Vinos

Uno de lo grandes símbolos de Rioja cumple 50 años: la historia de una bodega en evolución

La tercera generación de Bodegas Olarra dirige uno de los símbolos fundamentales del desarrollo de la Denominación de Origen y una de sus firmas más significativas.

15 junio, 2023 02:00

Es una de las bodegas que hicieron grande a Rioja y convirtieron esa denominación de origen en la más poderosa de España, con diferencia. La funda en 1973 el empresario vasco Luis Olarra, propietario de Altos Hornos de Vizcaya, junto con otros hombres del mundo del acero en Bilbao, el corazón, entonces, de la industria pesada española.

Acaban de cumplir 50 años y lo han celebrado a lo grande con una elegante fiesta en la bodega. Pero repasemos un poco la historia. Los años 70 y concretamente éste del 73 fueron fundamentales en el desarrollo de la Denominación de Origen Calificada Rioja.

Ya existían antes las bodegas centenarias en torno al Barrio de la Estación de Haro, como CVNE, Bilbaínas, La Rioja Alta, López Heredia, Gómez Cruzado…Marqués de Riscal en la Rioja Alavesa, Marqués de Murrieta en Logroño, Bodegas Riojanas, en Cenicero, y algunas más. Pero fue en esos años cuando desembarcaron también los jerezanos.

Barricas

Barricas

Ruiz Mateos, procedente de aquella ciudad gaditana, donde también tenía bodegas, apareció con una fuerza extraordinaria. Se hizo con una de las centenarias, Franco-Españolas; mientras montaba, además, Paternina, Lan y Berberana. Se calculaba que uno de cada cinco vinos que se hacían en esta tierra eran propiedad del grupo de Ruiz Mateos.

A la vez las grandes bodegas jerezanas invirtieron también en Rioja. Domecq funda Marqués de Arienzo; González Byass adquiere Beronia; y Osborne, Montecillo.
De antes estaba Savin (Sociedad Anónima Vinícola del Norte) fundadores de Campo Viejo. A la vez, también a principios de los setenta, Enrique Forner desembarca en Cenicero para poner en marcha Marqués de Cáceres; mientras la familia Muga, abandona el centro de Haro y se instala en el Barrio de la Estación, comenzando ahí su lanzamiento a nivel nacional e internacional.

Rioja se convertía en una gran potencia en elaboración y comercialización de vino
embotellado. Y esa potencia y ese futuro los supo ver el poderoso empresario de Altos Hornos que entró en este mercado sin miramientos. Lo primero es montar una impresionante bodega a las afueras de Logroño.

Muchos años después se puso de moda que arquitectos famosos hicieran grandes bodegas; pero fue Olarra el que arrancó en 1973 encargando a José Antonio Ridruejo, un arquitecto de prestigio en aquellos años, la construcción de una enorme e impactante bodega de tres grandes naves que confluían. Costó el equivalente a 18 millones de euros, en pesetas de los años setenta, una fortuna. De ahí surgieron las marcas Olarra, Cerro Añón, Añares…Y en el año 1985 se puso en marcha su bodega “boutique”: Ondarre.

Las vicisitudes del mundo del acero, en general, y de Altos Hornos, en particular, hicieron que Luis Olarra vendiera su participación a la familia Ucín, también acereros, que han sido los que han llevado la bodega la mayor parte del tiempo. En la gran fiesta tomaron la palabra la segunda generación Leopoldo Limousin y Marcial Ucín, ambos retirados y recordando la historia de la firma; porque ahora mismo la poderosa empresa está comandada por la tercera generación con los hermanos Pedro y Luis Limousin Ucín, y su primo Marcial Zapke Ucín, al frente.

Los vinos de la celebración

En el interior de la espectacular bodega ante un nutrido grupo de invitados se realizó una cata de algunos de los vinos de la casa, empezando por un Olarra Gran Reserva de 1970 y el Cerro Añón Gran Reserva de 1973. Ambos muy curiosos, pero vivos. En los dos el color era teja muy claro. La evolución de un gran vino empieza con colores violáceos cuando es joven, pasa a rojo cereza picota con el tiempo, y evoluciona a teja cuando es ya muy mayor. En nariz es algo parecido. Cuando es joven aparece dominando los aromas a fruta, que con el paso del tiempo en nariz da lugar a tonos especiados, canelas, pimientas… que se van diluyendo con el tiempo. En boca si el vino conserva una buena acidez, resistirá; si no, se avinagra.

botellas ok

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En el caso de estos dos vinos mantenían la acidez, así que con sus años de vejez eran perfectamente consumibles. No fueron los únicos, también se cató un Cerro Añón del 2008, un Añares de 2011 y un Olarra Gran Reserva del 2015. Luego siguió una bien surtida y regada fiesta.

Felicitaciones por este 50 cumpleaños a una bodega que tiene al frente a tres jóvenes que les falta mucho para llegar a esa edad. Aquí hay futuro.

La celebración del 50 aniversario.

La celebración del 50 aniversario.