Mañana voy a jugar tarde también. No quería forzar mucho el cuerpo porque el primero siempre es un día delicado, el cuerpo no está habituado para según qué tipo de esfuerzos”, añadió. “Voy a tratar de adaptarme a las condiciones y a la pista. Y hacer que el cuerpo se movilice de nuevo otra vez para estar preparado”.

A mediodía del lunes, Nadal apareció por el torneo, cogió en brazos a un koala y respondió en inglés las preguntas de los periodistas mientras una multitud gritaba su nombre y le paraba para pedirle autógrafos y fotos. Luego, a las seis de la tarde, el mallorquín se refugió en la pista 10 durante dos horas para entrenar por primera y única vez antes de su primer partido. Para celebrar la llegada del español, la organización del torneo abrió las puertas y permitió que los aficionados pudiesen ver el entrenamiento del número nueve, desatando un fiesta en las gradas mientras el balear ponía la diana en rebajar los síntomas del viaje.

“Notas el cuerpo más débil, más pesado y más agarrotado, más aún con los años”, dijo Nadal, describiendo las consecuencias que provoca el jet lag, acentuadas al hacer deporte de alto nivel. “Cuando eres joven tienes menos miedo de todas las cosas, pero al ser mayor tienes que ir con cuidado y hacer las cosas de manera adecuada para evitar problemas. Y eso es precisamente lo que intentamos siempre”.

Esa adaptación a la que se enfrenta el mallorquín la superó este lunes David Ferrer. El alicantino, que debutó en el torneo venciendo 6-3 y 7-5 a Bernard Tomic, llegó el sábado por la mañana a Brisbane después de jugar la semana pasada dos exhibiciones en Argentina (Tortuguitas y Mar del Plata) con Juan Martín Del Potro. El miércoles, Ferrer tenía una diferencia horaria de 13 horas con Brisbane, que cuando llegó el fin de semana le recibió con una bofetada que le dejó varios días desorientado.

“Es complicado”, explicó el número 21 del mundo, que a diferencia de Nadal tuvo dos días para intentar acostumbrarse al cambio antes de jugar su primer encuentro. “Yo hago lo que puedo. Esta vez, intenté adaptarme al horario desde que salí de Argentina. Lógicamente sabía la hora que era en Brisbane y jugué un poco con las comidas y con las horas que podía dormir”, prosiguió Ferrer, citado en la siguiente ronda con el australiano Thompson. “Las horas en las que teóricamente me toca dormir intento tomar melatonina o algo parecido para poder descansar más. Eso es lo más importante”.