
Emanuel y Alejandra, chefs de Atalaya, en un huerto de alcachofas de Alcocéber.
La 'atalaya' de Alejandra y Emanuel en Alcocéber donde comer lana de oveja y el único pato valenciano
La pareja de chefs, ambos discípulos de Martín Berasategui, dirigen el restaurante Atalaya, galardonado con una estrella Michelin.
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Es casi imperceptible. Si caminas por el paseo marítimo de Alcocéber y no prestas atención, el único restaurante con estrella Michelin del pueblo (uno de los tres de la provincia de Castellón), puede pasar desapercibido a los ojos.
Se 'disfraza' del típico apartamento blanco de playa, pero en una de las paredes de la fachada luce la característica placa roja que distingue a los restaurantes condecorados con uno de los reconocimientos más importantes de la gastronomía.
Su nombre, Atalaya, no se debe a que esté endiosado o en las alturas, más bien lo contrario. "Intentamos ser un estrella Michelin superinformal", asegura Emanuel Carlucci (33 años), uno de los responsables del negocio.
Lo suyo es una propuesta refinada pero 'tranquila', un rincón desde el que comerse el territorio y mirar al pasado sin perder de vista el futuro.
El bisabuelo de Alejandra Herrador (36 años), la otra gerente del establecimiento, tenía unas bodegas en El Puerto de Santa María llamadas Atalaya (el apellido familiar) que fueron bombardeadas durante la Guerra Civil. Para rendir culto a ellas y a su familia, decidieron bautizar al local con este nombre tan significativo.

El salón del restaurante Atalaya de Alcocéber.
Cocina local 'relajada' con sello Michelin
La pareja se conoció haciendo prácticas en el restaurante Martín Berasategui de Lasarte-Oria y se enamoró. Una hija, varias mudanzas y una reforma después, trabajan juntos en Atalaya desde 2014 para ofrecer a sus clientes "cocina de cercanía que esté rica, sin ninguna pretensión, y que sea estilo Michelin".
"Hay muchos estrella Michelin que te dicen 'Ahora vas a comer un pepino con tomate, y una esfera, y un aire y no sé qué fermentado...', y luego te lo comes y dices 'y el sabor a tomate y a pepino, ¿dónde está?'. Nosotros intentamos que los sabores que mencionamos estén realmente en el plato y transmitir una cocina muy de territorio, muy de aquí", añade.
Lo consiguen colaborando con trabajadores y productos de la zona, como el hombre que vende en el mercadillo de los martes las aceitunas que sirven como aperitivo de bienvenida, el chico que cultiva los tomates de penjar en un huerto cercano de la localidad y las mieles o los quesos característicos de la comarca.

El Ximo de Atalaya.
También gracias a su versión del típico Ximo de Castellón (que sirven en la cocina a vista del comensal) o su longaniza de pato con nabos y foie, elaborada con las únicas de estas aves que se crían en toda la Comunitat Valenciana, en el municipio de Les Useres.
Por otra parte, cabe destacar como curiosidad que uno de los postres de su menú Falutx incluye auténtica lana de oveja, adquirida en la quesería artesana Tot de Poble. "Antes era más llamativo porque teníamos una máquina de algodón de azúcar que simulaba la lana, pero con la humedad enseguida se venía abajo", cuentan.
No faltan tampoco los recuerdos: los tortellini de boloñesa de anguila en caldo de cebolla y parmesano son un homenaje a los padres de Alejandra, que se conocieron en Italia, y también a la madre de Emanuel, que siempre le cocinaba mucha pasta cuando era pequeño y vivía en Argentina.

Los tres 'snacks' del menú Falutx de Atalaya.
Los tres snacks que inauguran el menú también apelan a la nostalgia. En primer lugar, un gnocco fritto con lomo de lubina y pesto de pistachos castellonenses, de la empresa Mar de Boires, que alude a las raíces italianas de la madre de Emanuel.
En segundo lugar, una reinterpretación de la típica coca de aceitunas negras que siempre merendaba Alejandra en las fiestas de La Magdalena de Castellón.
Por último, "el bocado del amor", como lo llaman en broma los compañeros de Alejandra y Emanuel. Y es que lo primero que hicieron los chefs cuando se conocieron fue picar un tartar de remolacha, por ello lo ofrecen en Atalaya acompañado de sardina a la llama, crema de queso de Tot de Poble y remolacha.

Rape en dos pases.
Algunos platos de la vajilla los hace personalmente la madre de Alejandra y las explicaciones de las recetas tratan de centrarse en el producto más que en la técnica, aunque la técnica y la innovación están continuamente presentes.
"A no ser que seas muy foodie la gente no se queda con eso. Nos dimos cuenta después de algunos años; una vez un señor creyó que teníamos la carta en inglés porque no entendía casi nada de lo que poníamos", rememora Emanuel.
Por huir de esa pompa les han llegado a decir que se dan poco valor, pero ellos prefieren priorizar la sencillez. "Al fin y al cabo, nos visitan sobre todo familias", concluyen.
Del anonimato al estrellato en 10 años
Atalaya ocupa el espacio que antes pertenecía a un antiguo restaurante y a un taller de motos. Las cosas han cambiado mucho en la última década: "Antes escribías nuestro nombre en Google Maps y ni siquiera aparecíamos".
Durante los primeros años, conservaron la excéntrica decoración del anterior propietario, con antorchas en las paredes, cortinas rojas y una chimenea donde asaban corderos.
"Empezamos con 1000 euros en la cuenta y servilletas de papel de Ikea. Hacíamos hamburguesas, canelones, langostinos al curry, tostas de pollo... No sabíamos cómo nos iba a ir", recuerdan.
Platos como los langostinos y las tostas aún los sirven en Vermuda, el local más informal de Atalaya, también ubicado en Alcocéber. Reconocido con un Solete de la Guía Repsol, al frente del establecimiento se encuentra Facundo Carlucci, hermano de Emanuel.

La vermutería Vermuda de Alcocéber.
El bao de papada de cerdo es uno de los bocados obligatorios de la vermutería junto al soufflé de chocolate, "un clásico de los clásicos", como ellos mismos lo describen.
¿Y qué pasa con la segunda estrella? Siguen siendo jóvenes y aún tienen ganas de comerse el mundo (gastronómico). "Siempre hemos dicho que lo intentaríamos", afirma Emanuel.
Pero sin perder la cabeza: "A lo mejor tres, cuatro años... y si no, nos relajaremos un poco. Pues, al final, conseguir una segunda es seguir invirtiendo mucho, y hay un momento en el que ya quieres ganar dinero y no invertirlo tanto".
Pase lo que pase, Alejandra y Emanuel ya han hecho historia en Alcocéber y en la gastronomía española gracias a sus esfuerzos y creatividad. Atalaya es una puerta abierta a la riqueza culinaria de Castellón, elevada a alta cocina en su incansable búsqueda de la excelencia.
Un paseo por Alcocéber, tierra de mar y naturaleza
Atalaya y Vermuda son motivos suficientes para visitar Alcocéber, pero si necesitáis más razones cabe añadir que la localidad cuenta con 10 kilómetros de costa distribuidos en cinco playas de aguas cristalinas y diversas calas vírgenes.
Además, la población cuenta con cómodas y modernas opciones de alojamiento, como el apartotel Alcossebre See Experience, a dos minutos de la playa, vistas al mar e instalaciones que te hacen sentir como si estuvieses en tu propio apartamento de verano.
Asimismo, sólo a media hora en coche se encuentran el Parque Natural de la Sierra de Irta y la reserva marina de las Islas Columbretes, dos joyas de la naturaleza que refuerzan aún más el atractivo de este pueblo costero que se ha convertido en un referente del turismo sostenible en el Mediterráneo.