La Catapa, la taberna definitiva de El Retiro
La Catapa es una taberna dedicada a la cocina de producto. Su barra se ha posicionado como una de las más interesantes de la ciudad.
3 junio, 2018 13:56Noticias relacionadas
¿Sabéis de esos sitios en los que aseguras que vayas cuando vayas, siempre vas a comer bien? Eso es La Catapa, una taberna con solera que ha sabido posicionarse durante los años como una de las mejores de El Retiro.
Ficha y datos del restaurante La Catapa
- La Catapa es una taberna dedicada a la cocina de producto. Su barra se ha posicionado como una de las más interesantes de la ciudad, cuidando siempre los detalles y prestando especial atención a la cocina de temporada. Miguel Ángel Jiménez se encuentra al frente de este proyecto, ayudado por el saber hacer de la sumiller María José Jurado.
- Dirección: Menorca, 14. Madrid
- Lo mejor: Las croquetas de patata y trufa, la ensaladilla rusa y los platos dedicados a producto.
- Reservas: Conviene reservar en el 91 574 26 15 si se quiere comer en mesa. Para la barra no hace falta reservar pero suele estar concurrida.
- Horario: Lu a Sa de 12:00 a 16:30 y de 20:00 a 0:00 horas. Do cerrado.
- Precio: 35/40 euros.
- Nota: 4,5/5
Decenas de tabernas se agolpan en el cuadrilátero formado por las calles Narváez, Ibiza, Menéndez Pelayo y O’Donell. Y siempre se nos hace difícil decantarnos solo por una. El Retiro es la zona de Taberna Arzábal, de Laredo, Lambuzo, La Raquetista y tantas otras. Sí, pero también es el lugar de nuestro restaurante de hoy: La Catapa.
Todo comenzó con Miguel Ángel Jiménez, un profesional de la hostelería que había pasado por restaurantes como El Amparo o Guisando, que un buen día decidió emprender el vuelo solo. Fue entonces cuando abrió la primera Catapa, un pequeño local justo enfrente del que ahora ocupan, en el que una barra y un par de mesas altas, junto a otro par de mesas en la parte de bajo, fueron suficientes. Las cosas fueron bien y cuando Laredo se mudó de sitio, Jiménez aprovechó la ocasión para quedarse con el antiguo local de éstos. Y apostar por ello fue una jugada ganadora. Hoy en día, no hay momento en el que no llenen. El restaurante está siempre hasta la bandera de parroquianos que se acercan a degustar la cocina sin tonterías de Miguel Ángel. A la carta o eligiendo entre sus fuera de carta, además de observando una estupenda vitrina donde se expone lo mejor de cada día. Hace solo algunos meses ficharon a la sumiller María José Jurado, experta en la materia y que os aconsejará en la elección del vino más adecuada. Porque amigos, a La Catapa se va a comer bien, pero también a beber bien, ya que disponen de una amplia carta de vinos por copas y champagne que van rotando.
Los imprescindibles de La Catapa
Lo bueno de La Catapa es que puedes disfrutar de su propuesta, indistintamente en la zona de barra o en el comedor. Todo dependerá de ti y de si prefieres la comodidad o comer con el ir y venir de una taberna con vida. Como decíamos, la cocina de La Catapa es de producto pura y dura, sin artificios, con mucha mano de cocinero y donde todo tiene un sentido. Y de eso Miguel Ángel Jiménez sabe mucho.
El mero hecho de pedir una consumición de bebida y que ésta venga acompañada de una tapa como patatas revolconas, bígaros, morcilla, chistorra o gambas, ya nos hace vaticinar que arrancamos con toda una declaración de intenciones. Así se cuida a un cliente, prestándole atenciones y haciéndole que disfrute desde el primer sorbo de vino o cerveza bien fría. ¿Y en su carta? Algunos platos fijos y mucho producto de temporada. Siempre encontrarás una bastante extensa propuesta del día, que incluye verduras de la estación del año en la que estemos, pescados de la captura del día, carnes diferentes… Cada vez en La Catapa puede ser distinta.
Pero si es la primera vez que les visitas, ¿qué hay que pedir? La carta se divide entre chacinas y salazones, ensaladas y otras cosas, pescados, carnes, quesos y para terminar. Lo mejor de esta carta, es que casi todo se puede pedir en medias raciones, por lo que nos aseguraremos de poder probar diferentes cosas en cada visita.
Empezaremos por el principio. Además del clásico jamón ibérico, ofrecen cecina de León y anchoas de Santoña con asadillo de pimientos. Dentro del siguiente apartado, se encuentran varios de sus hits e intocables en esta carta cambiante. Las primeras y mi plato favorito, las croquetas de patata y trufa. ¡Qué croquetas! Encabezan muchos de los ranking de las mejores de Madrid y no nos extraña. Son laboriosas pero el resultado es más que satisfactorio. Se hace un puré con bechamel suave y ligera, al que se añade una pasta de trufa. Finalmente les dan forma cuadrada para que no se deshagan y volià, tendremos ante nosotros uno de los platos más grandes jamás degustados.
La segunda, el pincho de tortilla, para ésta, Miguel Ángel sigue la receta de su abuela, basada en ingredientes de primera calidad: huevos frescos, patata ácida, cebolla bien picada –que casi no se nota– y el mejor aceite de oliva virgen. El resultado: una deliciosa tortilla muy jugosa, pero sin ser líquida. Prestad también atención a una variante en clave japo de la misma. Se trata de una tortilla de erizos y algas que no deja indiferente. Tercer hit del segundo apartado: la ensaladilla rusa. El escabeche de bonito que se utiliza en la receta tradicional, lo sustituye aquí por escabeche de faisán deshuesado. También son imprescindibles el salmorejo con ventresca o jamón ibérico, las flores de alcachofa o las habitas salteadas con chopitos. Destacan además sus arroces como el meloso de setas y rabo de toro o el de gamba roja de Denia. Una verdadera delicia.
Si pasamos al apartado de pescados, siempre nos ofrecerán alguna pieza de pescado que haya entrado ese día en el mercado. De los fijos en carta, no puedes dejar de probar las sepietas frescas a la plancha con un alioli de tomates secos, así como las diferentes preparaciones que hacen con atún rojo o las cocochas de merluza. La última vez que estuvimos nos ofrecieron también rodaballo, pero al venderse la pieza entera, era demasiado grande para dos personas.
En cuanto a las carnes, destacan los callos con pata y morro, el steak tartar, las mollejas de cordero o unas finísimas chuletitas de conejo al ajillo, servidas con patatas.
¿El final feliz? Lo ponen por una parte su selección de quesos (manchego de leche cruda y retorta de Finca Pascualete, entre otros) y postres como una excelsa tarta de manzana con mantequilla.