Hace ya unos cuatro años llegaba un nuevo restaurante al barrio de Argüelles. Se llamaba Nakeima y era el sueño de un puñado de jóvenes cocineros que habían pasados por las cocinas de DiverXO o Nikkei 225. Pronto corrió como la pólvora y gracias al boca-oreja se convirtió en uno de los lugares más deseados por los aficionados a la cocina fusión.

Restaurante Nakeima Madrid

De ese primer Nakeima salieron nombres como el de Roberto Martínez Foronda, que luego pasó por Kena y ahora oficia en su restaurante Tripea, en el mercado de Vallehermoso. El tiempo ha pasado y han cambiado algunas cosas, lo que sigue inamovible son las ganas de pasarlo bien y el buen rato que te aseguras degustando platos fusión alrededor de su barra.

¿Dispuestos a esperar turno en Nakeima?

Este punto cuenta con tantos clientes a favor como detractores. Diremos que el que quiere cenar o comer en Nakeima, algo le cuesta. Es lo mismo que con StreetXO Madrid, o haces religiosamente la cola o no puedes disfrutar de lo que allí te espera. La cosa está clara, si vas a una hora prudencial y con ganas, es bastante probable que lo consigas. Nosotros siempre aprovechamos cuando hay grandes partidos de fútbol, buenos son los 'clásicos' o los derbys, partidos de esos que la gente ve en su casa o bar preferido y que bien es sabido por todos que afectan a los restaurantes.

La hora ideal de estar allí son las 19:00 o como mucho las 19:15. Si vas un poco más tarde puede que te encuentres con una cola de personas que si van acompañadas, puede que ya llenen el restaurante. Mientras esperas religiosamente, saldrán a tomar nota a las 20:30, momento en el que puedes ir a tomar una caña rápida a algún bar cercano, véase el Atómico. A las 21:00 tendrás que estar de nuevo en la puerta e irán llamando por orden de llegada y llenando el restaurante, bien en su barra, bien en alguna de las mesas altas.

Y bien, ¿vale la pena esperar la cola y las horas? Sí. Y ahora veréis el porqué.

El menú degustación de Nakeima

Hasta hace algún tiempo podías pedir a la carta, pero ahora han unificado la propuesta en base a un menú degustación, el mismo para todo el restaurante a no ser que tengas alguna restricción alimentaria. Y la verdad es que es de lo más acertado, porque si todo el mundo entra a la misma hora, es la mejor forma de dar de cenar a todo el mundo a la vez. La particularidad de este menú es que tú dices hasta donde quieres comer, por lo que ellos irán sacando platos hasta que te sacies.

El menú sigue poniendo de relieve algunos de sus platos clásicos, inamovibles y nuevas y divertidas creaciones. En nuestra última visita, hace apenas unas semanas, arrancamos con un pil pil eurocoreano preparado con gnocchis de calamar y una masa de arroz glutinoso.

En el nuevo menú el siguiente paso son los nigiris, una pieza de toro con wasabi fresco por encima, una de pez limón o hamachi y los clásicos de la casa, el nigiri de gamba al ajillo, que sirven casi cruda con un leve sopleteo y acompañan de chips de ajo crujiente por encima y el aceite de las gambas y el nigiri ibérico, que consiste en una lámina de papada ibérica sopleteada y pico de gallo.

Esta secuencia termina con un temaki de toro con un huevo de codorniz frito, delicioso y con el alga crujiente, que es clave para que este bocado sea memorable.

A continuación nos sirvieron su particular versión de lo que es un arroz tres delicias. En un cuenco encontrábamos arroz, tartar de gamba blanca cruda, una salsa americana de carabineros y huevos de codorniz empanados con alga nori, sobre el que rallaron tuétano congelado que aportaba cierta melosidad al plato.

Le llegaba el turno a los reyes de la casa, los dumplings. De hecho Nakeima nació con la vocación de ser un 'dumpling bar' y han ido mejorando y añadiendo numerosas recetas a su carta en los años que llevan abiertos. El primero fue un takoyaki de oreja de cerdo con salsa brava, coronado con katsuobushi y sobre cebolleta china, pura explosión de sabor.

Le siguió un wonton relleno de txangurro sobre caldo dashi de pescado y uno de los hits de la noche una infladita o masa de maíz frita, con espuma de trompeta de los muertos y un carpaccio de champiñones. Tras ellos llegaron a la barra dos clásicos, el wonton de guiso de liebre y el shao mai de papada de cerdo, en la carta del restaurante casi desde sus inicios.

El bun fue otro de los puntos álgidos, esta vez relleno de cochinita pibil y aderezado con cebolla morada y cilantro.

Ese día probamos un plato relativamente nuevo que era un foie desgrasado y escabechado, que presentaba con hoja de capuchina y fresas encurtidas, sobre un puré de tupinambo.

Y terminamos con un clásico de la casa, el ramen seco con alioli, que de primeras puede sonar agresivo, pero que ensambla a la perfección todos los ingredientes del plato. Esta vez nos saltamos el postre pero hacen una versión de la tarta al whisky que cuenta con numerosos adeptos.

En definitiva, Nakeima no tiene un igual en la ciudad. Solo has de pensar si para ti vale la pena la espera...

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