Regueiro, un nuevo estrella Michelin en Asturias.

Regueiro, un nuevo estrella Michelin en Asturias.

Restaurantes

El restaurante con estrella Michelin en una aldea asturiana donde alojarte a pocos kilómetros del mar

Regueiro es el restaurante del chef Diego Fernández, al que trae sus viajes más singulares para reinterpretarlos de manera honesta en un entorno único.

Más información: El restaurante con estrella Michelin que brilla desde la cuenca minera asturiana

Publicada
Actualizada

En Tox, una pequeña aldea del concejo de Navia donde el silencio suena a maíz mecido por el viento y el mar Cantábrico ruge a escasos kilómetros, acaba de encenderse una estrella Michelin.

Brilla sobre Regueiro, el proyecto profundamente personal del chef asturiano Diego Fernández. Y con ella, este rincón del occidente asturiano se coloca en los mapas gastronómicos más exigentes del país.

No es una historia de éxito inmediato, sino de madurez, convicción y un trabajo sostenido durante catorce años. Es la prueba de que, en tiempos de velocidad y vértigo, aún existen cocineros que construyen sin prisa un discurso propio, sólido y radical en su autenticidad.

Cuando Diego Fernández habla, lo hace con una energía contagiosa, casi eléctrica. Se define como hiperactivo, alguien que todavía, 25 años después de empezar a cocinar, llega cada mañana a la cocina "nervioso, con el corazón latiendo fuerte", como si fuese el primer día.

"No me levanto diciendo que voy a trabajar", explica. "Mi casa es el restaurante. Regueiro es una extensión de mí mismo".

Su trayectoria —Casa Gerardo, La Salgar, Casa Marcial— podría haberlo conducido a cocinas de referencia en grandes ciudades. Pero en 2011 decidió volver a su aldea. A Tox.

El chef Diego Fernández, al frente de Regueiro.

El chef Diego Fernández, al frente de Regueiro.

Allí abrió Regueiro, entonces un restaurante sin pretensiones, heredero de la tradición asturiana, donde convivían el arroz con pitu y unas croquetas con sus primeros experimentos con chiles y hierbas asiáticas. Aquel germen evolucionaría, viajando con él, hasta convertirse en un discurso culinario único en España.

El viaje que construyó un lenguaje gastronómico propio

Todo cambió en 2013, cuando Diego pisó por primera vez Bangkok. "Entré a los mercados llenos de especias, pastas de curry, hierbas frescas… y dije: yo quiero hacer esto".

Regresaría a Tailandia 21 veces, y seguirían Singapur, Hong Kong, India o México. Pero no aprendió como turista: buscó a los mejores artesanos y cocineros de cada técnica, para aprender directamente de ellos.

Berenjena negra asada y laqueada con tamarindo y salsa india a base de coco y cúrcuma.

Berenjena negra asada y laqueada con tamarindo y salsa india a base de coco y cúrcuma.

"Me arrimé al que mejor hace curris del mundo, y me explicó cómo se hace. Fui al que mejor trabaja el tandoor, y me enseñó. Hice lo mismo con el maíz en México".

Ese aprendizaje se transformó en un lenguaje propio: no una fusión, sino una reinterpretación radicalmente honesta, que lleva los curris, los rotis o las masas nixtamalizadas a un terreno desconocido hasta ahora en España.

Técnicas ancestrales en una aldea asturiana

Regueiro es hoy un laboratorio delicado y riguroso donde convergen culturas gastronómicas muy distintas. El contraste es hermoso: un restaurante contemporáneo, en una casona indiana rodeada de maizales, con la calma del occidente asturiano como banda sonora. Dentro, sin embargo, los aromas nos llevan a Bangkok, a Bombay o a Oaxaca.

La Tandoor Station de Regueiro.

La Tandoor Station de Regueiro.

Algunos ejemplos hablan por sí solos, como su tandoor auténtico, un cilindro de arcilla que alcanza casi 500 °C, idéntico a los que se usan en India, donde Fernández cocina carnes y pescados conservando sus jugos y su intensidad.

Roti hechos al momento por un cocinero del equipo que solo prepara rotis, uno por persona, "como no se hace ni en los mejores restaurantes", dice Diego. La harina, por cierto, la compra en Londres.

Maíz asturiano con alma mexicana que crece a pocos kilómetros del restaurante y que él mismo nixtamaliza con óxido de cal, muele con metate y transforma en masas vivas y fragantes.

Maíz.

Maíz.

El resultado son tortillas multicolor que sorprenden incluso a quienes conocen la cocina mexicana desde dentro. "Alguien de México me dijo que no había comido una tortilla como la mía…" recuerda el chef.

Regueiro y su estrella

La Estrella Michelin llega en el mejor momento de Regueiro: con una cocina madura, un equipo sólido —18 personas— y una propuesta que no imita, sino que crea. No habrá cambios bruscos. Ni subidas repentinas de precios. "Lo que iba a hacer sin estrella, lo haré igual. Evolucionar, mejorar, seguir adelante", afirma.

Ternera y Roti.

Ternera y Roti.

Los menús actuales, de momento, mantienen su precio Menú Corto (75 €), Menú Diego (85 €) y Menú Hedonista (125 €). Diego se mantiene firme: los precios subirán cuando lo haga el producto, no por la estrella.

La ubicación es parte de la magia: a una hora de Oviedo y Gijón, cerca de los puertos pesqueros de Puerto de Vega, Navia o Luarca, y con el Cantábrico a un suspiro.

La experiencia se completa con seis habitaciones en la propia casona indiana, que permiten convertir la cena en un viaje completo. Desde la ventana, la Asturias rural en su esencia: campos, calma y un horizonte verde que se funde con la bruma marina.

Regueiro dinamiza el territorio, atrae turismo de destino y contribuye a consolidar a Asturias como uno de los grandes enclaves gastronómicos de España.

Aunque su camino no acaba en Tox. En febrero abrirá Meiz, un nuevo proyecto en Gijón, más informal, más cercano y basado en el maíz, los curris, el tandoor y un ticket amable (35-50 euros). Una gran mesa común para compartir, disfrutar y seguir expandiendo su universo culinario, pero que ha decidido cocinar donde empezó todo: en su aldea.